Texto por: Clau B. Díaz

Es difícil escribir algo sobre «Emilia Pérez» que no se haya dicho a estas alturas. Es que la película de Jacques Audiard, protagonizada por Zoe Saldaña, Karla Gascón y Selena Gomez, ha causado mucha controversia; hay quienes alaban la cinta, entre ellos connotados directores y actores -como sucedió con sus galardones en el Festival de Cannes o los cuatro Globos de Oro, incluyendo Mejor Comedia / Musical-, mientras que para otros la cinta es ofensiva, por decir lo menos. Sin embargo, si hay algo en que podemos estar de acuerdo, es que no pasa desapercibida. Veamos qué sucede con esta película que tiene a todo el mundo hablando de ella.

La cinta transcurre en México, y trata de una abogada de cuestionable moral llamada Rita Moreno Castro (Zoe Saldaña) quien es secuestrada por el capo de un cartel de drogas mexicano, Manitas del Monte (Karla Gascón), este le “ofrece” un monto considerable de dinero a cambio que lo ayude a buscar un cirujano para la operación de cambio de sexo. Rita acepta, Manitas finge su muerte, abandona a su mujer Jessica del Monte (Selena Gomez) y a sus hijos, para transformarse en Emilia Pérez.

Este argumento es narrado en formato de Musical, pero, al igual que «Joker: Folie á deux», no termina de arriesgarse a las exigencias que el género requiere. Ambas películas parecen no entender que el musical necesita canciones y números memorables para conectar con la trama. Un gran ejemplo que tuvimos este año fue «Wicked», las canciones y sus interpretaciones te emocionan, la cinta expone el argumento a través de escenografías y bailes pertinentes. En «Emilia Pérez», en cambio, los números musicales no parecen relacionarse con la trama, y los bailes no concuerdan con las letras de las canciones. A veces, la cinta pareciera ser una parodia involuntaria de los musicales. De hecho, cuando el personaje de Manitas/Emilia Pérez canta, me recuerda mucho a la manera en la que lo hace el Príncipe Encantador en «Shrek 2». Se nota que no sabe cantar, lo que saca mucho de la ficción y no logra que empaticemos con el personaje. Y si esto último no se logra, la obra está condenada al fracaso.

Las actuaciones, por lo tanto, están muy al debe, y aquí tengo que hacer el comentario casi obligatorio en todo país hispanohablante: el español de Selena Gomez. La verdad, esto es lo de menos, hemos visto a angloparlantes hablar un pésimo español en varias producciones, por nombrar una, recordemos a Gustavo Fring en «Breaking Bad». El problema real de «Emilia Pérez», es el guion. Según este no era necesario que Selena hablara en español toda la película, podría haberlo hecho en inglés y la trama queda igual, seguiría siendo verosímil, y sin duda, la actuación mejoraría. De todas maneras, que Selena no dominara el español no debería haber sido un problema, quizás si la dirección la hubiese apoyado más podría haberlo logrado. Digo esto, ya que, hemos visto ficciones, sobre todo de fantasía, en las cuales los actores hablan idiomas inventados: Jason Momoa habla en Dothraki toda la primera temporada de «Games of Thrones», Matt Smith y Milly Alcock tienen escenas larguísimas en alto valyrio en «House of The Dragon», y aun así, gracias a sus actuaciones y dirección les creemos lo que dicen, nos transmiten el mensaje con su emoción correspondiente. En «Emilia Pérez» es evidente que Selena Gomez no entiende su parlamento, por lo que no logra comunicarnos lo que vive su personaje. Entonces, al igual que el caso anterior, la ficción se rompe, y se transforma en una comedia en partes que no debería serlo. Ahora, lo ideal hubiese sido contar con actores mexicanos, pero bueno, de eso ya se ha hablado bastante, por lo que no tengo mucho más que decir.

La polémica más comentada, sin embargo, es lo insensible que es la cinta con respecto al tema del narcotráfico y los desaparecidos en México, y la verdad es que es cierto. Para comprenderlo un poco yo lo resumo así: es como si Manuel “Mamo” Contreras, o cualquier otro jerarca de la dictadura, un día secuestra a una abogada para que lo ayude a transicionar a mujer, luego finja su muerte, y como mujer funde una ONG para encontrar a los Detenidos Desaparecido -que desaparecieron por culpa de él en primer lugar-, y que luego sea una heroína por su labor humanitaria. Es una falta de respeto por donde se le mire.

En conclusión, «Emilia Pérez» es nuevamente Occidente contándole banalmente a Latinoamérica quiénes somos, con todos los estereotipos posibles, de hecho, aparece el siempre confiable filtro amarillo característico de México. Tengo la impresión que la alabanza que hay por esta película es porque la mayoría de quienes lo hacen no son latinoamericanos; sólo ven en la ficción minorías y problemática social, lo que hoy en día son los ingredientes necesarios para que nominen a una película. La verdad creo que esta cinta es una carnada de premios, y de hecho, si no hubiese sido tan premiada, estoy segura que «Emilia Pérez» sería otra película olvidable más.

«Emilia Pérez» se estrena en Chile el 23 de enero a distribución de BF Distribution.


Zumbido.cl

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