
Texto por: Joselyn Heyden
La influencia que han tenido ciertas mujeres a lo largo de historia para nadie ya es novedad, por mucho que se haya invisibilizado su participación en diferentes áreas e incluso en ocasiones despojado sus nombres de sus obras para apropiarse de éstas. Sin embargo, han sido precisamente otras mujeres que han venido después quienes han dado la batalla para sacar a la luz estos hechos y reinvindicar los nombres y los legados de quienes quedaron ocultas por largo tiempo en las páginas de la historia.
Mujeres que han sido inspiración para otras las tenemos de todo tipo, ciencias, artes, música, política e incluso moda, y muchas identidades han sido en parte forjadas o reforzadas teniéndoles como referencia.
Volcándome a términos más personales siempre me han inspirado mujeres que han irrumpido con discursos políticos en sus espacios, y no me refiero exclusivamente a famosas (que de esas han habido muchas), he admirado mujeres incluso dentro de la sala de clases cuando era niña o simplemente en la calle. Mujeres que han sabido ser rupturistas dentro de los márgenes establecidos, que alzaban la voz e incomodaban a los presentes acostumbrados a escuchar sólo a los hombres, inclusive rupturistas en términos de moda y estética, incomodando a más de una mirada. Así fue dándose mi acercamiento con movimientos como el punk, el hardcore y algo de rock alternativo, en donde había si bien en su minoría, mujeres al frente, irrumpiendo e incomodando permanentemente.

Dentro de la música podría mencionar una vasta cantidad de mujeres que han hecho click en mi cerebro, desde nombres clásicos como Violeta Parra, que de sus pasajes nadie ha podido ser indiferente, Kathleen Hanna , Kim Gordon, Patti Smith, Siouxie, Wendy O. Williams, Xmal Deutschland, hasta mujeres dentro de bandas locales como Verónica Urrutia, vocalista y guitarrista de Suicide Club y, Abyecta proyecto de Carolina Valium, donde también compartió bajo Verónica durante una temporada.


Podría seguir mencionando y profundizar en cada una de ellas porque lo merecen, sin embargo, me enfocaré este 8 de marzo en ciertas mujeres dentro de fotografía.
La fotografía no ha sido la excepción como espacio dominado por hombres. Si bien con el pasar de los años se nos han clavado en la memoria más y más nombres de mujeres tras el lente, lo cierto es que aún existen ciertos vicios patriarcales dentro de ésta, haciendo que sea éste también uno de los frentes de nuestra lucha cotidiana. Nadie se cuestiona el mérito de un hombre con cámara siendo exitoso, sin embargo las mujeres debemos muchas veces esforzarnos el doble para estar presentes, para tener cabida, y obtener algún reconocimiento sin que se nos cuestione. Vemos infinidad de veces cámaras de hombres pasar delante de las nuestras en un mismo espacio donde tal vez consideran que su foto es mas importante que la nuestra, y así suma y sigue.
Podemos comenzar haciendo referencia a la historia de Lee Miller, quien incursionó en el modelaje y la fotografía artística, para convertirse en fotógrafa de guerra dentro de la Segunda Guerra Mundial, donde los corresponsales en ese entonces sólo eran hombres, rompiendo completamente con lo establecido y en contra de quienes no deseaban una mujer en el frente.
Dentro de la misma línea del fotoperiodismo en Chile, quiero destacar el nombre de Kena Lorenzini, mujer, feminista y fotógrafa, quien fuera de las polémicas que la han envuelto los últimos cinco años, no admito discusiones respecto a su legado, determinación y valentía. El grueso de su trabajo se remonta a la dictadura militar en Chile, donde hacer fotoperiodismo y ser de izquierda no sólo podía costarte una detención sino también la vida, y ser mujer en ese contexto sumaba adicionalmente el ninguneo y subestimación de parte de tus colegas. Ella misma cuenta estar muchas veces codo a codo documentando mientras recibía empujones de colegas porque su fotografía era menos importante que la de ellos, y su respuesta ante eso jamás fue la retirada sino el empujón de vuelta y mantenerse firme en su posición como acto de resistencia y rebeldía.

El fotoperiodismo y documental ha sido uno de mis primeros amores dentro de la fotografía y aquí también tengo una vasta lista de mujeres que me han inspirado, de las cuales cada cierto tiempo necesito volver a mirar sus trabajos una y otra vez y cada una de esas veces vuelvo a reencantarme como la primera vez.
Y si algo ha volado mi cabeza, ha sido la fusión de esos dos grandes amores, la música y la fotografía.
La escena de la fotografía musical y de espectáculo se ha ido llenando progresivamente de más y más mujeres, lo cual me parece fantástico, tanto aquí en Chile como en el resto del mundo, con cientos de trabajos extraordinarios y agradecida de ser testigo de este hito.
Si bien ya no nos sorprende encontrar mujeres detrás de las cámaras en la música, hay ciertos movimientos o géneros donde aun escasean, no tengo certeza de las causas de ello, quizá por las características del movimiento en sí, que suele tener matices más agresivos y masculinos o simplemente desinterés en éstos. Lo cierto es que existimos y resistimos dentro de este sector evidentemente masculinizado, por lo que me abocaré en lo que simplemente a mí mas me ha mueve, tanto por lo esplendido visualmente, como por el rupturismo que las caracteriza al igual que quienes he mencionado ya como referentes.
Ángela Owens ha destacado por su trabajo fotográfico dentro del movimiento hardcore punk. Comenzó durante su adolescencia a abrirse paso de a poco con su cámara entre la multitud y el mosh, donde señala que armarse de valor para hacer esto la ayudaron en su vida a ser menos tímida y más extrovertida. Pese a que su trabajo ha tenido apariciones en The New York Times y Rolling Stones siempre se ha mantenido humilde y declara que de no haber sido por estas experiencias nunca hubiese descubierto su amor por la fotografía y todo esto se lo debe al hardcore. A medida que su trabajo fue avanzando, fue también notando como las fotografías iban cambiando, pasando a tener registros de multitudes llenas de hombres en las tocatas, a estar presentes cada vez más y más mujeres tanto en la efervescencia de la multitud como en el escenario. Una escena que también se ha ido modificando y que Ángela ha podido ser testigo en primera persona, siendo capaz de documentarlo como fuente verídica, y protagonista también de este cambio.



Elaine Campos una de las protagonistas del feminismo y el punk Brasil, vocalista de Abuso Sonoro y Rastilho y además fotógrafa también del movimiento hardcore punk en los escenarios. Comenzó registrando la lucha del movimiento feminista en protestas y otros movimientos sociales donde también se posiciona como activista, percibiendo la fotografía además como un compromiso con éstas. Esta dualidad de ser protagonista sobre el escenario, a estar detrás del lente retratando, ha enriquecido su trabajo en términos documentales, sintiendo en carne propia la viveza de un movimiento potente y aguerrido.
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