
Texto por: Ricardo Arriagada Gómez
Fotografías: Hugo Hinojosa
Algo fascinante para los amantes del metal sin importar el estilo, es que hemos apreciado visitas de muchos lugares del planeta, más cuando son de aquellos que han tenido una influencia importante. La noche del viernes 28 de marzo fue un caso más con el regreso de Coroner concretado en Sala Metrónomo. Pasaron diez años desde su única visita, y gracias a su gira «Non Omnis Moriar» por los cuarenta años de trayectoria, los fanáticos disfrutaron del catálogo clásico de los suizos.
Sin tener banda telonera y con media hora de atraso según el horario informado -que fue el único punto en contra del evento-, Coroner entra a la pista con la confianza puesta, marcada con el inicio de «Golden Cashmere Sleeper, Part 1» que esun track más reconocido para los seguidores más acérrimos, pero todo se descontroló al son de «Internal Conflicts», «Divine Step (Conspectu Mortis)» y «Serpent Moves»,una tripleta de sus discos más antiguos que hizo despertar el lugar, incluso con la formación de circle pit que no se veía venir tan fácil para un grupo más thrash que basta con observar a muchas personas cabeceando como locos. Fue una partida sublime.

El bajista y vocalista Ron Royce con un pequeño español estudiado, agradece la presencia y recordó la vez pasada que estuvo en nuestro país, dando paso a «Sacrificial Lamb», una canción que han estado tocando en vivo en los últimos años y de lo poco de material inédito, pero revelaron que en octubre de este año se vendría el nuevo disco de estudio después de casi tres décadas, lo cual es una noticia importante. Tras ello, el calor y el azote seguía con «Semtex Revolution», «Tunnel of Pain» y «Status: Still Thinking» que tuvo una transición genial hacia «Metamorphosis» conectadas por un solo de batería de Diego Rapacchietti que fue de lo más destacado del show con esos golpes que retumbaron en el interior, junto con el guitarrista Tommy T. Baron muy enfocado en sonar potente y con riffs que era inevitable mover el cuello.
Las vueltas en la cancha y gritos seguían con los anuncios previos de «Masked Jackal» y «Grin (Nails Hurt)» que dejaba en claro que el sonido no se desgasta, todo era impecable sabiendo que es lado más técnico del metal, muy contagioso y directo. Con un pequeño descanso que fue el Encore, interpretaron su version de «Purple Haze», inmortal canción de Jimi Hendrix que hicieron cover en la era del «Punishment for Decadence» (1988). Mientras que los temas finales cayeron en «Reborn Through Hate», única pista tocada del debut «R.I.P.» (1987) -y que muchos se quedaron con las ganas de escuchar «Nosferatu», muy pedida pero Roy hacía el desquite de que no era algo del repertorio de la gira- y el punto final fue hecho por «Die by My Hand».

Casi precisas hora y media de show, sonó espectacular y de una calidad llamativa para una banda que registra cuarenta años de carrera. Sonar así a estas alturas es de mucho trabajo, pero el trío -acompañados de un cuarto integrante que era Daniel Stoessel en programación y voces secundarias- supo comprender su historia y que, acá hay mucha expectativa, cumpliendo con todas sus letras.
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Setlist:
01. Golden Cashmere Sleeper, Part 1
02. Internal Conflicts
03. Divine Step (Conspectu Mortis)
04. Serpent Moves
05. Sacrificial Lamb
06. Semtex Revolution
07. Tunnel of Pain
08. Status: Still Thinking
09. Metamorphosis
10. Masked Jackal
11. Grin (Nails Hurt)
-Encore-
12. Purple Haze
13. Reborn Through Hate
14. Die by My Hand
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