Texto por Franco Zurita

Fotografías por Claudio Escalona

Anoche nos vestimos de gala para recibir a una de las bandas iconos del rock y las baladas ochenteras: hablamos de Foreigner. Clásicos y fundamentales, la banda aterrizó anoche ante un repleto Movistar Arena que cantó, bailó y por supuesto, revivió los recuerdos más luminosos de aquellas épocas doradas. Pero esta visita, no podía ser ilustre sin la presencia del gran Lou Gramm, vocalista histórico de la agrupación, quien con 75 años recién cumplidos, deslumbró y acompañó a la banda en este repaso definitivo por su gran trayectoria. 

Ante una lluvia que amenazaba con difuminar a la masa que, desde temprano, gozaba de los rincones del coliseo santiaguino, poco a poco, el recinto se fue colmando hasta llenar el último asiento del lugar, convirtiendo la noche en una verdadera fiesta de la época. Furronda Count y La Joseph Band ambientaron el inicio de la jornada musical con clase y elegancia. Los más entusiastas, desde sus sillas, sacaban sus primeros pasos ante la solidez y maestría de los músicos en un show impresionante y a la altura.

Ya pasadas las 21 horas y ante la impaciencia del público presente, el blackout total dió pie para lo más esperado de la jornada. Más de una década tuvo que pasar para que Foreigner pisará nuevamente suelo nacional y como cumpliendo una deuda con sus fanáticos, «Double Vision» dió comienzo a esta esperada ceremonia. Con Luis Maldonado a la cabeza, la banda contagió de energía todo el recinto y demostró la calidad y vigencia de la agrupación. Siguiendo con el lado más hardrockero de Foreigner, «Head Games» encendía el fuego que poco a poco, comenzaría a levantar al público de sus asientos para una máxima entrega.

«Cold As Ice» fue el primer clásico de la noche. Y digo clásico porque fue una de los hits que me tocó escuchar gran parte de mi crecimiento gracias a la pasión empedernida por el pop y rock anglo de los años 80’s que tenían mis viejos. Luego de eso, era tiempo de los lentos, o al menos del primero. No hizo falta más que deslizar los primeros acordes de «Waiting For A Girl Like You» para desatar la locura contenida de los presentes que, poco a poco se acercaban a sus parejas/amantes/amigxs para desatar las danzas pasionales. «Dirty White Boys» y «Feel Like The First Time» fueron otras de las canciones que siguieron abultando el repertorio de la banda hasta llegar a “Urgent”, otra de las mejores épocas de Foreigner.  

Luego de eso y para preparar el combo final de la noche, Michael Bluestein y Chris Frazier, tecladista y baterista actuales, deleitaron a los fanáticos con una sesión exquisita de improvisación con pura clase y maestría. Psicodélica y poderosa, hicieron del público, uno más en sus respectivas presentaciones, quienes aplaudieron tremenda demostración de habilidad y destreza musical. Tras este interludio y ya en la última parte del concierto, los acordes de “Juke Box Hero”, daban la bienvenida a un gigante. Héroe indiscutido de Foreigner y voz de aquellos clásicos que trascendieron en el tiempo, el señor Lou Gramm pisaba el escenario provocando la euforia y encendiendo la llama definitiva para seguir con el cierre del show. 

Con una calidad vocal impecable y una energía pura, Gramm tomó la posta de la voz con el apoyo de Maldonado para calentar con “Long, Long Way To Home” y preparar lo esperado por muchos. Con el público rendido ante los pies de estos titanes, el piano de Bluestein comenzó a dar atisbos de una de las baladas más reconocidas de la época. Una esperada por muchos, la gran “I Want To Know What Love Is” hizo recordar a todos los presentes, ese momento íntimo que significaba bailar un lento en aquellos años. Siendo una de los lentos más conocidos de la música, Foreigner transportó a los fanáticos a esos momentos de la vida que permanecen en la memoria y que revivirlos, nos llena de emociones y fortalece el alma.

Para finalizar, el rock and roll de “Hot Blooded” fue la última pieza que coronó un espectáculo fascinante y de clase mundial. Pareciera que el tiempo no pasara para Lou Gramm quien, como en sus mejores años, deslumbró frente al micrófono demostrando su vigencia y prometiendo una nueva visita para celebrar los 50 años de carrera de la banda. El resto de la banda, compuesta también por Jeff Pilson en el bajo, a quien no nombré y que fue bajista de Dio y Bruce Watson en la guitarra, fueron el acompañamiento perfecto para mantener vivo el legado de Foreigner. Una noche de emociones y clásicos históricos


Zumbido.cl

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