
“Ellas me hicieron digna de estima
al concederme sus propias labores”.
“Las musas”, Safo
Texto por Clau B. Díaz
Dos mujeres divididas por más de 2.500 años. Una: nacida en Lesbos en el 650 a.c (más o menos), y la otra proveniente de España, un país que ni siquiera existía en la época de la primera, y que seguramente le parecería raro en todos los sentidos. Estas dos mujeres de épocas distintas y diferentes contextos tienen más en común de lo que los años y el tiempo parecieran indicar.
Es cierto que poco se sabe de Safo, su biografía la podemos encontrar en los testimonios que hay sobre ella y en sus escritos, los que solo sobrevivieron 168 fragmentos de 9 libros publicados en la biblioteca de Alejandría. Sin embargo, la poesía de Safo es tan brutalmente clara y honesta que aquellos versos fueron suficientes para que podamos conocerla, o al menos, conocer su verdad, y así su imagen se materialice ante nosotros. “Versos sáficos” demuestra esto. La interpretación de Christina Rosenvinge es como si le estuviera preguntando a Safo como si siente y ella respondiera, porque “Versos Sáficos” no es un álbum sobre Safo, es una conversación con ella a través del espacio-tiempo.

Safo nos cuenta lo que estaba viviendo allá por el siglo V a.c., y la verdad, no es tan distinto a lo que sentimos las mujeres del siglo XXI. La misma Christina Rosenvinge dijo que los poemas de Safo perfectamente podría haberlos escrito ella. Las temáticas que trata son tan familiares, que el álbum se escucha contemporáneo, pero eterno a la vez: los cantos a la diosa, al amor y a la pasión son pequeñas catarsis que mujeres de todos los tiempos necesitamos tener. Son versos hechos por y para mujeres: “tú que me enseñaste a hablar con las divinas musas/ que ahora son como mis hermanas”, canta Christina en “Ligera como el aire”; “Ahora, /para mis compañeras, / estos placeres voy a celebrar/ con un hermoso canto”, dijo alguna vez Safo.
Es tan honesta la conversación que la canción “Fragmentos” es casi un reclamo a la mutilación que sufrió, ya sea de manera intencional o por el paso de los años, la obra de Safo. Se siente como si ambas estuviesen cantándola; intercalan las palabras que suenan como si estas lucharan por sobrevivir en el tiempo, tratando de aferrarse a la historia. Siguiendo con la sinceridad, esta se encuentra de manera juguetona-burlesca, incluso irónica en “Pajarita”, canción que alude a lo caprichosos y llevados a sus ideas que son los dioses, y que no siempre están ahí cuando los necesitas; me imagino perfectamente a Safo imitando a Afrodita ante Christina: “Mira como sufre la poeta/ si no tiene a la musa/ le entra la rabieta”, porque, parafraseando a la de Lesbos, todo es culpa de Afrodita la sutil.
Con diversos estilos, el álbum “Versos sáficos”, cuyas letras también fueron parte de una obra de teatro sobre Safo, es como si siempre hubiese existido. Al escuchar el disco sentí lo mismo que al leer los poemas, conecté con estas mujeres, casi como si participara también de la conversación. Y creo que eso es lo que mantiene a Safo vigente, que si bien ella escribe desde su experiencia y contexto -igual que los grandes filósofos hombres que aún citamos porque su pensamiento nos parece pertinente en nuestros días, a pesar del paso del tiempo- la poeta sintió y expresó la existencia, tanto intelectual como sexual de la mujer, y, sobre todo, de la mujer lesbiana. Es lo que Christina Rosenvinge transmite con su interpretación, invitándonos a todas a cantar y celebrar con la diosa.
Christina Rosenvinge se presentará el 06 de abril en El Teatro Oriente.
Venta de entradas a través de Ticketmaster
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