Texto por: Ricardo Arriagada Gómez

Año 2000, entre las miles de cosas de la cultura popular que ha impactado, la película «Gladiador» fue una de ellas, siendo obra de Ridley Scott fue un éxito rotundo con una épica historia que nos hablaba de valores en medio del caos y sangre. Pasó mucho tiempo en rumores de una secuela y ahora es una realidad. ¿Asustados de las secuelas y manchar su reputación?… éste no es el caso y la mayoría puede sentirse satisfecho.

Tras los diversos comentarios sobre su anterior trabajo «Napoleón» (2023), particularmente sobre la reescritura de los acontecimientos, a Scott le importa una mierda ocupar recursos para enriquecer sus propuestas, e intenta traer todo este universo para hacernos sentir las mismas sensaciones de la primera. Una labor arriesgada que, no alcanza a nivelar, pero su compromiso cinematográfico y una intención más explosiva en ciertas técnicas, supera las expectativas.

Dieciséis años de lo ocurrido en Roma, Lucio (Paul Mescal) con otra identidad y lleno de ira en su interior por lo que ha ocurrido en la ciudad con el actual gobierno de emperadores, regresa al gran Coliseo como un gladiador para buscar una ambición clara: devolver la gloria que se ha perdido al pueblo romano. El elenco está formado por Pedro Pascal, Joseph Quinn, Fred Hechinger, Connie Nielsen -única que repite papel al aparecer en la cinta original-, Denzel Washington, entre otros que conforman el épico film.

Si el gran fuerte de lo que se hizo a inicios del milenio, era lo asombroso entre la recreación del lugar, la emotividad y las batallas. Estos factores aparecen con los recursos más modernos e intentando una línea más detonada a lo que se aparece en pantalla -mucha violencia, escenas metafóricas sobre la vida y muerte o aumentar la apuesta con pruebas de supervivencia- con varias de ellas siendo triunfantes en lo que nos propone. Lo mejor de esta secuela, además de su diseño de producción, cae en las actuaciones, Mescal resulta convincente en su protagonismo, así también lo son Pascal y Nielsen en sus labores de poder y la dupla Quinn / Hechinger como emperadores lunáticos con sus rostros que no nos dejará de lado por mucho rato, pero quien tiene un papel importante y logra darle solidez a la trama es Denzel y sus ambiciones que sorprenderá a los espectadores.

El uso de CGI nos vuela la cabeza en gran parte con todo lo que involucra, aunque hay algunos momentos donde están los aspectos no tan contundentes y que fácilmente pudieron llegarlos a un corte en su duración -dos horas y medias tal como su antecesora-, y tal vez lo más evidente que juega en contra frente a lo monumental que se hizo guiándonos con Máximo Décimo Meridio es la espectacularidad equilibrada con lo valiente que es remarcar las emociones. Puede que acá no está la misma proporción con los sentimental, pero sí nos deja buenos intentos de batallas que busca la entretención… a base de sangre.

«Gladiador II» da al público un alivio en la fidelidad lo que se hizo 24 años atrás, Ridley Scott puede quedar tranquilo con este imponente trabajo que cumple con su legado que, a pesar de no quedar dentro de sus trabajos más aclamados de su historia, tendrá un buen puesto en ser una secuela que tenía todo muy lejos a su favor y salió como se esperaba: elenco bestial, narración decente y mantener firme su epopeya. Ya está en cines nacionales a distribución de Andes Films. Recomendamos verla en formato IMAX.


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