Texto por: Hugo Osorio

Fotografías: Sebastián García

Este viernes 25 de agosto fue una noche memorable para los amantes del heavy metal; el Teatro Caupolicán vibró al son del legendario José Andrëa (Ex-Mägo de Oz) y la banda trasandina Rata Blanca. El ambiente estaba cargado de nostalgia, emoción y euforia, donde cada uno de los fanáticos desafiaron la capacidad del recinto de la calle San Diego.

El primer artista en hacer aparición fue el ex-Mägo de Oz. Acompañado de su banda, José Andrëa tomó el escenario con una gran ovación por parte del público. El símbolo de un atrapasueños en su micrófono añadió un toque personal y místico a su presentación. Sin embargo, como suele suceder en los eventos en vivo, hubo algunos problemas de sonido al comienzo, que afortunadamente se resolvieron rápidamente. La audiencia estaba compuesta mayoritariamente por seguidores que habían experimentado la época en la que José Andrëa formaba parte de Mägo de Oz, lo que agregó un componente de nostalgia palpable a la velada.

A medida que avanzaba su actuación, José Andrëa repasó su destacada carrera, haciendo énfasis en los temas icónicos de Mägo de Oz y de su proyecto posterior, Uroboros. La canción «Gaia», del álbum homónimo, provocó una auténtica ola de emoción entre los asistentes, quienes saltaban y coreaban cada palabra con una energía contagiosa. Clásicos como «Es Hora de Marchar» de «Finisterra» (2000) , «Hoy Toca Ser Feliz» de «La Voz Dormida» (2005) y el emblemático «El Que Quiera Entender Que Entienda» mantuvieron la intensidad en su actuación.

La interacción entre José Andrëa y el público fue una de las características más destacadas de la noche. No solo compartió su agradecimiento y cercanía con los asistentes, sino que también permitió que una pareja se comprometiera en su presentación, creando un momento inolvidable y cercano. Esto dio paso a que a todos los asistentes disfrutaran de «La Rosa de los Vientos» de Mägo de Oz, resonando de manera especial en cada uno de los presentes. Uno de los momentos culminantes fue cuando José versionó la música de Deep Purple con «Pregúntale a Dios». Su humildad al agradecer a su equipo, a la producción y a todos los presentes fue un testimonio de su autenticidad como artista. El cierre fue espectacular, con clásicos como «Molinos de Viento» y «Fiesta Pagana» de Mägo de Oz, que llevaron a la audiencia a un clímax de euforia. La actuación de Andrëa duró aproximadamente dos horas, y aunque su set terminó, la emoción seguía palpable, ya que los asistentes sabían que aún faltaba la presentación de Rata Blanca.

Los fanáticos apenas tuvieron tiempo de recuperarse antes de que Rata Blanca subiera al escenario con su característica energía. Con la potente guitarra de Walter Giardino y la sorprendente voz de Adrián Barilari, los trasandinos no decepcionaron. Temas como «Volviendo a Casa» y «Guerrero del Arco Iris» encendieron aún más la pasión de la audiencia. A pesar de lo tarde que los argentinos de Rata Blanca comenzaron su presentación, nadie abandono el recinto de San Diego, lo que indica que el vínculo entre el grupo y Chile es único e inalterable. Si quizás el horario de presentación hizo mella en que su público no tuvieran la misma calidad de interacción como si lo hizo su invitado predecesor. Sin embargo, la calidad del sonido, la puesta en escena, y la energía de cada uno de sus miembros hicieron que la música hablara más que las palabras.

Uno de los grandes momentos llegó con la interpretación del clásico atemporal «Mujer Amante», donde cada voz en el teatro se unió en un coro ensordecedor. Siendo casi la una de la madrugada,  la banda comenzó a cerrar su presentación. Canciones  como «Aún Estás en Mis Sueños» y «La Leyenda del Hada y el Mago», siguieron sin pausa alguna para que los fanáticos dejaran el recinto más que satisfechos.

En resumen, la noche del 25 de agosto en el Teatro Caupolicán fue mucho más que un concierto; fue un viaje a través del tiempo y la nostalgia. José Andrëa y Rata Blanca llevaron a la audiencia a un recorrido musical llenos de recuerdos y pasión, conectando generaciones y demostrando que la música trasciende el tiempo. Fue una noche en la que la música dejó una marca indeleble en los corazones de todos los presentes.


Zumbido.cl

0 Comments

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *