Texto por: Franco Zurita

Fotografías por: Joselyn Heyden

El regreso de Milo J a nuestro país fue una completa y verdadera locura. Luego de arrasar y llenar recintos por Europa y el resto de latinoamérica, la vuelta del joven moronense estuvo enmarcada en su gira LATAM y en la promoción de su nuevo trabajo titulado “166”. Un disco mucho más atrevido que su antecesor y que lo tiene hoy por hoy, liderando la escena en este rincón del continente. 

Desde temprano, los más fanáticos se agolparon en las afueras del Movistar Arena para lograr una ubicación privilegiada y no perderse ningún detalle del tremendo espectáculo que Milo tenía preparado para toda su fanaticada. Con un recinto que poco a poco iba tomando forma, era el momento de ambientar esta ansiada espera y el encargado fue el rapero nacional Audigier. Sumando su segundo gran escenario, demostró tener los cojones de pararse frente a una multitud y sin miedo, intentar domar la situación. Con total destreza y personalidad, el rapero, al igual que en el show de Residente en octubre pasado, no sólo abrió en esta ocasión el show de Milo J, sino que demostró que está a solo unos pasos de jugar en las grandes ligas.

Ya con la multitud en su totalidad apostada en todos los rincones del recinto, era el momento del niño prodigio de Morón. Entre los gritos y la euforia de todos los presentes, Milo J hizo su entrada tras una breve introducción con la mítica frase de Charly García, incluída en su nuevo trabajo: “Hay que prohibir el autotune”. Tras esto, los primeros acordes de “3 Pecados Después” desataron la locura inmediata en el coliseo del Parque O’higgins

Luego de esa explosión al inició del show, seguiríamos recorriendo su nuevo trabajo y su versión “Deluxe” lanzada a comienzos de este año con “Retirada” y “Ni Carlos Ni José” encendiendo el fuego en esta primera parte de concierto. Duki, otro de los grandes exponentes del género urbano trasandino y latinoamericano, se haría presente en “Vida de Rock” en colaboración de Milo J para luego aterrizar en el lado más sensible del joven cantante. Acompañado de la voz de Yamie Safdie, “Carencia de Cordura” y “El Bolero” fueron uno de los momentos sensibles de la noche, despertando toda la magia interpretativa de Milo J quien entre guitarras y su voz tan profunda, cerraba este bloque con la dolorosa “Sincera te”.

Tras esa sutil demostración de talento, Milo J arremetía entre otras cosas con la colaboración que le valió la nominación a los Grammys: “Dispara” junto a Nicki Nicole de fondo, sacudieron a los presentes entre otros clásicos como “Al Borde” o “Rincón” que fueron acompañando el abultado repertorio del joven Milo hasta llegar a “M.A.I”. Es raro que una balada sea una de las canciones más reconocidas por un artista urbano, pero eso nos demuestra la habilidad y versatilidad de Milo J de explorar viejos y nuevos sonidos sin perder esa esencia callejera y denotando que Milo, claramente, es más músico que un simple cantante. 

Ya en la última parte, “Fruto”, “Rara Vez” y “Milagrosa” fueron la tríada perfecta para comenzar a cerrar el telón, no sin antes desplegar una de las canciones que logró posicionarlo como una de las grandes promesas de la nueva música urbana, la gran BZRP Music Sessions #57 para definitivamente, hacer estallar el Movistar entre saltos y gritos eufóricos por parte de los más fanáticos. Sin embargo, era la desafiante “No hago trap” la encargada de cerrar la noche y dar cuenta de la grandeza de Milo J ante un cierre apoteósico y a la altura de uno de los grandes exponentes de la música urbana en la actualidad. 

Un show que nos demuestra la grandeza de Milo J quien con tan solo 17 años, ha logrado conquistar al mundo. Un ascenso no exento de obstáculos, dolores pero que la vida se ha encargado de corregir para entregarle al joven Camilo Villarruel, el reconocimiento que su talento y garra se merecen. 

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