
Nota por Fito Serey
Fotografías: Claudio Poblete
Tantas historias como anhelos se retrataban en las largas filas que entraban como raudales al interior de la mítica Estación Mapocho, estación ocasional de la música y más aún del metal. Ni el frío ni el golpeante viento detuvo a miles de asistentes que esperaban ansiosos el inicio de esta jornada dedicada al power metal y al heavy prog.
Heavy Neoclásico a las venas

Los teloneros de esta noche son los chilenos Neogenesis los que entraron con poderío al escenario estacionario. Su setlist pasó grandes momentos y temas como lo fue con «Volviendo a Nacer» y «Cry», «Aferrado a Todo», «Cachureos» y «Sonidos de Metal». Tras interpretar «Alas de Libertad», su vocalista agradeció a todos los ahí presentes, por apoyarlos y por cada cálido aplauso.
Su estremecedor rumbo neoclásico y de power metal nos recordó en varios pasajes el fragor de los japoneses Galneryus en el escenario. «De las cenizas» cerró el show haciendo retumbar el ensamblaje de toda la Estación Mapocho y cautivando el corazón de más de un asistente.

Una noche desbordada de pasión
Como muy pocas veces este recinto centenario albergó tantas almas como pudo, convocando filas interminables de fanáticos. Los miles de asistentes se hicieron un solo grito para ovacionar el ingreso de Warcry al mega escenario en el Centro Cultural Estación Mapocho. La multitudinaria asistencia tuvo un carácter muy familiar, con asistentes de todas y las más variadas edades. La noche se encumbró con lo más reciente y pesado de la banda titulado «A por ellos».
Víctor se dirige a la audiencia y les dice: “{…} pasarán varios años para que volviéramos, que fueran tantos. Pero eso ya pasó y ya estamos acá”, y la marcha continuó con «Que se vaya».

Continuaban fuertes los gritos saliendo desde el pecho de la audiencia para corear «Nuevo mundo» y «Espíritu». Y mirando de frente al público los apuntó, hizo un además de reloj en su muñeca como diciendo ya es tiempo para presentar a una de sus memorables canciones «Alma de conquistador».
Cuanta más canciones llegaban, más emoción se respiraba en el aire: «Perdido», «Devorando el corazón», «Ardo por dentro», «Desde el dolor» y «Siempre» casi sin respiro los vimos interpretar ese arsenal de emociones, sueños y recuerdos que trajeron hasta nosotros esta seguidilla de canciones. De pronto, el telón de la oscuridad cayó, los músicos se retiraron del escenario y Pablo García entró en escena como y en una haz de luz, diciendo:
“Estas sí que se las va a saber, vamos…”.
Comenzó a tocar un solo de guitarra ¡NO! Un medley de temas de titanes del metal. Black Sabbath, «Paranoid», «Iron man», «Crazy Train», «Wasted Years», «Painkiller» y «Highway to Hell». Con este tema se detuvo para señalar:
“Ahora hay que aprovechar que estamos en la estación, en el andén 9 3/4, hagamos la magia, hagamos esto: digan Ooooa y el público comenzó a hacer el ejercicio vocal por 5 o 6 intentos hasta que comenzó a sonar «Cielo e infierno».

Todos se encontraban desbordados de pasión, en ese preciso momento Víctor García dice:
“Estamos muy contentos de estar en Chile, los que nos han apoyado tanto desde nuestros inicios. Pensar que hay unos años que hay que borrar por una pandemia, y tardamos tanto {…} Han sido años complicados. Había gente en mi tierra, que decía que el mundo no volvería a ser igual, que no volverían a haber conciertos, salir a la calle, con nuestra gente. El ser humano es más duro de lo que la gente cree, mucho más duro {…} incluso a nosotros que nos tomamos ese descansito {…} (suspira) Cuando nos acordamos de estas sensaciones, de este momento {…} porque cuando parece que ya no hay esperanzas, vosotros nos dais un poco…Prediqué en el desierto, Pero nadie me escuchó, Defendí lo indefendible, Mi gente me abandonó”, «Un poco de fe» se comenzó a interpretar y el público comenzó a corear.
El ritmo power ballad se tomó la Estación Mapocho para interpretar «Para Siempre» y quiero agregar que esto despertó una efervescente sensación de amor en el lugar. Las parejas se abrazaron, hasta los colegas. Había esa sensación emocional por todos lados, personas sollozando, ufff, nadie quedó exento de esta magia. Luego de esta embriagante balada, nos subimos a la velocidad imparable de «Quiero oírte». Para luego interpretar un interesante medley de «Luz del norte» / «Alejandro» / «Señor».

Una de las baladas más recientes, pero con una temática muy ajena al amor por otros, sino que escrito al amor propio aparece en las pantallas el videoclip de «Condenado». Curiosamente, fue un momento tremendamente emotivo, en el que las personas corearon uno de los temas más recientes de la discografía. Con una recreación del bullying y su superación a través de las duras animaciones. con una interpretación totalmente pasional todos los instrumentos y la rasposa voz se unificaron con tal potencia que el próximo tema, el aclamado «Capitán Lawrence» no pudo con él.
Y disparando en todas direcciones sonidos, tocando «Tú mismo». Tras esta canción llegó otra que dio un cálido abrazo al alma titulado «Solo Sé» con sus decires de la infancia y la renovación de la ilusión.
Víctor García se dirige al público diciendo: “Bueno, este show está llegando a su fin. Sabemos que a nadie le gusta que esto acabe, pero es así. Ahora os digo que no es una despedida tan duradera, ya tendrán noticias nuestras y creo que…volveremos muy pronto”.
Seguido de este emotivo discurso y un par de lágrimas en los ojos, llega un huracán de batería con la potencia y pasión que merece la interpretación de un de sus más grandes clásicos, «Huelo el miedo».

La banda se retiró del escenario con una marcha a oscuras del gran salón de la Estación Mapocho. Su ausencia fue prolongada hasta que nuevamente aparecieron en escena Rafael Yuguero, Pablo y Roberto García, Santi Novoa y el ya conocido Víctor para comenzar con el encore:
«La maldición del templario» protagónica en potencia, la melancólica «La vida en un beso», culpable de tener nuevamente las emociones a tope, dejando oír más de un suspiro y un sollozo.
Y de la emoción jubilosa pasamos a la pasión épica con uno de los grandes temas de la banda «El guardián de Troya» y para terminar el himno de término de concierto «Hoy gano yo».
Izaron la bandera de Chile, todos juntos para despedirse con una promesa:
“Volveremos a Chile, pronto”.
0 Comments