Texto por: Adolfo Serey
Fotografías por: Hugo Hinojosa

La noche de ayer fuimos transportados musicalmente al 1600 d.C, era de oro de la piratería y grandes leyendas, eso pensamos al llegar al exterior del Club Chocolate y ver las decenas de personas vestidas de negro y sombreros pirata.

Ahh!… Pero antes tendríamos la asombrosa presentación de Drake (claro, no el rapero). Se trata de una banda santiaguina de Heavy/Power Metal que siempre ha contado con un espíritu tempestuoso. Blandieron el acero de sus instrumentos musicales por un breve, pero apasionante, repertorio. Aunque su piratesco ritmo es siempre afilado, dejaron un momento para dedicar una triste melodía donde el timonel Felipe del Valle dedicó estas palabras: “Esta canción se la dedicamos a la terrible pérdida que sufrió el Rock y el Metal nacional, Melvin Poblete, un tremendo aporte musical y una muy alegre persona, por tí Melvin”.

La presentación trajo un montón de personas, me atrevería a afirmar que la potencia musical de estos artistas fue tan estruendosa que trajo muchos más de lo esperado, fácilmente la mitad de la audiencia total de Alestorm, bien ahí chicos.

Comenzaron los preparativos (curiosamente tardaron mucho menos de lo esperado), el pato de hule personificó a los piratas britano- austro-estadounidenses en el escenario y, contrario a la frecuencia y la historia, la banda Alestorm entró un par de minutos antes de la hora pactada, con cañonazos de batería y aguas de teclados la banda encañonó a la febril audiencia en el Club Chocolate. Rompieron el hielo con su famoso hit de «Keelhauled». Desde ese momento todo fue “piratería y desmadre”, creando una fiesta sonora de proporciones, a tal nivel, que el espacio del recinto se hacía pequeño y angosto para la desbordada audiencia.

El público estuvo fervoroso y no disintió a la oportunidad de ningún moshpit. Los sombreros piratas volaron a cada empujón, así como un alocado participante disfrazado de dinosaurio azul al centro de toda la tormenta. El público fue muy variado, desde personas de la tercera edad hasta niños, nadie parece quedar ajeno a la fiesta que esta banda sabe dar. Los filibusteros han robado tantos adeptos de público metalero nacional que sus acérrimos y más fieles seguidores se multiplicaron desde aquella añosa presentación en el Club Rock & Guitarras.

Definitivamente quedó atrás el viejo sello Battleheart (nombre del grupo en su inicio en 2004) para darle protagonismo a un nuevo navío musical, su electrizante y bailable sonido actual los lleva a navegar tan lejos lo permitan sus velas.


Zumbido.cl

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