Texto por Cristian Martínez

Fotografías por Camilo González

La noche del 29 de noviembre quedará grabada en la memoria de quienes presenciaron el regreso de Stoned Jesus en Club Ámbar. Los ucranianos arribaron a Santiago como parte de su gira internacional para promocionar Songs to the Sun, su más reciente trabajo de estudio y el primero de una trilogía que verá la luz en los próximos años.

Antes de comenzar, Igor, Yurii y Andrew se tomaron un instante para agruparse con un abrazo. El gesto cargado de complicidad, permitió al público tomar un último respiro antes de sumergirse en los psicodélicos acordes de la banda.

El viaje musical comenzó con “Bright Like the Morning”, pieza fundamental del disco Seven Thunders Roar (2012), el álbum que consolidó a Stoned Jesus dentro de la escena stoner mundial. La canción, de casi ocho minutos de duración, inicia con acordes suaves y atmosféricos que poco a poco van ganando fuerza hasta alcanzar un clímax explosivo, acompañado por la potente voz de Igor. Sin perder el impulso, la banda continuó con “Porcelain”, manteniendo la atmósfera introspectiva. Aquí Andrew Rodin tomó protagonismo al marcar el groove con su bajo, haciendo que las cabezas se movieran al compás del sonido denso que daba inicio a la canción.

La siguiente en sonar fue “Shadowland”, de su último disco Songs to the Sun, lanzado recientemente en septiembre. Este trabajo representa la faceta más agresiva y potente de la banda, y forma parte de la primera entrega de una trilogía que será completada con Songs to the Moon y Songs to the Earth, previstos para 2026 y 2027, respectivamente.

La velada continuó con lo mejor de su discografía, en un repaso por los quince años de vida de la agrupación. Cada canción sumergía al público más y más en esos páramos psicodélicos y profundos que son sello inconfundible de Stoned Jesus

Uno de los puntos álgidos de la noche llegó con “Here Come the Robots”, desatando el mosh entre los asistentes, incitados por la potencia del trío ucraniano al interpretar una de las piezas más emblemáticas de The Harvest (2015). La energía desbordante fue la antesala perfecta para su contraparte emocional: hablamos de “I’m the Mountain”, la canción más escuchada de la banda en plataformas digitales y un verdadero símbolo de culto. Mística en su melodía y grandiosa en la voz de Igor, la pieza trasciende gracias a su poder emocional. El propio vocalista ha contado en entrevistas que ha recibido mensajes de fans agradeciéndole por haberles “salvado la vida” con esta obra, un ejemplo del papel espiritual que la música puede tener para quienes buscan consuelo.

Tras un breve encore, la banda abandonó el escenario del Club Ámbar entre aplausos y gritos del público. Al regresar, continuaron la sesión con “Low”, para luego sorprender con guiños a clásicos del rock, entre ellos “Crazy Train” de Ozzy Osbourne, momento en que Igor lanzó un beso al cielo en homenaje.

Para cerrar la noche, eligieron “Electric Mistress”, tema que hizo saltar al recinto con un público extasiado que coreaba cada verso de los últimos compases de una velada inolvidable. Al finalizar, los integrantes se despidieron entre aplausos y ovaciones, sellando una presentación impecable de un reencuentro profundamente esperado.

Setlist de la noche: 

Bright Like the Morning
Porcelain
Shadowland
Thessalia
Thoughts and Prayers
Black Woods
Here Come the Robots
I’m the Mountain
Low
Electric Mistress

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