Nota por Franco Zurita
Fotografías: Hugo Hinojosa

Si hay algo de lo que este país se puede jactar además de haber ganado la Copa América en dos oportunidades, es de su fiel fanaticada metalera. Y aunque existan diversas corrientes pertenecientes al género, al momento del arribo de algún gigante de esta naturaleza, no existe división entre subculturas, lográndose siempre, una perfecta comunión dispuesta entregarlo todo: sacudir sus cabezas entre las vorágines y tormentosas cabelleras y por supuesto, rendir el imperativo culto a cómo se debe vivir el metal. Por eso no era de extrañarse que anoche, en el regreso de Carcass a nuestro país, el público divagara entre el heavy, el thrash, el death e incluso el punk en reflejo del reconocimiento a la banda liderada por Jeff Walker y Bill Steer, como uno de los grandes nombres de la escena e influyendo a diversos géneros a lo largo de su carrera.

Si bien, Carcass es un grupo en extremo violento, el ambiente previo era de lo más apacible y entre diversas fumarolas y la cerveza como coctel principal de la jornada, poco a poco el ambiente se iba a encendiendo para comulgar este violento ritual.


Para abrir los fuegos de la jornada, los nacionales de Pentagram Chile descargaron las más oscuras invocaciones reafirmando la vigencia de una de las bandas pioneras del death y el thrash en la escena nacional desde hace más de 30 años. Un aplastante repaso por su carrera incluyendo parte de su recientemente estrenado «Eternal Life of Madness«, encendieron las primeras antorchas de este macabro encuentro.


Luego de esa poderosa introducción de los liderados por Anton Reisenegger y de esperar un tiempo prudente entre la preparación del escenario y el número principal, llegaba la hora de desatar el caos, el morbo y la destrucción de los británicos de Carcass para que una vez en el escenario sin tregua ni anestesia, soltaran los primeros acordes de «Buried Dream», pieza inicial de su aclamado trabajo Heartwork, logrando sacudir a las masas presentes que inmediatamente, se sumaron a los gritos de Walker acompañando este bestial comienzo. Luego de esa caótica introducción, «Kellys Meat Emporium» nos enfrentaba a nuestro primer encuentro con lo nuevo de Carcass. Un disco que vino a reafirmar el puesto que, durante todos estos años, han ostentado y que vino no solo a volarnos la cabeza, sino que a abrir nuestros cuerpos y esparcir nuestras vísceras. «Incarnated Solvent Abuse», «Under The Scapels Blade» y «This Mortal Coil», fueron la triada destructora de la primera parte del concierto, en un repaso fugaz a tres épocas de la banda en donde además de la crudeza imperante en la naturaleza del cuarteto, el virtuosismo y la calidad interpretativa de cada uno de los músicos hacen que, por mucho ruido que parezca, sean en esencia, un trabajo quirúrgico a nivel de composición y sobre todo, de intención.

«Tomorrow Belongs To Nobody», «Keep on Rotting in the Free World» y «Blackstar» nos transportaron a la época del «Swangsong», el último álbum de la banda antes del hiatus que los trajo de vuelta el 2012 y que, acompañados de «Death Certificate» y la crudeza de «Dance of Ixtab», cerraban de manera brutal la mitad de su concierto.

«Surgical Steel», el disco que los trajo de regreso luego su periodo de inactividad se hizo presente con «316L Grade Surgical Steel» destacando la importancia de este trabajo para la banda y para sus fanáticos, el cual logró traer de vuelta y de la manera en que queríamos, toda la identidad destructiva y visceral de Carcass. Entre evocaciones terroríficas e insanas, «Corporal Jigsore Quandary» otro de sus grandes clásicos y la putrefacta «Ruptured in Purulence» ambientaban de manera explícita lo que sería uno de los grandes momentos de la noche.


Luego de esa mutilación musical, uno de los clásico de Carcass llegaba a desatar el caos contenido y con la representativa «Heartwork», Jeff Walker dirigiría desde su trono el desenfrenado mosh cual vórtice, absorbió cada alma subyacente a la cancha del teatro. Todo esto para coronar con la imponente luz de una bengala roja que se paseaba al ritmo de la batahola imperante. Un momento de culto.

Y para reponerse de esa manifestación, Carcass cerraría su setlist oficial con «Tool Of Trade», pero como todo buen amante de la música en vivo y asistente de conciertos sabemos que el último tema, nunca es el último, Carcass regresaría al escenario para interpretar tres canciones de su catálogo más explícito y sanguinario: «Genital Grinder», «Pyosified (Still Rotten to the Gore)» y «Exhume to Consume», cerrando así un despiadado encuentro entre los originarios de Liverpool y su fanaticada local en un año en donde el metal y todas sus corrientes han desfilado y sorteado con creces sus esperadas visitas a Latinoamérica.

Revisa la galería fotográfica completa del show aquí.


Zumbido.cl

0 Comments

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *