
Texto por Franco Zurita
El éxito de Avenged Sevenfold no es en vano. Desde su incursión en la escena a comienzos de los 2000, han sabido no tan sólo imponerse como una de los portavoces de la nueva ola del metal norteamericano, sino que se han atrevido a ir más allá de los límites de este mismo demostrando el amplio imaginario creativo de la banda, sin miedo a aventurarse y al mismo tiempo, sin perder esa chispa metalera que llevan en la sangre.
Luego de la lamentable partida de The Rev y con la idea de la disolución rondando en las cabezas de sus integrantes, M. Shadows, Synister Gate, Zacky Vengeance y Johnny Christ unieron sus fuerzas y como el buen Jimmy lo hubiese querido, continuaron la senda en honor al legado construido por el baterista. Así y con la ayuda de nada más y nada menos que de Mike Portnoy (quien además acompañaría a la banda en algunas fechas de la gira) nació “Nightmare”, reivindicando el lugar que su disco homónimo había ostentado y renaciendo desde las pesadillas.
Un par de años más tarde “Hail To The King” sacaría a relucir el lado más clásico de la banda con un disco más heavy que coquetea con todas sus influencias, pero dónde me quiero detener específicamente es en su trabajo posterior: “The Stage”. Y es que ya habíamos visto alguno que otro acercamiento con lo teatral en piezas como “A Little Piece Of Heaven” inspiradas en las obras de Broadway y porque no, en el gran Tim Burton, pero es en este disco, en dónde la banda tomaría rumbo en una dirección contraria a lo esperado por sus fanáticos y la crítica.
“The Stage” es un disco conceptual. Una obra que trata sobre la inteligencia artificial, el conocimiento y nuestra evolución, la ciencia como promesa y como amenaza, todo esto en una propuesta que mezcla, por supuesto, el metal con lo progresivo, arreglos orquestales y estructuras un tanto impredecibles. Con Brook Wackermann, ex-Bad Religión debutando en la batería, Avenged Sevenfold avanza a terrenos más técnicos elevando la creatividad a un nivel que no nos tenían acostumbrados. Y a pesar de que no fue un éxito comercial como sus antecesores, es un punto de inflexión que comienza a ampliar los horizontes de la banda sin miedo a estancarse ni mucho menos a perder fanáticos. Pero ahí no termina todo.
Y aunque hubieron siete años de silencio y luego de lanzar el single “Nobody”, publican el magistral y también criticado “Life Is But A Dream”, el octavo álbum de los californianos. Y aquí me voy a detener un momento porque, a pesar de seguir experimentando con la fórmula tratada en “The Stage”, este nuevo trabajo suena y es (en su forma y en el fondo) totalmente distinto. Es conceptual, si, pero logran dar un salto al vacío desde una torre que ellos mismo construyeron pero en lugar de caer al vacío, flotan a través del imaginario de la banda.

Una espiral creativa que combina el caos, la teatralidad y lo digital a través de canciones que nacen, se deforman, derrumban y nacen dentro de sí mismas. Un disco que con solo escuchar su single, nos da cuenta que no sólo se iba a tratar de riffs contundentes y coros masivos siguiendo la antigua fórmula, en lugar de eso, Avenged Sevenfold nos sumerge en una experiencia filosófica, existencialista tal vez, a través de la muerte, lo humano y lo absurdo. A nivel musical, “Life Is But A Dream” es una odisea de sonidos que abrazan desde el jazz progresivo, el metal más técnico, coros y armonías clásicas y sintetizadores cinematográficos que dan forma a esta narrativa musical.
Pero más allá de la complejidad técnica o el eclecticismo estético del álbum, lo que hace especial a “Life Is But A Dream” es su osadía. En una época en dónde el metal parece temerle al fracaso creativo o a mirar un poco más allá, Avenged Sevenfold sentencia un álbum que puede confundir, disgustar pero jamás pasar desapercibido. Una obra que incomoda antes de seducir y que al finalizar, probablemente nos haga reflexionar y caer en el abismo del álbum preguntándonos si todo esto, realmente tiene o tuvo sentido.
Avenged Sevenfold estará presentando esta maravilla de álbum y todos sus clásicos el 28 de septiembre en Movistar Arena con su “Life Is But A Dream Tour”.
Las entradas están agotadas.
Produce: Lotus
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