Nota por Fito Serey
Fotografías: Michel Hernández
Una noche de power metal y épica se vivió el día de ayer. Tempranamente llegó el público así como se cierne la noche. Filas de personas se apostaron a la entrada del Club Blondie, donde se orquestaba el regreso de los dragones italianos de Rhapsody of Fire.
Progresivamente se comenzó a fundir el espacio con los asistentes, poblando ¾ de la pista de la mítica discoteque ahora coliseo de conciertos. Desde el segundo piso cayó un lienzo tejido de dragones, valles y encuentros épicos de los colores gélidos de la épica y nueva saga. La audiencia quedó sorprendida ante tal despliegue de la fanaticada de Rhapsody of Fire en Chile.
Entre los murmullos se escuchaban comentarios sobre “lo que se esperaba del show”, “si estaría a la altura de Lione, Turilli y todos los que partieron de la banda».
Bloden Wedd: Horus llega con más fuerza
Puntualmente y luego del ocaso del sol llegó la banda de power metal chilena Bloden Wedd. Su particular estilo fundido entre épica y el cuestionamiento humano compuesto en sus letras siempre atrae al público. Las leyendas del metal nacional entran en escena con un espectáculo de efectos visuales de apoyo, tras ellos. El primer tema fue el arranque de velocidad de “Lone Runner”, tan explosivo como característico encendiendo las llamas del público y la energía distintiva del power metal. Luego vino la potencia de “Made of Steel”, aquel material.
Por otro lado, recordando viejas glorias, rejuvenecen el tiempo tocando un cover a una banda paralela que tuvieron Dan Elbelman y Soledad Genúa homónima de este gran tema “Human Factor”.
Dan se dirige con algunas palabras al público: “Gracias, muchas gracias por estar acá apoyándonos, no saben cuánto significa que estén aquí. Ya no hay cerveza, sólo esta agua, pero hago un salud por todos ustedes y les digo que tocaremos un clásico para la banda ¡Power Metal Pride!”. Dicho esto, la euforia cobró sentido como gritos de clamor en cada espacio coreando “Power Metal Pride” al unísono para luego abrazar el clásico y viejo tema “Raging Planet”.
Su frontman se dirige nuevamente al público: “Bueno, ya tenemos que comenzar a terminar por esta gran, gran noche. Pero antes, les presentaré a la banda, Benjamín Lirock en el Guitar-Bass, Gustavo Toledo en las guitarras. Mi compañera de años en las guitarras, Soledad Genúa y de Big monster machine en la batería, Alexandro Carreño” a lo que agrega: “Bueno, tocaremos un tema del disco Eye of Horus que realmente no tocamos mucho, espero que les guste, esto es Through the heavens eyes”.
El poder de la llama nunca se apaga
Haciendo juicio a la enorme trayectoria y a la resistencia a la extinción pos-partida de los antiguos integrantes de la banda, gran némesis de una banda, el señor Alex Staropoli con una humildad poco vista en el escenario llega modestamente a un sitio posterior del escenario para comenzar a hacer su hidalga magia. Uno a uno entraron: Roberto De Micheli, Alessandro Sala, Paolo Marchesich y el más esperado entre pasión y férreo escepticismo, Giacomo Voli.
Magos, dragones y metal
No fue ningún secreto que escucharíamos una noche repleta de historias medievales, fantásticas y pasionales como tampoco el setlist que fue publicado por la misma banda para la gira por Latinoamérica, ningún secreto. Lo importante surge justo en el encuentro de la interpretación de los artistas y el público, al encuentro de las pasiones más exaltadas y no podía comenzar sino con un monólogo a modo de prólogo de “The Dark Secret” para luego entrar batallando contra la inmensa oscuridad. Giacomo Voli hizo ademán con su brazo en alto, pero sólo fue apoyado por las primeras filas cercanas al escenario, ¡Pero no se rindió! continuó incitando a todos en el siguiente tema titulado “Unholy Warcry”. Con una interpretación más que alucinante, los corazones de las hordas se combinaron para ser uno con el vocalista. Estremecidos por esos colosales falsetes, vino su reciente y más potente éxito “I’ll Be Your Hero”, rompiendo la maldición y la despedida de lo que fue Rhapsody y dando paso al “Of Fire”.
¡Te montas en el dragón del metal o abajo te quedas!
Con un público más que ganado, comienza el desfile de temas, viejos y nuevos, personas levantando las manos y al compás del metal corear y aclamar a la banda. Temas como “Chains of Destiny”, “The March of the Swordmaster”, The Legend Goes On” y el neoclásico galope baladezco de “March Against the Tyrant”.
Con acento en los tiempos de “Dawn of Victory” llega lo nuevo con sonidos a viejo “Challenge the Wind” y “Rain of Fury”.
De emotivos y clásicos encuentros
Sin duda el juego de emociones que tiene el power metal está en no abandonar el sello de las emotivas baladas o power ballad en este caso. Giacomo se dirige a la audiencia diciendo: “Esta es una canción que trae muchos recuerdos, aquí cantó el gran Christopher Lee”, en ese preciso momento comienza a sonar esa pieza clásica exiliada a un single, pero jamás olvidada por los fanáticos “The Magic of the Wizard’s Dream”. Más de una lágrima escapó durante el emotivo momento. Como una especie de acto confuso parecía que se podía escuchar al mismísimo Christopher Lee al unísono de Giacomo Voli. Las cuerdas electroacústicas hicieron el resto de la magia y la batería sedienta de combate se tomó inhaló profundamente la cadencia de la balada.
Como un trueno sonó en medio de la oscuridad, una luz rompe el escenario en dos para dejar interpretar el clásico de clásicos de la banda, “Dawn of Victory”.
Encore
Con un desfile de clásicos volvieron los italianos metaleros con una exhibición de excitación y potencia con los temas “Reign of Terror”, “Wisdom of the Kings” y dos de sus más antiguos, iniciales y aclamados éxitos: “Land of Immortals” y “Emerald Sword”.
Todo lo que podemos decir es que este espectáculo tan cercano e increíblemente apasionante no puede convocar a un recinto tan embarrotado como este, los italianos merecen volver a toda su gloria y repletar otra vez el Caupolicán.
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