Texto por: Clau B. Díaz

Dicen que una obra se transforma en un clásico cuando se mantiene vigente a través del tiempo, sin importar los años que pasen. «Beetlejuice» (1988) de Tim Burton entra en esa categoría, especialmente porque el argumento aborda tramas tan universales como lo son la muerte, los monstruos, la familia y el dinero. Ideas que la humanidad lleva, por lo menos, 4.000 años hablando. Desde esta perspectiva, que la secuela «Beetlejuice Beetlejuice» se estrene 36 años después de su predecesora no parece mucho tiempo. No obstante, que la primera sea un clásico no quiere decir que suceda lo mismo con la segunda.

Tim Burton en esta entrega narra dos historias: la de los vivos y la de los muertos, y cómo se relacionan entre sí. El relato se subdivide en tramas que a ratos parecen excesivas e inconexas, pero, de alguna manera en su conjunto funciona. Ya que, lo relevante es la creación y el origen de un elemento folclórico: el fantasma / monstruo Betelgeuse y las reglas del mundo de los muerto con su infernal burocracia (que bien podría ser un monstruo más). Por ello, los personajes de Dolores (Monica Bellucci), esposa de Betelgeuse que es una suerte de criatura que se crea a sí misma -que recuerda a Frankenstein-; y de Wolf Jackson (Willem Dafoe), un actor que en vida se encasilló en películas policiales, y como fantasma es detective en el mundo de los muertos; parecen desaprovechados en la película, ya que, sus tramas no cierran adecuadamente, sino que lo hacen de manera abrupta y olvidable. La razón, es que la función de estos personajes, más que individual, es meramente explicativa para la creación de este nuevo universo.

Este relato fundacional del origen de Betelgeuse comienza a consolidar al fantasma como un ser folclórico, el cual al volver a atormentar a Lydia (Winona Ryder) luego de 36 años culmina con su construcción como leyenda. Betelgeuse para Lydia es una suerte de Hombre del saco o del Cuco, una criatura que la asechaba de adolescente, la cual representa el miedo arquetípico de lo pervertido y de lo irracional. Ella no le teme a la muerte, sino que a lo que no puede controlar o entender. No obstante, la parte racional no recae en Lydia, sino en su hija, Astrid (Jenna Ortega), quien se preocupa más por el mundo de los vivos y sus problemáticas. Por tanto, se da una oposición entre lo sobrenatural y la ciencia, la locura y la razón, la leyenda y la realidad o los vivos y los muertos; la cual recuerda al folclor del romanticismo del siglo XIX, en particular el cuento «El Hombre de arena» (1817) de E.T.A. Hoffmann -que inspiró Enter Sandman de Metallica, dicho sea de paso-, aunque, en el caso de «Beetlejuice Beetlejuice» sería Comedia Negra de terror.

En síntesis ¿vale la pena verla? Honestamente, está hecha para quienes son fans del universo de Beetlejuice, que al contrario de lo que sucede en otras precuelas, secuelas o intercuelas de franquicias estrenadas varios años después que sus originales como «Star Wars», «Jurassic Park» o «Alien», la cuales se entienden sin haber visto el material original; para disfrutar «Beetlejuice Beetlejuice» es necesario saber el contexto de la primera. Descansa mucho en la nostalgia e intenta repetir situaciones que si no tienes el bagaje de la película anterior, probablemente puede que hasta te aburra.

De todas maneras, no es una mala película, es entretenida en sus 90 minutos de duración. Las actuaciones son muy buenas, destaco principalmente la de Catherine O’Hara, quien interpreta a Delia Deetz, la madre de Lydia, y que probablemente debe ser una de las mujeres más graciosas del mundo. Los efectos prácticos y el stop-motion le dan ese aire de película de serie B que conversa muy bien con el folclor que intentan construir, junto con la música de Danny Elfman que nunca falla. Es una película que reafirma que su universo es un clásico, quizás «Beetlejuice Beetlejuice» no se convierta en una cinta de culto como la de 1988, pero se encarga de que el personaje Betelgeuse se convierta en la leyenda que merece ser. Si te gustan los monstruos y quieres ser testigo del nacimiento de una parte del folclore moderno, seguro que disfrutarás esta película.

Ya se encuentra disponible en salas nacionales en diferentes formatos a distribución de Warner Bros Pictures Chile.


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