
Texto por Franco Zurita
Fotografías por Hugo Hinojosa
Con la premisa de celebrar sus seis años de vida, el destacado trío nacional Estoy Bien transformó Sala Metrónomo en una vibrante y emotiva fiesta de disfraces y música para todas las edades, acompañados de grandes invitados, sorpresas y un glorioso repaso a su trayectoria que reafirma su posición como referentes del rock nacional.
Desde temprano, los más entusiasmados se apostaron al lugar, disfrazados de los personajes más curiosos. Desde Bilz y Pap, Che Guevara, MF DOOM y Sirenoman con Chico Persebe eran solo algunas de las “skins” presentes anoche en esta fiesta y con la camaradería a flor de piel y la ansiedad en el aire, los amigos de Mala Postura, caracterizados como Los Pitufos, daban inicio a esta celebración. El cuarteto preparó la previa con una descarga visceral y honesta de su EP “MP” sumado a otras joyitas, para un perfecto contrapunto que compartió la misma raíz emocional de la noche.

Tras esta pincelada de emotividad, era el turno de los anfitriones. Y al ritmo de “Intergalactic Planetary”, el Mati, el Benji y el Pino aparecieron sobre el escenario, con casco y overol blanco, para rendir tributo a los gigantes de Beastie Boys, rompiendo la cuarta pared y adentrándonos en la representación de su videoclip. Una de las entradas más gloriosas que he visto en la escena nacional en una noche que fue una montaña rusa de emociones, marcada no solo por la energía de sus himnos, sino también por una impresionante lista de invitados que elevó el concierto a un evento de antología.
Tam Rivas, la poderosa voz de Chances fue la primera invitada de la noche quien con su filo y complicidad, desgarró su voz ante la intensidad de “Piedra” para sin mucho preámbulo y con un público que comenzaba a calentarse, llegar a un momento histórico a lo largo de estos seis años: La colaboración de Estoy Bien y Lalo Ibeas de los Chanchos en Piedra. La figura icónica del rock local fue partícipe de uno de los crossover que no sabíamos que necesitábamos con la interpretación del clásico «Hacia el Ovusol» de los marranos. Un guiño nostálgico que hizo vibrar Metrónomo y como no, desató la locura temprana en el recinto. Tras esto, Lalo se impuso y con la euforia a tope, se unió a los gritos de «Ahora», uno de los éxitos más coreados de la banda, en una dupla generacional inolvidable. Juanito de Déjenme Dormir, se sumó para revivir la melancolía de «Mejor mañana» para finalmente, Mati Ávila de Candelabro, ser el último en subirse al escenario para cerrar el círculo de amistad que ha nutrido la escena indie local con «El sueño de todos».

Entre toda esta comunión de amigos, la banda presentó un recorrido exhaustivo por toda su discografía. La honestidad y la potencia instrumental resonó en cada acorde, transformando la sala en un espacio seguro para la catarsis colectiva. «Frío», «Terror» y «Con mis amigos» desataron pogos y coros al unísono, evidenciando la profunda conexión que el trío ha forjado con sus fanáticos. El cierre fueron dos temas cargados de significado: la intensidad emocional de «Vuelves» y la épica conclusión de «Lo difícil se hizo largo».
El público, disfrazado y en éxtasis, ovacionó de pie una celebración que fue la confirmación de que, a seis años de su inicio, Estoy Bien es una banda esencial en el mapa del rock chileno, con un futuro tan brillante como la energía que dejaron en la Sala Metrónomo.
PD: Mención especial al ganador al mejor disfraz, Dwight Schrute de The Office quien se llevó un vinilo de “Apoyo Emocional”.





















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