Texto por: Lucas Araya

Fotografías: Hugo Hinojosa

El destacado músico nacional despidió el año con un show lleno de amistades, grandes canciones y un abrazo gigante que cruzó el continente con sonidos del alma latinoamericana. Angelo Pierattini presentó un show pensado como una celebración, una despedida y bienvenida, a la vez, en una noche fresca. Con un escenario desplegado de forma ideal para una reunión de amigos guitarreando y piscoleando. “Estamos en un bar” y el repertorio va de la mano con el entorno, acompañado de guitarras acústicas, acordeón, bajo eléctrico, ropas oscuras y vasos con hielo. Folklore urbano puro.

«Soy un aprendiz» abrió el set frente a un público dispuesto a integrarse con palmas y voces desde el inicio para presenciar un repaso del amplio repertorio en complicidad con el anfitrión de la velada. «Luz de noche» trajo la tierna densidad y guitarras eléctricas reverberantes entre el humo, haciendo palpitar el corazón de esta tierra y dejando en claro que Latinoamérica está en este rincón caluroso esta noche, un momento preciso para invitar a Vicente Cifuentes al bajo para homenaje a Zalo Reyes, el primero de los grandes guiños a esas influencia eternas de Pierattini y de tod@s quienes crecimos aquí.

Ya que esto es una fiesta compartida, el micrófono bajó hasta el piso pegajoso para cantar «Las cosas simples» entre el público, una unión eterna. Con el ánimo en las alturas, «Alma desierta» flotó junto a un bello acordeón, palmitas y dulces voces vibrando como agua de pozo. «Cuando pienso en ti» y «Subiré a lo alto» tomaron aires aún mayores en la voz de Masquemusica (Macarena Campos), otra invitada de lujo en este carnaval de ritmos amables y tonos llenos de cariño por el Bolero, el Vals, la Tonada y la Pampa hecha ritmo. «Desdeñoso» y «Sureño al tiro» fueron una muestra palpable de esa exquisita fusión.

Ya casi cerrando, Diego Ormazábal tomó la batería para unirse a  una hermosa versión de «Menta, miel y sangra», canción que tuvo una inmediata reversión con Tomás Olivera en guitarra para deleite con yapa, como debe ser. Luego de unos segundo de aplausos y afecto en burbujas, Pierattini y su clan volvieron a  escena para invitar a Javier Barría para interpretar en voces y guitarra «Carita de gato», en un homenaje a Jorge González, uno de los más grandes de la historia en una emotiva y electrificante versión. Y si de grandes se trata,  Camilo Sesto se mezcló entre las gargantas y las copas en alto con «Vivir así es morir de amor». Una fiesta en un bar transformado en karaoke y sonrisas.

El cierre abrió la pista de baile para remecer con dos cumbias clásicas, parte de nuestro ADN y el latir de todo un territorio humano: «Un año más» y «Daniela» con Masquemusica fueron el broche de oro para cerrar un 2022 aguerrido que nos dejó enseñanzas, heridas y sensaciones extrañas, una montaña de resiliencia acompañada de música imbatible para terminar un ciclo y abrir los corazones y recibir un nuevo año. Gracias Angelo por una sesión hermosa y por tanta energía y buenas vibras. Siempre aprendices del camino.


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