
Texto por Ricardo Arredondo
Fotografías por Joselyn Heyden
Anoche fue una noche especial. Silent Planet, una de las propuestas más interesantes del metal alternativo de los últimos años debutó en Chile, en la Sala Metrónomo como parte de la promoción de su último disco “Superbloom” (2023). En una palabra, podríamos hablar de un debut brillante. Un show arrollador de principio a fin que dejó una increíble gran impresión en la primera vez de los californianos en sudamérica.
A las 9 en punto aparecieron en escena, para dar el golpe inicial con “Offworlder”. Un mazazo en la cabeza de entrada. Desde el primer momento se entiende el concepto. Un show visceral, de mucha potencia y de gran intensidad. Canciones como “Collider”, “Antimatter” y “Panic Room” fueron parte de un set que en la primera media hora no dio respiro. Una canción tras otra, con una intensidad pocas veces vista y un sonido claro, con un volumen potente en su justa medida y con un frontman entregado al máximo.

Una de las claves del show, más allá del sobresaliente aspecto musical, es el uso de proyecciones, lo que le otorga otro matiz al show. Es normal hoy ver el uso de pantallas como el estándar, pero en ese aspecto Silent Planet abraza lo clásico y usa un proyector, que refleja hermosas visuales en el fondo, pero que a la vez se mezclan con los integrantes que se interponen en el camino, dando la sensación de una especie de tatuaje gigante en constante movimiento en sus cuerpos, creando un viaje inmersivo que sumado a la música confluyen y te sumergen en una atmósfera muy especial.
Atravesando por momentos full progresivos como “:Signal:”, momentos más post-rock como en “The Overgrowth”, reminiscencias del shoegaze o sonidos más industriales como “Mindframe”, la banda crea una aventura sonora que te lleva por diferentes paisajes.
Con un discurso claro expresado por su líder de aspecto bíblico, quien nos invitaba a dejar de lado nuestras diferencias y abrazarnos como miembros de una misma tierra, y también llamaba a hablar sobre nuestro ánimo para superar las batallas contra la ansiedad y la depresión. Garrett Russell hablaba, y la gente en silencio escuchaba como si se tratara del mismísimo nazareno en frente de nosotros.

El único punto bajo del show podría ser la poca convocatoria. La Sala Metrónomo se encontraba aproximadamente a la mitad de su capacidad. ¿Mermó en la calidad del show? Para nada. Sólo es triste saber que bandas de esta calidad y con este nivel de show no lleven la cantidad de gente que se merecen, y por otro lado, desde el punto de vista del público, uno lamenta que muchos se hayan perdido el que seguramente esté dentro de los mejores shows del año del metal alternativo.

Gracias a Monkey una vez más por apostar fuerte a nombres de la escena under y permitirnos ver este increíble show. Silent Planet tiene todo lo necesario para seguir creciendo y convertirse en un acto realmente grande en la escena. Ojalá que vuelvan pronto por este lado del mundo.
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