Texto por: Catherine Guichard

A lo largo de la historia, la mujer ha enfrentado limitaciones en la expresión artística, en gran medida debido a las exclusiones de género que marcaron distintos campos, especialmente en la música. En tiempos antiguos, las mujeres rara vez asumieron roles protagónicos en el mundo musical, y cuando lo hacían, sus contribuciones a menudo quedaban relegadas a un segundo plano. Fue en el siglo XX cuando nombres como Ella Fitzgerald y Billie Holiday irrumpieron con fuerza, dejando un legado que sigue vigente hasta el día de hoy. Estas artistas abrieron el camino para las generaciones futuras, mostrando que la música no tiene género.

En las décadas de los 70 y 80, algunas figuras lograron destacar en distintos géneros, como Joan Jett en el rock y Cher en el pop. Durante los 90, surgieron las grandes divas del pop, y a pesar de la diversidad de voces, el proceso creativo, desde la producción musical hasta las letras y el concepto de los discos, parecía estar dominado por los grandes sellos discográficos. Estas artistas, aunque triunfaban y alcanzaban la fama, no siempre gozaban de una libertad absoluta en su proceso creativo. La influencia de las discográficas en su música era tan grande que a menudo parecía que su creatividad estaba condicionada por lo que las industrias consideraban comercialmente viable.

Por otro lado, siempre ha existido una minoría de artistas que, desafiando las normativas impuestas, han dado rienda suelta a su imaginación sin temor a represalias. Ejemplos de ello son Björk, con su estilo único e inconfundible, o las exponentes de géneros menos populares como el Metal, que, al trabajar con discográficas más pequeñas, han logrado mantener su proceso creativo sin demasiada interferencia externa.

Siglo XXI: Rompiendo Cadenas

El siglo XXI ha sido una era de liberación en muchos aspectos, especialmente en la música. Hemos sido testigos del protagonismo creciente del género femenino, donde las mujeres han tomado un papel central en la creación y la interpretación musical. En la actualidad, las artistas tienen más libertad para participar activamente en su propio proceso creativo, lo cual, aunque pueda parecer una afirmación obvia, no siempre fue la norma en épocas anteriores.

Este cambio de paradigma permitió que artistas como Lady Gaga crearán géneros innovadores como el Art Pop, una mezcla de música, arte visual y conceptos únicos que no sólo desafiaron las convenciones musicales, sino que también abrieron nuevas puertas a la experimentación. Lady Gaga se convirtió en un referente para muchos músicos contemporáneos, demostrando que la creatividad no tiene límites y que el arte puede trascender cualquier barrera impuesta.

Hoy en día, las artistas no temen abordar temas tabúes o polémicos en sus letras, desde la política hasta la religión, sin el temor a represalias que existió en décadas pasadas. Un claro ejemplo de ello es Sinéad O’Connor, quien enfrentó un feroz rechazo cuando, en 1992, rompió una foto del Papa Juan Pablo II en vivo durante un programa de televisión. Su valentía a la hora de expresarse sobre cuestiones sociales y políticas fue vista como un acto de rebeldía, pero también como un acto de valentía y resistencia a la censura.

Otro aspecto significativo que ha cambiado es la forma en que se percibe el cuerpo femenino. La estigmatización del cuerpo como una mera «máquina sexual» ha comenzado a desvanecerse poco a poco. Aunque aún existen vestigios de este estigma, ahora hay cantantes que pueden hablar libremente sobre su cuerpo, su sensualidad y su sexualidad sin ser lapidadas por ello. Un ejemplo de esto es Sabrina Carpenter, una artista relativamente nueva que ha logrado consolidarse como una voz de la juventud moderna, abordando temas de empoderamiento personal y libertad en su música, sin miedo a ser juzgada.

Existe un capítulo aparte, que es el K-pop; durante los últimos 10 años, el hallyu ha tenido una mega explosión de popularidad mundial. Sin embargo, ha sido una de las industrias que se ha quedado atrás en cuanto a empoderamiento femenino: explotación contractual, poca participación creativa de artistas femeninas, cumplimiento de exhaustivos estándares de belleza, son solo algunos de los tópicos en boga de la industria surcoreana. Sin embargo, poco a poco se han ido rompiendo cadenas, y artistas como Hwasa, o las mismas New Jeans, prueban que las cosas pueden mejorar y que se puede transformar en buenos referentes para generaciones futuras. 

Hoy, las artistas ya no son meras musas ni figuras secundarias. Son creadoras, visionarias y líderes, dispuestas a tomar el control de sus narrativas, sus sonidos y sus cuerpos. La liberación se ha manifestado en una diversidad de géneros, desde el pop hasta el metal. Estas artistas no solo luchan por su voz, sino por la de todas las mujeres que las siguen. Son referentes de una revolución silenciosa pero poderosa, que está forjando un futuro donde las mujeres no son definidas por sus cuerpos, ni por las expectativas sociales, sino por su capacidad creativa, su valentía y su autenticidad. Hoy, las mujeres son las arquitectas de su propia historia musical. Las cadenas se rompen, las voces se alzan y, por fin, el escenario es suyo.

Mi mayor referente en la música ha sido Kimberly Goss, vocalista de la banda de power metal Sinergy. De hecho, le «robé» un disco a mi hermano, titulado «Beware the Heavens». Ese álbum cambió por completo mi perspectiva sobre la música. Kimberly, a pesar de mantener un perfil bajo, es una verdadera grande en el mundo del metal europeo, y su figura inspira a alcanzar logros enormes, incluso estando inmersa en un ambiente dominado por hombres. Su canción «The Warrior Princess», inspirada en la serie «Xena: La Princesa Guerrera», se ha convertido en un himno que me ha dado fuerza durante los últimos 25 años.

Otra persona que también me ha inspirado profundamente es Björk, por su enfoque experimental al crear música, confiando completamente en su sentimiento e instinto, y desoyendo las críticas y comentarios escépticos que recibió en su momento. Tuvo la fortaleza de mantenerse fiel a su arte, y aún hoy sigo escuchando con audífonos sus canciones antiguas y sigo descubriendo sonidos nuevos, incluso para esta época. Es simplemente ella. El mensaje que entiendo es claro: si nunca cambias por nadie, tu energía se mantiene intacta.


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