Natalia Lafourcade – «Cancionera»: ¡Viva México!

Álbum: Cancionera

Artista: Natalia Lafourcade

Género(s): Música tradicional mexicana / singer-songwriter

Año: 2025

Texto por Pablo Castillo

En 2022 mi diccionario no tenía suficientes palabras para alabar el colosal trabajo que nos presentó en su anterior disco, una odisea conceptual en sonido y en composición que coronaba a la música mexicana en lo más alto durante el siglo. De Todas las Flores (2022) no solo llegó a los odios de todo latinoamérica sino que a los de todo el mundo, como un trabajo elegante que tomaba como punto de partida los distintivos sonidos de la música nacional fusionados con la grandeza del jazz, presentándonos a una elegante Natalia jugando el mismo papel que Nina Simone en los 60, siendo ella la protagonista de su propia orquesta.

Y no necesitas ser mexicano para entender el impacto que tiene la música de Lafourcade alrededor del mundo, es más, para mi y para todos debería de ser un orgullo que una latina represente a toda américa del sur con música tan grandilocuente como la que hace ella. Las generaciones pasadas nacieron con Oscar Chaves, Los Panchos y Alfonso Cruz Jiménez, los que siempre serán recordados por la gente adulta como los mejores cantautores de la historia, pero hoy, las futuras generaciones recordarán el trabajo de Natalia como uno definitorio y necesario para un país que se olvidaba de su cultura. Y aunque ella siempre ha referenciado y homenajeado a estos músicos -especialmente en Musas (2017 y 2018)-, su nombre merece aparecer cuando se discute al mejor músico de México gracias a esta última entrega.

Cancionera (2025) es como un libro, con un epílogo y una obertura, y en dónde cada canción equivale a un capítulo donde lentamente se nos narra una vida tradicional, con amores, decepciones, familia y fiesta, pero más importante, retrata la cultura mexicana de una manera encantadora que demuestra no solo el arduo trabajo de investigación para crear un mix que represente tan bien a la nación mexicana, sino también el profundo amor que expresa Natalia hacia la tierra que la vio nacer, crecer y triunfar. Así regalándole un poco de su arte al pueblo y a su país.

Es arriesgado dar un paso atrás cuando conquistaste al mundo con un sonido anglosajón pero lo suficientemente propio para crear algo único, pero también hay mucha valentía en volver atrás directo a la raíz, y no hablo de la sonoridad tan juvenil que nos propuso en su single En el 2000, pero sí de Hasta la Raíz (2015), que fue el primer paso para que su música se descubriera en el terreno en el que juega hoy, bordando de a poco la bandera tricolor a cada una de sus canciones, teniendo a día de hoy un telar lleno de cultura, experiencias y composiciones atemporales que se han convertido en nuevos himnos.

Dentro de todas las canciones hay mucho eclecticismo, qué es lo que apuntaba con decir que funciona como un libro, en donde se intenta explorar muchos sonidos y extremos culturales del país tal y como Café Tacvba lo hizo en Re (1994), canciones como Cocos en la Playa con esa interpretación tan juguetona me recuerda de una manera explícita a La Negrita, o los sufridos boleros que cantaba Ruben se convierten en cartas de amor de parte de Natalia. Esta exploración hace que todas las colaboraciones funcionen a la perfección con toda la estética del trabajo, llegan como visitantes, como personajes especiales para sazonar la historia o tan solo para estar ahí pero aun así marcando presencia. Por eso los Hermanos Gutierrez, Israel Fernandez y El David Aguilar vienen a esparcir también su propia dosis de cultura enriqueciendo la conversación de este trabajo.

Su voz lleva años en un punto insuperable así replicando lo que hizo en su trabajo previo -mi comparación con Nina Simone no es en vano-. El canto aquí se convierte no solo en el protagonista sino en el que empuja todos los elementos de la canción para que salgan adelante, a momentos los instrumentos descansan solo para volver a mostrar la grandeza del tono al que llega Natalia. La lírica gracias a su interpretación vocal mejoran el retrato que hace de cada uno de los espacios que narra, con un énfasis muy apasionado y vigoroso ante el amor hacia sus pares y hacia el folklore, ninguna siendo un complejo poema que guarde el secreto de la humanidad, pero todas teniendo la fórmula perfecta que hace tan característica la música de raíz.

¿Y qué diferencia hay entre un bolero que cantaba Eydie Gormé junto a Los Panchos en los años 60 con todo lo que hoy nos vende Natalia en Cancionera (2025)? En un mundo donde toda la música ya fue creada, llegan personas a reformular géneros intactos desde la época que salió, por eso mismo Romance (1991) de Luis Miguel causó tanto furor. Natalia no solo trae una nueva visión para todos estos sonidos folk de la música mexicana, sino que los ejecuta de una manera monumental y elegante, con arreglos instrumentales de la clase más sofisticada que se la ha podido escuchar, Apertura Cancionera y Lágrimas Cancioneras siendo arreglos instrumentales de cuerdas perfectos y precisos en su tarea, El Palomo y la Negra fusionando la rumba cubana y el son jarocho que junto a todas las percusiones convierten el track en un a fiesta, o ambos boleros que siguen la misma línea que respetan la estructura establecida pero con la magia interpretativa de los distintos instrumentos logrando algo único.

La cultura es trascendental, todo el arte le llegara a nuevas generaciones que espero que hagan el mismo trabajo de conservar tal y como Natalia Lafourcade lo hace en Cancionera (2025), quizás su trabajo previo es mucho más colosal en todos los aspectos, pero es este el que por fin concreta todas las ideas de la carrera de la artista para devolverle todo lo que su país le ha ofrecido. No es por faltarle el respeto al más grande de todos los tiempos, pero estas canciones deberían de ser interpretadas en el Palacio de las Bellas Artes tal y como lo hizo Juan Gabriel.

Canciones esenciales: Cancionera – Cocos en la Playa – Amor Clandestino – El Palomo y la Negra – Luna Creciente