Columna por: Gonzalo Díaz

Año 1999, no uno cualquiera, sino un año de grandes lanzamientos que venían a consolidar a un puñado de bandas con una amplia trayectoria, siendo discos como «The Battle Of Los Angeles» de Rage Against The Machine, «Californication» de Red Hot Chili Peppers o «Issues» de Korn, trabajos que a esta altura, vienen a ser recordados como joyas de la época. Entre este grupo de bandas, surgía una que dentro de todo, lograba llevarse las miradas por su llamativa propuesta, la cual entre un sonido acelerado, oscuro, una mística oculta entre máscaras y hasta lo llamativo por su notoria numerosidad de integrantes, se transformaban en la revelación del Metal de finales de la década de los noventa, esto mediante su violenta aparición a base de su álbum debut, nos referimos en este caso a Slipknot.

Centrarnos hoy en Slipknot es sinónimo a estas alturas de una banda que a base de un amplio trabajo, se han transformado en una de las bandas referentes, principalmente para las últimas generaciones adeptas al Metal y derivados, logrando establecerse por medio de su ya característico sonido, como una banda fundamental que ha logrado insertarse más allá de un mero nicho ligado al sonido más pesado, sino que incluso, ha llegado a transformarse en una banda icónica por su propuesta, liderazgo e incluso por cómo han logrado llevar el desarrollo de la agrupación. Precisamente, es este último punto el cual nos cita, es que claro, hablar de Slipknot desde una mirada crítica no es fácil, es más, no es una obligación ni tampoco un intento de buscar ideas “rebuscadas”, pero en cierta medida, la última etapa de Slipknot ha logrado caracterizarse por una serie de sucesos que hacen que este retorno a los escenarios llevado a cabo en estos días, se torne no solo en uno de los regresos más esperados para la fanaticada de la banda enmascarada, sino también, para todos los oyentes del Metal o de sonidos más pesados,  porque claro, guste o no, Slipknot es una banda que está ahí presente de alguna manera y siempre puede ser una necesidad hablar de ellos.

Pero claro, la cita apunta al desarrollo mismo de la banda, la cual, plagada de triunfos, premios, festivales, discos, entre otros, ha tenido también una serie de procesos, centrados en primera instancia por sus cambios de integrantes, los cuales se han visto principalmente enmarcados por despidos y demandas monetarias de por medio, lo cual ha hecho que en cierta medida se hagan notar los fuertes liderazgos por parte de la banda, cayendo constantemente las miradas sobre su voz y principal exponente, Corey Taylor y en segunda instancia, pero no menor, por su percusionista Shawn Crahan, a quien se le atribuye gran parte de la toma de decisiones, de los cambios e incluso de las diferencias que han llevado  muchas veces a que Slipknot se transforme en una banda amada, pero también criticada incluso por sus propios seguidores, llevándose muchas veces el protagonismo los conflictos y diferencias, que han hecho que la banda sea tildada como una especie de monopolio o negociante de festivales, de interesados por el dinero y que incluso, han dejado en segundo plano los lanzamientos de discos que en el último periodo, poseen una perspectiva de “casi forzados”. A esto, se suma además las lamentables perdidas de integrantes como Paul Gray y la de Joey Jordison, quien ya previamente había sido desvinculado, transformándose en la primera pieza clave en salir de la banda.

Pasaron los años, los discos y con ello, los integrantes, haciendo que el sonido y la faceta incluso estética de la banda se trasformara con el tiempo, perdiendo el peso que habían logrado poseer durante los primeros años de carrera. A pesar de aquello, la banda se daba el tiempo y el espacio para pausas, muchas veces necesarias y con ello el replantear la propia propuesta de la banda, la cual a su vez, había caído en un momento de pérdida de identidad, esto a pesar de ser de un fácil reconocimiento. Pero esto es clave ¿Cómo una banda a la cual se le asimila ser fácilmente reconocida puede perder su identidad? Y en este caso, Slipknot se transformó en cierta medida en aquello, una banda que transitó entre periodos de escándalos, problemas de ego, demandas e incluso críticas por parte de sus más fieles seguidores. Pero claro, las situaciones mencionadas no son un tema nuevo en una banda y con ello, las transformaciones han sido necesarias, tanto para dar vida a un nuevo sonido, como incluso para darse el lujo de probar en aquello y con esto, muchas veces no convencer del todo a su público, siendo el ejemplo más cercano las ultimas salidas de Craig Jones y la de mayor repercusión, la del baterista Jay Weinberg, quien se había transformado en pieza fundamental al ser el reemplazante de Joey Jordison, uno de los integrantes esenciales de la banda, tanto por su tecnicismo en la batería, como también por la importancia de dicho instrumento, siendo esta última desvinculación, parte de la última etapa de críticas a la banda y de la cual aún quedan elementos de discusión, comparación y discordia.

Sin embargo, la última parte, ligada al regreso de Slipknot a los escenarios, ha traído consigo una serie de elementos a considerar, partiendo por el propio hecho de que es exactamente aquello, un regreso, lo cual, siempre es bienvenido, pero dicho regreso posee un elemento mayor, como lo es en este caso, la comentada llegada de Eloy Casagrande a la banda, para así no solo reemplazar a Weinberg, sino que además, realizar una especie de retorno al viejo sonido de la banda, sin perder en ello la potencia desarrollada y retomar la identidad que muchos esperaban, más aun, con la contratación de quien es hoy considerado como uno de los principales exponentes en la batería a nivel mundial y del cual se realizó toda una teleserie al momento de llegar a la agrupación.

En este caso, la llegada de Casagrande a Slipknot trae un renacer a la banda y con ello, un empujón a la carrera de Eloy, quien ya en su trabajo previo con Sepultura, pudo dar cuenta de su potencia, técnica e incluso, capacidad de transformar y darle vida nuevamente, a una banda que nunca debió perder la brutalidad ni las miradas que le corresponden. Slipknot hoy nuevamente nos hace centrar las miradas en algo que hace mucho tiempo no pasaba, una vez más hablamos del sonido y del sello de una banda de letras en mayúsculas, hoy en de buena manera hablamos de su esperado regreso y con esto, de una oportunidad de dejar de lado, aunque sea por un buen rato, los dilemas, debates y problemas existentes. Sobre quién será el siguiente integrante despedido de la banda, esperamos no sea tema en un buen tiempo.


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