Texto por Franco Zurita

Fotografías por Hugo Hinojosa

Anoche, el corazón del subsuelo santiaguino abrió sus puertas para recibir un reencuentro que parecía tallado en la memoria de quienes aún creemos en la catarsis del ruido y en que la verdad, a veces, se debe decir gritando.

Ante un giro inesperado para muchos fanáticos, los nacionales de Rosewell, los mismos que hace dos décadas tejieron himnos de rabia, fragilidad y esperanza, regresaron con formación original para celebrar los 20 años de «Al Tope De Lo Real»: Su álbum debut y pieza fundamental de la escena post-hardcore y metal nacional. 

Con la emoción en el aire y la nostalgia del momento, unos minutos después de la hora pactada, la banda pisó el escenario subterráneo y como si de un cuadro de nuestra juventud se tratase, Rosewell volvió a decorar aquellos paisajes recorridos y rememorar de inicio a  fin, los recuerdos y el impacto de su disco debut.

Helmut Schmied como el portavoz de esta ceremonia dió la bienvenida junto a los suyos para iniciar sin tregua con «Aires de Esperanza». Esta poderosa pieza que comienza también el disco fue el primer himno en un ambiente cargado de emociones, que desde el primer instante, se desataron con profunda pasión.«Noviembre», «Por Una Sola Razón» y «Detrás del Olvido» fueron otras de las que dieron repaso en esta jornada y ya terminando la primera parte del show, llegó la primera sorpresa de la noche. 

Para los fanáticos (me incluyo) de Glassjaw, «Cosmopolitan Bloody Loss» fue el primer cover que Rosewell nos regaló para amenizar la noche y volver más épica la jornada. Pero eso no fue todo. De la mano de «Perfección», la banda preparó un clásico para la generación presente la noche de ayer. Ante la ansiedad de una posible visita de los de Sacramento, «Be Quiet And Drive» de Deftones fue el siguiente regalito para los fanáticos en medio de una explosión de nostalgia y energía encendiendo aún más, la llama de este encuentro. 

Siguiendo este repaso y ya terminando el show, «Cruzando Un Tornado» sería otro gran momento de la noche con un personaje y voz conocida en la escena underground nacional: Matías Figueroa de Chances, Drogatones y Portugal. Con la euforia en un punto de no retorno, las voces acompañaron los gritos de Helmut potenciados con la energía de Matías en una pieza de las más memorables de este trabajo. 

Con una evidente resignación por parte del público, ante el término de la velada, Rosewell sube nuevamente al escenario, esta vez, vistiendo de blanco para, nada más ni nada menos, interpretar “T.L.C” de Turnstile. Cosa que no hizo nada menos que impactar como un rayo el recinto, desatar el mosh y la locura en los presentes. Tras esto y unos minutos de recuperación, “Dulce Revancha” y “Al Tope de lo Real”, canción que titula el disco, fueron las últimas bengalas de la noche cerrando una jornada cargada de nostalgia en donde no solo revivimos aquel trabajo que impactó una escena, sino que también nos acompañó en nuestro crecimiento. Y yo creo que por eso impactó tanto el regreso de Rosewell. Porque además de volver a ver a la banda, significa volver a tocar nuestras heridas, esta vez cicatrizadas y con mucha más experiencia. Heridas que por supuesto, cicatrizaron, al tope de lo real. 

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