Texto por: Adolfo Serey
Fotografía: Daniel Sáez

Anoche presenciamos el segundo show de Rata Blanca en nuestro país, Santiago, el cual enmarcó su longeva carrera musical, destacando los 32 años de aniversario de su afamado disco «Magos, espadas y rosas» musicalizando la noche de fantasía, amor y Rock & Roll, pero antes, el Teatro Cariola se encandilaría del resplandor de cobrizo pájaro de trueno y su sonido, nos referimos a Kuervos del Sur.

La maravillosa fusión de 3 furiosas cuerdas, las percusiones indómitas, la voz enraizada al campo y el inquebrantable son eléctrico del teclado, de esta forma se escribe música cada vez que Kuervos del Sur se posa sobre el escenario. Rara vez se presenta tanto público a ver una banda telonera, pero los sureños han sabido cultivar un contexto y un sentido musical fundido en sus líricas y composiciones instrumentales. Agudos y cada vez más experimentados son estos músicos, cautivadores si se les quiere celebrar su forma de recrear experiencias. A sus tempranos 17 años de carrera musical han cautivado al público, transformándolos en seguidores de su música, disco a disco, esto es indiscutible al presenciar cómo coreaban cada tema con un vozarrón altivo e inquebrantable. Luego de una sólida puesta en escena de poco más de una hora de las aves de trueno, el receso marcaría el retorno de una de las leyendas del Rock/Metal latinoamericano, Rata Blanca.

Abrazando el Rock podría ser la forma más significativa para entender el hito que esta banda argentina hizo anoche. Y si bien existió un gran repaso por las canciones de su disco más emblemático en su historia musical, no fueron ajenos a los hits que se acunan en discos como «Rata Blanca VII», «El Camino del Fuego», «La Llave de la Puerta Secreta», «El Reino olvidado» hasta el reciente «Tormenta Eléctrica». 

Nada se escapó a los dedos del mago de las cuerdas, Walter Giardino, que nos embruja entre los acordes del neoclásico del pasado, el heavy y la psicodelia. También tenemos otros astros, como aquel que lleva escribiendo con fuego las percusiones de la banda desde el 02′, Fernando Scarcella, quien ha formado una gran dupla con Danilo Moschen el ex-BV Infinity, otro mago de las entrampadas melodías. El tormentoso bajo juega en las manos de Pablo Motyczak desde el 2017, cuando toma la posta que nos dejó el querido Guillermo Sánchez, histórico bajista de la banda. Celebrando la exhalada potencia que tiene la rata, no podemos dejar fuera a otro de sus pilares fundamentales de la agrupación, Adrián Barilari. Su capacidad vocal persiste en el tiempo, feroz y aguda, su distintivo timbre y tono ha encantado a generaciones de aficionados que han coreado todos y cada uno de los temas que estos bonaerenses han compuesto.

Curiosamente, al reparar en su larga carrera, podríamos pensar que su estilo y pasión haya envejecido junto con ellos, pero ¡NO! Su química interpretando sus temas es la alquimia perfecta con la braveza del público que cantó: «Michell, Odia la Oscuridad», «El Beso», Volviendo a casa», El Círculo de Fuego», «La Canción de la Guerrero», «Ella», Días Duros», «Amo del Camino», «71-06 Endorfina», entre muchos más.

Pero este concierto no podía celebrarse sin tocar las cautivadoras baladas «Sólo para amarte», Ella», la aclamada «Mujer Amante» y «Aún estás en mis sueños» entre mezcladas al son del setlist.

Para cerrar la noche, tocaron la canción más emblemática de la banda, aquel distintivo relato de magia y amor que no puede ausentarse, el encuentro entre un hechicero y una magia nativa del bosque, «La Leyenda del Hada y el Mago».

La atmósfera del teatro demostró que los años no te caen encima sino que te repletan sólo de experiencia, continua y estrepitosa experiencia que alimenta el alma de cada uno de estos músicos que no saben más que respirar y crear Rock & Roll.


Zumbido.cl

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