Texto por: Franco Zurita

Fotografías: Daniel Saez

Tarde infernal en la capital. El calor imperante vaticinaba de alguna forma, el infierno que viviríamos en las próximas horas. Con la garganta adormecida y ya acreditado, me dispuse a tomar posición para ser testigo y partícipe de una tormentosa y mística ceremonia que reunió a Jinjer y Heaven Shall Burn en su gira por Latinoamérica con paso en nuestro país y que contó con la presencia de los nacionales de Decessus para encender las antorchas de la jornada.

Ya en posición y con el teatro poco a poco colmando sus espacios, Decessus iniciaba los fuegos de esta esperada cita ante las cientos de almas dispuestas al sacrificio en el nombre del Metal. Abrazando el lado más técnico y progresivo del género, entre vertiginosas métricas, poderosos blast beat y poderosas plegarias como «Dying Hope Blossom» y «Traitor», dieron forma a una sólida presentación representando en alto la escena nacional y que prepara el camino para su presentación el próximo año en el festival Hellsinki.

Luego de esa demostración de sonido local y siendo testigo, desde el ojo del huracán, como el recinto se preparaba poco a poco para una batalla campal, Heaven Shall Burn hacía su entrada entre la euforia de todos nosotros tras una larga espera de siete años. Uno a uno fueron pisando el escenario para al final, Marcus, su vocalista, hiciera su entrada con la camiseta de nuestra selección en el pecho y así, dar inicio a esta tormenta de metal extremo. 

Con una multitud enardecida y dispuesta a dar la pelea, los alemanes soltaron la caballería en un brutal y despiadado repaso a través de su trayectoria iniciando con la emotiva y vertiginosa melodía de «Awoken» para sacudir nuestras fauces en este despiadado regreso. Un clásico del Metalcore «Endzeit» hacía estallar el mosh cuál torbellino, arrasando todo a su paso mientras el público con sus puños en alto, gritaban a mansalva este mítico himno de Heaven Shall Burn. «Übermatch» y «Bring The War Home» siguieron la senda destructiva de los alemanes para dar paso a la especial interpretación de «The Weapons They Fear» dedicada a la memoria de Víctor Jara y Salvador Allende quienes en palabras de Maik Weichert, guitarrista de la banda, fueron y son estandartes de la lucha social en Chile y todo el mundo. 

Luego de las caóticas declaraciones de este invaluable himno de HSB y el recinto convertido en un campo de guerra, la rabia seguía alimentándose al compás de «The Voice Of The Voices» y «My Heart And The Ocean» que fueron adornando la masacre cometida en el Caupolicán. «Black Tears», cover de los suecos de Edge Of Sanity y que ya forma parte habitual del repertorio de HSB, fueron las últimas declaraciones de los alemanes quienes terminaron está confrontación con un especial agradecimiento de parte de la banda y ante la brutal entrega de parte de su público. «Empowerment» y «Corium» fueron las últimas piezas de esta visceral presentación de Heaven Shall Burn haciendo estallar en primera instancia este feroz reencuentro, más que aplaudido, por los fanático locales. 

Tras batallar en el mosh y con un tiempo prudente para la recuperación, llegaba el momento de los ucranianos de Jinjer. Ya fuera de la vorágine y a una distancia en la que pude apreciar la fascinante demostración del cuarteto, frente a un telón que gritaba a los cuatro vientos el nombre de Jinjer, Tatiana y compañía acompañados de una misteriosa introducción daban inicio al groove y a esta ceremonia mítica del Metal Técnico y Progresivo. Un show de calidad y probablemente, uno de los mejores en la vida, en cuanto a ejecución y brillante solidez. 

Sin tregua alguna, la brutal y atrevida propuesta de Jinjer liberaba una a una las plegarias de una noche llena de virtuosismo y breakdowns que terminaron probablemente, con alguno que otro cuello torcido. 

«Just Another» fue la pieza inicial para dar comienzo a esta ceremonia y sacudirnos la cabeza con las métricas irregulares y los blast beat que emergían de «Sit Stray Rollo Over» y «Ape» de su impecable trabajo «Micro» del 2019, lograban sumergirnos en este universo casi religioso y brutal de Jinjer. Dejando de lado un poco el impecable setlist de los liderados por Tatiana, Se me hace imposible no destacar entre otras cosas, la pulcritud de Eugene, Román y Vlad quienes con una expertiz envidiable y de manera precisa, ejecutaban cada una de las piezas del cuarteto. Un constante estallido cerebral tras cada riffs que emergía de las cuerdas y de la aplastante percusión que adornaba las obras que brotaban de las fauces ucranianas. 

Entre otras piezas, majestuosas por supuesto, fueron sonando una tras otra, obras literales de maestría. «Green Serpent» y «Someone’s Daughter» pertenecientes a su próximo trabajo discográfico acompañados de «I Speak Astronomy», «Perennial» entre otros éxitos de los ucranianos fueron dando forma a una ceremonia de clase magistral de Metal y tecnicismo. «Rogue» fue otro de los estrenos en vivo de lo que será su última placa dando paso al falso final al que acostumbramos en cada show en vivo. 

Con un público ardiendo y sediente de breakdowns, Jinjer volvía a los escenarios para celebrar el cumpleaños de Vlad, baterista y motor de la banda e interpretarnos la introspectiva y visceral «Pisces» coronando así este ritual de riffs  matemáticos e invocaciones siniestras.

No puedo más que elogiar no sólo la puesta en escena sino que también, la calidad musical de estas bestias del metal. Desde la rabia y brutalidad de Heaven Shall Burn hasta el lado más técnico, narrativo y cósmico de Jinjer, la noche de ayer, probablemente, vivimos uno de los mejores shows del año en cuanto a calidad y salvajismo en partes iguales. Y aunque, políticamente con los ucranianos seamos de veredas opuestas, hay que reconocer que lo de Jinjer, es sin duda de otro planeta. 

Puedes revisar nuestra galería fotográfica de este evento aquí


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