
Texto por: Cristian Martínez
Fotografías por: Camilo González
La noche del 22 de marzo, el Club Chocolate fue testigo de la energía inagotable que mantiene viva la leyenda de Marky Ramone, quien, junto a Blitzkrieg, desató una auténtica fiesta de punk rock en su estado más puro. El recinto se transformó en el punto de encuentro para un público de todas las edades, donde amigos, parejas y familias enteras se reunieron para disfrutar de un espectáculo que prometía mucho y que, sin duda, superó todas las expectativas desde el primer momento.
La fila previa a la apertura de puertas anticipaba un Club Chocolate repleto de fanáticos, quienes, con una energía vibrante en el ambiente, dejaban claro que estaban listos para entregarse por completo al espectáculo, en una noche que rememoraba un viaje directo a la esencia del punk rock, con la actitud irreverente que los neoyorquinos irrumpieron con fuerza en las décadas de los 80 y 90.

Una vez dentro del recinto, el público se posicionó estratégicamente alrededor del lugar, dejando el sector cercano al escenario para los más osados, dispuestos a desatar toda su furia, mientras que en la tribuna se acomodaron las familias con niños y aquellos que esperaban vivir el show de una forma más tranquila, destacando la comodidad que ofrecía el espacio del Club Chocolate. A las 20:00 hrs, Marky Ramone subió al escenario, recibiendo una ovación estruendosa de los asistentes, quienes eran testigos de esta leyenda viva.
El show comenzó con «Do You Wanna Dance?«, que, como su título lo indica, hizo bailar a la gente al ritmo del punk. La banda siguió con una oleada ininterrumpida de canciones, desatando la euforia y manteniendo la intensidad al máximo durante toda la velada. Temas como «I Wanna Be Sedated» y «Sheena Is a Punk Rocker» hicieron que los asistentes cantaran a todo pulmón, creando una atmósfera cargada de emoción y espíritu festivalero. La versión de «Surfin’ Bird«, llena de fuerza y frescura, desató una ola de pogos que recorrió el recinto y que hizo surfear a los asistentes al compás de la música, liberando sus emociones en cada acorde.

El vocalista Iñaki Urbizu en la voz, Martín Blitz al bajo y Marcelo Galla en la guitarra son el soporte vital de la banda y quienes acompañaron a Marky Ramone en sus 72 años, desbordando energía y calidad en cada canción con toda la esencia que Ramones impuso sobre los escenarios.
Las luces se apagaron por un breve momento, desatando el icónico coro que el público repetía incansablemente: «Hey! Oh, let’s go«, avivando el ambiente y demostrando que no tenían intenciones de que el show terminara pronto. Y para continuar con la fiesta, la banda guardó para el encore algunos clásicos, como «Rock ‘n’ Roll High School«, acompañados de versiones de canciones emblemáticas de la historia, como «Have You Ever Seen the Rain?» de Creedence Clearwater Revival y «What a Wonderful World» de Louis Armstrong, que fueron coreadas frase a frase por el público, disfrutando de las interpretaciones de estos clásicos.
Ya para finalizar el show en la estratósfera, la banda tocó «Blitzkrieg Bop«, acompañando el emblemático coro del público. El evento fue una experiencia con todas sus letras, una que demuestra que el espíritu del punk rock nunca muere y perdurará con las nuevas generaciones que estuvieron presentes esta noche.
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