Graveyard / Créditos: Francisco Aguilar (Spider prod)

Texto por: Cristian Martínez

El pasado 11 de marzo, la Sala Metrónomo se estremeció en una noche vibrante de la mano de algunos de los mejores exponentes del hard rock mundial. El espectáculo comenzó con la furia rockanrolera de los nacionales Devil Presley, seguido por la energía desbordante de los canadienses Danko Jones, hasta alcanzar su punto álgido en un viaje psicodélico guiado por los suecos Graveyard. Una velada intensa de principio a fin, donde distintos estilos convergieron en un mismo escenario para reafirmar su pasión por el rock.

Respetando puntualmente la cronología del evento, Devil Presley dio inicio a la temporada de headbanging de la noche con «Belcebú», y como si de un pacto se tratase, lograron hipnotizar al público, que no dejó de moverse y corear cada canción a lo largo de su presentación. Con casi tres décadas de historia a sus espaldas, desplegaron lo mejor de su repertorio, guardando «Perro Rabioso» para un cierre explosivo, dejando a los asistentes en llamas para la intensa jornada de rock que se avecinaba.

Devil Presley / Créditos: Francisco Aguilar (Spider prod)

Manteniendo el fuego encendido, el trío canadiense Danko Jones irrumpió en el escenario con toda la fuerza y actitud que los caracteriza. «Guess Who’s Back» marcó el inicio de una presentación que describir como intensa sería quedarse corto. El carismático frontman aprovechó cada instante para conectar con el público, incluso desafiándolos a hacer retumbar la Sala Metrónomo como si hubiera 5.000 personas gritando por la banda, solo para elevar la apuesta momentos después a 7.000. Lo que no esperaba era que un público inspirado por la adrenalina del momento respondiera con un grito digno de 10.000 almas, demostrando que la energía del hard rock no se mide en asistentes, sino en la intensidad de sus fieles. El setlist de la banda estuvo cargado de energía y repleto de lo mejor de su repertorio. «Good Time» se alzó como uno de los himnos más coreados de la noche, con Danko entregándose por completo para mantener al público en llamas. Otro infaltable fue «You Are My Woman», una pieza cargada de interpretaciones que, a veces, son más evidentes de lo que uno podría imaginar. Para cerrar con broche de oro la jornada, Danko sacó del sombrero «My Little RnR» para el deleite de todos los presentes, poniendo cierre al adrenalínico show.

Danko Jones / Créditos: Francisco Aguilar (Spider prod)

Acto seguido: continuar con una noche incendiaria

Graveyard saltó al escenario, y no precisamente para apaciguar el fuego, sino para llevarlo al límite. Con casi dos décadas de trayectoria, los suecos dieron cátedra de lo que una banda de hard rock de la vieja escuela debe ser. Su show fue directo a la vena, sin preámbulos ni rodeos; canción tras canción, y entre ellas, sorbo tras sorbo, la banda fue vaciando las botellas mientras el público se sumergía en su atmósfera psicodélica.

Graveyard / Créditos: Francisco Aguilar (Spider prod)

El espectáculo estuvo repleto de momentos inolvidables, guiando a los asistentes en un viaje musical inmersivo. Uno de los puntos memorables fue cuando Truls Mörck tomó las riendas del micrófono para interpretar «From a Hole in the Wall» cediéndole por un instante el protagonismo a su voz en lugar de Joakim Nilsson. Más adelante, «Uncomfortably Numb» dejaría en claro las fuentes de inspiración que han impulsado a la banda a mantener vivo el legado del rock.

La noche sumergió a todos en un mar de sensaciones, hasta alcanzar su clímax en el encore con «The Siren», un himno que, paulatinamente, fue apaciguando las llamas de una velada inolvidable, dejando en claro que el rock es y seguirá siendo inmortal.


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