
Texto por: Pablo Castillo
Fotografías por: Spider
¿Cual es el panorama perfecto para una tarde de febrero? Ya se está terminando el mes, todo da pereza, el calor pega fuerte y ni siquiera tienes energía para levantarte de la cama. Eso pensaba yo en plena bellavista a las 6 de la tarde en camino a mi panorama perfecto para un miércoles, la cita histórica entre los dos monumentos de las canciones rápidas sin estructura Atheist y Cryptopsy. La dupla legendaria del Death Metal Técnico estaba en nuestro país, en la misma ciudad, la misma noche y presentándose en el mismo escenario, era como ver a los Power Rangers primero y una hora más tarde a las Tortugas Ninjas, pero aún mejor.
El picadillo antes de un buen plato es esencial, por eso los locales Overtoun ofrecieron una buena dosis de Metal Progresivo, que fusionado con los guturales en inglés de Yoav Ruiz generaban el poder para abrir esta fecha. La agrupación chilena estaba liderada por este peculiar sujeto mexicano con raíces gringas, y digo peculiar porque es ni más ni menos que el bajista de Atheist A.K.A uno de los protagonistas de la noche.
Y ya casi siendo las 20:00 horas que se sentía ese nerviosismo antes de que se apaguen las luces y se acabe por fin la espera de 6 años, mire para atrás un segundo y seguía vacío Metrónomo, al rato me di vuelta denuevo y había un mar de gente entrando escuchando las primeras notas de No Truth. Atheist con su inusual manera de hacer música ya estaba arriba del escenario preparados para enfrentarse al mejor público metalero del planeta. Todo sonaba muy bien, pero Kelly Shaefer como profe dando clases, con una interpretación vocal que sonaba exactamente al Piece of Time (1990), una mezcla perfecta entre el gutural y su excelente voz técnica.

El setlist se dividió en sus 3 lanzamientos noventeros, tocando lo mejor de cada uno e intentado rescatar el sonido del bajo que hace tan característica la música de la banda -no se escuchaba tan alto ni siquiera en los momentos donde debería de brillar-. De igual manera, se abrieron los primeros mosh de la noche y cerraron el set tocando lo mejor de Unquestionable Presence (1991), dejando sin aire al público que corria en circulos y que se movía de un lado a otro con los cambios de cifra de compás tan brutales que tenía Mother Man, o el tema homónimo con sus mil secciones que cambiaban de ritmo dejándonos en shock. El público quería más, y obviamente tenían guardado su mayor éxito Piece of Time, momento en el que me di cuenta que esto no era un concierto cualquiera, la energía de un público viendo a dos de sus bandas favoritas de la vida concentradas en un solo tema.

En algún universo alterno, después de este complejo y pesado show ya era momento de ir a la casa, pero estamos viviendo la mejor de todas las líneas temporales porque se sentían las pisadas de los gigantescos de Cryptopsy. Un show que ni siquiera duró una hora pero se sintió como el castigo eterno dentro del mismo infierno, una masa de hombres de mediana edad corriendo en círculo sin polera transmitiendo calor y rabia pero viviendo el mejor momento de sus vidas, debutando en nuestro país la gira Burnt Into Pieces llena de canciones de la obra maestra None So Vile (1995) y de su último disco As Gommorah Burns (2023).

¿Y como mosheas esto? Luego de pensarlo durante todo el camino después del concierto no llegué a ninguna conclusión, pero dar vueltas empujando a todo el mundo, saltando en los breakdowns y gritando como si supiera hacer gutural quedo bastante bien cuando tocaron Open Face Surgery de su disco debut Blasphemy Made Flesh (1994). El eufórico público era todo lo que hacía, pero era todo lo que necesitaba la banda para tocar aún más fuerte y aún más agresivo, empezaba un tema y de todos lados llegaba gente para seguir dejando la escoba. La guinda del pastel fue escuchar Slit Your Guts, Crown of Horne y Phobophile en vivo y no haber muerto en el intento, bueno casi no morir, ya que no fui el único que se cayó dentro del mosh.

La mejor noche del metal en Chile en el año probablemente y te lo digo un 19 de Febrero, tan buena que los cabros de Atheist se camuflaron entre el público pa ver a Cryptopsy, tan buena que yo me quedaba parado viendo mientras que el mosh me pasaba por encima cuando la canción cambiaba de tiempo, tan buena que tenias a todo el público indeciso pensando si venir con la polera de los canadienses o de los de Florida. Tras un show tan esperado, era imposible salir ileso entre tanta euforia, los moretones se harán visibles mañana en la mañana pero pronto se irán, lo que no se irá será el recuerdo de una de las conciertos más emblemáticos para el metal en nuestro país.
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