Texto por Tomás Bascoli

Fotografías por Daniel Sáez

Noviembre siempre se ha caracterizado por ser un mes en donde convergen una cantidad de eventos musicales imprescindibles, entre festivales y grandes visitas a nuestro país. Este año no es la excepción, y uno de los primeros grandes números sonoros fue la tercera visita de Linkin Park a nuestro país en un concierto que honró el pasado, abrazó el presente y nos condujo al futuro de una banda que dio el concierto más multitudinario de su historial en tierras nacionales.

Arriba pegando el sol y el Estadio Nacional se teñía de soldados con la LP en la espalda, en el frente de la cabeza o incrustado en el pecho. Es que la tercera visita de los estadounidenses vino marcada al presentar su nueva alineación teniendo en cuenta el sensible fallecimiento del legendario Chester Bennington hace varios años atrás. Evento que marcó, en su momento, la detención y el mutismo de Linkin Park que hoy, por fin, se acaba.

El coloso de Ñuñoa paulatinamente se llenó con generaciones jóvenes y otras no tanto. Podríamos decir que había fanes pre-Chester y otros post-Chester, pero la emoción y la expectación era la misma. 

La jornada la comenzó los enérgicos y siempre punzantes Tenemos Explosivos, a quienes les bastaron 30 minutos para dar cátedra de su potencia sonora y su lírica crítica y directa, evidenciado en la frase “que bien que podemos traer alegría en un lugar que se ocupó para torturar” que mencionó el vocalista. Los nacionales aprovecharon el espacio y entregaron la cuota hardcore del día.

Tras cartón, la abanderada linkinparkiana, Poppy, se subió al escenario para presentar sus últimas canciones, recordando el buen show que el año pasado brindó en el marco de Knotfest Chile. Bailó, cantó, saltó y gritó contagiando a todas y todos quienes ya comenzamos a mirar la hora ansiosos al acercarse el plato principal.

A eso de las 21:00 horas, y con el sol en retirada (al fin), y con un inicio instrumental con elementos de la canción “Castle Of Glass” del “Living Things” (2012), Mike Shinoda, Joe “Mr. Hahn”, Colin Brittain, Dave “Phoenix” Farrel y, por último, Emily Armstrong saltaron al escenario para comenzar con “Somewhere I Belong” y hacer explotar el Estadio Nacional tras un escenario que privilegiaba las figuras geométricas y entregaba profundidad, textura y color a los sonidos que emanaban de los estadounidenses.

Aún con la nueva formación, la reminiscencia del dueto vocal entre Shinoda y Armstrong es más que un guiño honorífico y respetable para quien fuese uno de los mejores vocalistas de la historia, como lo fue Chester Bennington. Así, si el inicio dejaba encantado, la continuación con “Points Of Autorithy” despejaba toda duda del lugar que merece Emily frente al micrófono.

Un riseño y nervioso “muchas gracias” dejaba caer Mike Shinoda antes de comenzar con “Up From The Bottom” y, el primer griterío-karaoke de la noche, con “Crawling” que demostraba, nuevamente, la capacidad vocal de Armstrong, que vendría a dar un golpe de cátedra con “The Emptiness Machine” del último y nuevo álbum de la banda.  

Tras un break que volvía a encantarnos con secciones instrumentales de “Castle Of Glass”, comenzaba “The Catalyst” junto a las palmas y  las luces telefónicas del público, quienes aprovecharon de contemplar una seguidilla de temas que incluyó “Burn It Down”, “Over Each Other”, “Where’d You Go”, una hermosa interpretación de “Waiting For The End” y “Lies Greed Misery”.

“Two Faces” vino antecedida con la petición de Emily Armstrong para armar una pared de mosh frente a la pasarela que se proyectaba desde el escenario, dejando en claro el ánimo del público por dejarlo todo.

Tras ello, y acompañado de  Colin Brittain, Mr. Hahn se despachó su clásico solo cargados de scratch y artilugios electrónicos y tecnológicos, demostrando que gran parte del sonido característico de la banda proviene del ingenio y creación de quien se encontraba detrás de la tornamesa. Tras ello, Mike Shinoda volvía al escenario abrazado por una instrumentalización de “Empty Spaces” que culminaría con la interpretación de “When They Come For Me” y “Remember The Name” acompañado de Brittain ahora en guitarra. Mike, demostrando toda su capacidad vocal y carisma, se las arregló para bajar al público, saludar y regalar una gorra autografiada a un suertudo fanático.

A continuación, y con banda reunida nuevamente, fue el turno de  “IGYEIH” y “One Step Closer” junto a Poppy, dando pie a una nueva pausa instrumental que se terminaría con Shinoda y Armstrong cantando “Lost” en solitario, para que la banda volviera a desaparecer y aparecer para interpretar “Stained” y “What I’ve Done”, uno de los grandes éxitos linkinparkianos.

Tras una nueva pausa instrumental a cargo de Shinoda en los teclados, caía “Overflow” y una seguidilla de éxitos con “Numb” (que incluyó la introducción en su versión con Jay-Z), “From The Inside”, “Heavy Is The Crown” y “Bleed It Out”, la cual terminó con gran parte de la banda -salvo el baterista- en medio de la pasarela rodeado de fanáticos que no pararon de gritar y saltar con este mazazo de éxitos, viejos y nuevos.

Retirada la banda y dejándonos solamente con reminiscencias de “Castle Of Glass” nuevamente, tras varios minutos Linkin Park volvía al escenario para dar el golpe final con “Papercut”, “In The End” y “Faint” dejando gargantas desgarradas y demostrando, una vez más, que Emily Armstrong es una digna vocalista para lo que necesita esta banda.

En fin, todas las dudas quedaron saldadas, todas las deudas pagadas, todas las lágrimas derramadas y toda la esperanza puesta en servicio de una banda que entregó un concierto que superó el espacio-tiempo a través de un sonido pulcro, único y exquisito en profundidad y texturas. Nos recordó lo increíble que fue conocer esta banda con los himnos que en “Hybrid Theory” (2000) y “Meteora” (2003) se encuentran, nos llevó a hacer uso de la memoria para aquellos depresivos y emocionales años que significaron “Minutes To Midnight” (2007), “A Thousand Suns” (2010) y “Living Things” (2012) -enmarcados en la ida de Chester Bennington– y nos mostró, esperanzados, lo que le depara al futuro con “From Zero” (2024). Así, Linkin Park reveló que sus creaciones ya no les pertenece a ellos ni a quienes fueron o serán parte de esta banda, sino que son de nosotras y nosotros, sus fans, quienes han demostrado, una y otra vez, la resiliencia, resistencia y amor para todas las aventuras que han tenido que enfrentar la agrupación. Hoy, en un acto más caracterizado por esos elementos, Linkin Park fue pasado, es presente y será futuro.

Setlist:

  1. Somewhere I Belong
  2. Points of Authority
  3. Up From the Bottom
  4. Crawling
  5. The Emptiness Machine
  6. The Catalyst
  7. Burn It Down
  8. Over Each Other
  9. Where’d You Go
  10. Waiting for the End
  11. Lies Greed Misery
  12. Two Faced
  13. When They Come for Me / Remember the Name
  14. IGYEIH
  15. One Step Closer
  16. Lost
  17. Stained
  18. What I’ve Done
  19. Overflow
  20. Numb
  21. From the Inside
  22. Heavy Is the Crown
  23. Bleed It Out
  24. Papercut
  25. In the End
  26. Faint

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