Texto y fotos por: Hugo Hinojosa

La jornada de este domingo era una bastante esperada por la fanaticada del Ska y el Reggae en Chile, ya que se preveía un combo de alta calidad. Por una parte, La Floripondio, emblemática banda nacional, quienes luego de meses (producto de la pandemia) están regresando a los escenarios y, por otro lado, The Skatalites, icónica agrupación jamaiquina, quienes se encuentran haciendo una pequeña gira por el país, y que ya contaba con una presentación en Concepción y dos en Quilpué.

Así fue que a las 7 en punto salió a escena La Floripondio, dando el primer golpe con «Vacunaska», parte de «Dime qué pasa» (1999) y tema habitual en los sets de la banda. Como siempre se mostraron como una agrupación llena de energía, en un show que dio cuenta de su ecléctica propuesta, que transitó entre el Ska, el Reggae, el Punk, el Metal y otros estilos. A pesar de ser un show breve (cerca de una hora), fue muy intenso y caracterizado por momentos de mucha rabia y con constantes alusiones políticas, el que encontró en un público motivado la respuesta necesaria a las consignas enarboladas a lo largo del espectáculo. Asimismo, a pesar de la duración acotada, se dio el tiempo de contar con invitados, que además ayudaron a ir subiendo la intensidad de la jornada. Entre ellos estuvo José Dolores, quien tomó el liderazgo de las voces en «Y es de día», corte de «Gimnasia para momias» (2015), último disco editado por la banda, o en clásicos como «Bailando como mono». Del mismo modo, hizo su aparición Pablo Parra de la agrupación chilena de rap Salvaje decibel, quien además hizo el llamado a «libertad a los presos de la revuelta» logrando una entusiasta respuesta de los y las asistentes. El show continuó con un set que recorrió toda la discografía de la banda, como «Fiebre sudamericana style», de «Paria» (2005), o los ritmos andinos de «7 por 7/ 10 por 10» parte de su última publicación. Ya acercándose al final lanzaron algunos de sus caballitos de batalla, haciendo enloquecer a una asistencia que se embarcó en un constante mix entre pogo y moshpit. Así se pasearon desde la festiva «Ingá», la agresiva «Matar al presidente», cerrando de gran forma con su himno «Dime qué pasó», y dejando a un público encendido para la fiesta que se vendría.

Ya a las 8:30 hace su aparición The Skatalites. Con gran humildad, vemos a sus miembros unirse al escenario, aunque ya los vimos un poco antes probando e instalando ellos mismos parte de sus equipos. El comienzo de su espectáculo fue con Ken Stewart, su tecladista, llamando a contar de 10 hacia atrás y gritar «Freedom!«, en lo que es una tradición del grupo al inicio de todos sus conciertos. Este grito
impregnó al teatro de un ambiente de buena onda y vibra positiva que recorrió todo el show, diferenciándolo de la furia y energía que transmitió La Floripondio. La partida de la fiesta fue con «Freedom sound», auténtico himno Ska de 1967. El concierto se sucedió sin pausas solo con breves interludios para ir presentando sus canciones por parte de Stewart, quien oficia de maestro de ceremonia de la banda. Así pudimos apreciar un set que se centró en los sonidos Ska y Reggae tan reconocibles en
su estilo, y que hallaba una rítmica comunión con el público asistente. Recorriendo su largo catálogo, sonaron temas como «Pristine healer» o «I wish love you», tema interpretado por Larry McDonald, percusionista de la agrupación e ícono de la música jamaiquina, quien se puso al frente de la banda en varias canciones, así como también lo hizo Trevor «Sparrow» Thompson, baterista del conjunto.

Del mismo modo que La Floripondio, el grupo se reservó algunas sorpresas e invitados. Quien primero salió a escena fue la cantante nacional Natalia Ramírez Morales, quien cantó dos temas junto a ellos, destacando una festiva versión de «Perfidia», clásico bolero covereado para la ocasión. Luego de ella, le siguió «Swing easy», la cual fue presentada por su guitarrista Aurelien “Natty Frenchy” Metsch, quien conminó al publicó a responder a la pregunta de «do you like reggae music?» a lo que el público respondió entusiasta con un sonoro sí. Este tema también dio pie para un solo de congas por parte de McDonald, mientras parte de la banda fue retirándose uno a uno dejando solo la base rítmica de batería, bajo y percusiones. Fue la oportunidad de presentar a su bajista brasileño, en su primer tour con la banda, quien además hizo cantar a todo el público al unísono. Luego vino el turno para un pequeño solo de batería de Johnson, en una versión extendida disfrutada a concho por el teatro. Pero el espectáculo estaba lejos de terminar, y reservaba algunos hits para su final. Primero, sonó «Skalloween», donde en uno de los momentos más potentes del show un asistente logró subir al escenario con su saxo desde el público, y luego solear junto al resto de la banda.

Luego vendría uno de sus himnos, «Guns of Navarone», para el cual invitaron a Pablo Jara e Ignacio Valle, de la agrupación chilena Chinatown ska. Fue aquí que la banda tuvo algunos problemas de sonido, donde un fuerte retumbar casi saca al grupo de la canción, pero que lograron salvar con profesionalismo y sin perder el ritmo del clásico, e incluso dio tiempo para que su tecladista saliera a bailar adelante. Seguiría «Phoenix city», que también contó con los chilenos (saxofonista y trombonista), convirtiendo al cuerpo de bronces en una máquina sonora. Para cerrar su espectáculo de nuevo se hizo el conteo para el grito de freedom, y la banda se despidió con un breve reprise de «Freedom sound», luego de una hora y media de concierto.

Con un show centrado en ritmos tan alegres y melodías cadenciosas que naturalmente invitaban al baile, no fue de extrañar que todo fuera una fiesta. Pero a veces esas mismas melodías llevaban a otros tiempos, y así la música iba relajando a todos los y las asistentes, quienes acompañaban con su cuerpo cada compás. De tal modo, con un teatro completamente lleno y entregado a totalidad, solo quedó la promesa de su regreso en enero de 2023 para el Festival Frontera. Esperemos se repita la celebración.


Zumbido.cl

One Comment

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  1. Corrección es «Christine Keeler», no Pristine healer, estuve viviendo fuera de Chile por mucho tiempo y agudice mi oído con los distintos dialectos del inglés 🙂