Texto por: Franco Zurita

Fotografías: Claudio Escalona

Ignorando el frenesí futbolero que se respiraba en horas de la tarde en la capital, la oscuridad se apoderaba del subsuelo santiaguino para desatar una sombría fiesta a cargo de Cold Cave, el proyecto en solitario del norteamericano Wesley Isold quien luego de una reprogramación en su calendario, logró aterrizar en tierras nacionales para inundarnos en melancolía y sonidos electrónicos que resplandecieron entre los cuerpos danzantes que entre las sombras, se mecieron ante el hipnotizante sonido de la banda. Sonidos que se inspiran en el Darkwave, el Pop electrónico y el Post-Punk de décadas pasadas, para dar luz (o en este caso, oscuridad) a una fascinante paleta sonora que entre ruidos mordaces, sintetizadores y bajos penetrantes van dando forma a la identidad y al impacto que la música de Cold Cave ha logrado generar entre los más fanáticos.

Un impacto que vimos reflejado con cientos de personas que poco a poco, se fueron mimetizando entre la oscuridad y la niebla para dar comienzo al culto de Cold Cave en Chile. Un inicio que fue ambientado por el poderoso y lúgubre sonido de las Diavol Strain. La sombría propuesta comandada por Ignacia Strain y Lau M, dieron rienda suelta a un exquisito repertorio que mezcla sonidos industriales, la electrónica y la esencia bailable del Darkwave con su inconmensurable rebeldía. Un sonido que hace unos años las hizo debutar en una fascinante presentación para la estación de radio norteamericana KEXP y que hace tan solo unos meses, las hicieron ser parte del regreso de Placebo a nuestro país, consolidando al dúo como una de las grandes cartas del sonido dark y del underground nacional. Con un intenso repaso por su trayectoria que incluyó la presentación de su nuevo single «Traición», las Diavol Strain dieron cátedra con una brillante presentación, concluyendo de manera despiadada la primera parte de esta ceremonia.

Sin mucho preámbulo y con una rápida preparación, la niebla y las luces de neón volvían a apoderarse del escenario subterráneo para sumergirnos en las tinieblas sonoras de los norteamericanos. Y ante la euforia de las sombras que se proyectaban al contraste de las intrépidas luces, Wesley Isold y compañía se apoderaron del escenario minutos antes del comienzo pactado, para sumergirnos en la narrativa sonora y sensorial de Cold Cave comenzando con la hipnótica «Prayer From Nowhere» meciendo así, las primeras mentes y cuerpos ante este oscuro y frenético escenario que comenzaba a palparse en Club Blondie. Luego de esa entrada, Eisold nos regaló «Love Come Close» y «Glory» evidenciando el recorrido transversal que la banda nos regalaría a través de su trayectoria y que recalaría en uno de los grandes momentos de la noche con la gran «A Little Death to Laugh» y «People Are Poison», ambos clásicos más que reconocidos de Cold Cave que descarnan lo mejor del sonido Industrial y el Synthpop y que por supuesto, lograban sacudir los cuerpos mimetizados entre las penumbras. «Confetti», otro habitual del repertorio de los norteamericanos, llegaba para apaciguar el caos sonoro pero sin dejar de alimentar la mística lúgubre de la noche.

Entre otros clásicos de la banda, el dramatismo de «Promised Land» sería el amague perfecto para la primera despedida de la noche, antes de cerrar definitivamente con la triada de «Blackberries», «Shadow Dance» y como no, la fenomenal «Icons Of Summer» la cual entre sintetizadores, nos hundiría en el sonido más clásico de Cold Cave. Perfectamente electrónico y delirante, fue el cierre perfecto para esta sombría noche.

Una noche en donde los sonidos más gélidos se mezclaron entre lo electrónico y la melancolía. Un viaje emocional y sensorial y un universo de sonidos evocativos para almas inquietas, perfectamente oscuras que Cold Cave ha sabido representar en su imaginario fúnebre.


Zumbido.cl

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