Entrevista por: Ricardo Arredondo

Fotografías: Hugo Hinojosa (foto dos) / Valentina Segovia (foto tres) Nicolás Salinas (foto cuatro y cinco)

Un nombre obligado de la música chilena de la última década. Cristóbal Briceño se ha ganado un nombre a través de su incansable trabajo tanto en solitario, y en proyectos como Ases Falsos, Fother Muckers, Dúo Niágara, Los Mil Jinetes y más. Es de esos músicos que luego de escuchar, te das cuenta de la riqueza artística que tiene detrás, y fue en esa búsqueda que lo contactamos, y de forma inmediata accedió a responder algunas preguntas en las que abordamos diversos temas respecto a su abuela Aurora, la influencia de la música de los 80’s, su trabajo con Diego Peralta, sus próximos lanzamientos, su pronta visita a México y mucho más. Y como si fuese poco, nos regaló 16 recomendaciones de discos. Esta es la conversación que pudimos tener con el gran Cristóbal Briceño.

01. ¡Cristóbal! ¿Cómo estás? Me gustaría partir sabiendo, ¿Qué cosas ocupan hoy tu vida la mayor parte del tiempo?

CB: Hoy mismo estoy de enfermero de mi polola, que hace unos días tuvo una operación. Me siento privilegiado de poder asistirla después de todo lo que ella ha hecho por mí, y también de poder disponer del tiempo para hacerlo.

02. Nanai. Espero que se recupere pronto. Sigamos un poco con el Cristóbal de hoy. ¿Qué artistas escuchas actualmente? ¿Algún nuevo descubrimiento que resaltar?

CB: Entre los últimos CD’s que he adquirido y disfrutado se cuentan «Troubadour» (1976) de J.J. Cale, «Surf» (2002) de Roddy Frame, el primero de Roy Buchanan de 1972, «Promesas» (1985) de José José y un compilado de los Chemical Brothers muy contundente que se llama «Brotherhood». Como siempre, gran predominancia anglo. El otro día un amigo me mandó una muy interesante lista, «Los 600 de Latinoamérica (discos 1920-2022)». Mientras la revisaba me preguntaba cuántos de esos títulos estarán hoy disponibles en CD, seguramente un porcentaje muy por debajo de lo suficiente. Tesoros también recientes de mi colección son el «Scott 3» (1969) de Scott Walker, el primero de la oculta estrella del Power Pop Phil Seymour, y en mi último viaje a México me regalaron un CD de Juan Gabriel que nunca había escuchado completo, «Cosas de enamorados» de 1982. Quedé boquiabierto, creo que conceptualmente es el disco más redondo que le he escuchado.

03. En tus últimas adquisiciones que mencionas no hay nada muy actual. El compilatorio de Chemical Brothers ya está cerca de los 20 años. La ausencia de música de la última década, es por falta de conocimiento o lo has intentado y no te gusta? ¿Qué opinión te merece el panorama musical actual en general?

CB: Ah no, es que no me preguntaste qué música de la última década me gustaba, sino a quién escuchaba actualmente y por descubrimientos que resaltar. Pero si quieres te hago una breve lista de mis discos favoritos de los últimos diez años. El 2014 me encantaron el «Salad Days» de Mac DeMarco, como a medio mundo, y el «Everyday Robots» de Damon Albarn, que si bien no me parece un disco redondo, tiene un montón de temas hermosos con un genuino deseo innovativo. Del 2015 puedo escoger el «Shadows in the Night» de Bob Dylan, impresionante curatoría, ejecución y sensibilidad, y también el «Currents» de Tame Impala, taquillero y trascendente. Luego podemos saltar al 2019 para recomendarte el magnífico «Jesus is King» de Kanye West, imaginativo y proveedor de sensaciones nuevas, y el «Raw Honey» de Drugdealer, anticuado e inspirado. Y del 2021 destaco el «Planet Her» de Doja Cat, entretenidísimo y generoso, y «Atlantis» del grupo SHINee, que es a la fecha mi disco favorito de K-Pop. Hace no tanto hice en mi Instagram unas listas por décadas de discos que escuché un montón de veces y esos no los puse acá, para no ser reiterativo.

04. Según tus palabras, “el arte es algo que es bello y que sirve”, y considerando que la música como expresión es un arte: ¿Para qué sirve la música en tu vida? ¿Te sirve más hacer música o escucharla?

CB: Sé que soy mejor oyente que compositor, pero creo que me sirve igual darla que recibirla. Sé que es igual, porque su valor es absoluto. Absolutamente indispensable. Por suerte, no puedo comprobarlo pues nunca me he visto privado de música. Con frecuencia me pregunto qué haría en la cárcel. ¿Me dejarían tener guitarra? ¿o no, por las cuerdas de metal?

05. Ya, pero para qué vamos a pensar que vas a estar en la cárcel jajaja. Pero si te privaran de la guitarra (independiente del motivo) con qué instrumento te quedarías? ¿Tocas más instrumentos? Hago memoria, y de las muchas veces que te he visto en vivo, creo que tus instrumentos siempre han sido la guitarra y/o la voz.

CB: No sé tocar otro instrumento bien. Optaría por el bajo, que me parece el instrumento con mayor potencial y quizás el más desaprovechado.

06. Con «Aurora» (2023), la dupla Briceño/Peralta sigue su consolidación como un dúo ganador que hace canciones soberbias en cuanto a su composición y producción. ¿Cómo se gestó esta dupla? ¿Dónde nace todo? ¿Y en qué momento tú dijiste: “Sí, es él”?

CB: En mi vida no existen esos momentos decisivos del tipo «sí, es él«. Actúo instintivamente y sin solemnidad, mi vida por completo es circunstancial y oportunista. Cuando estaba grabando el «Todo no es tanto» (2021) quise, en concordancia con el concepto expansivo del disco, trabajar con muchos productores. Tenía una canción que se llama «Mi sol menor» para la cual pensé en Leo Saavedra como productor, lo llamé pero no me contestó. Entonces, ganoso como soy, llamé sobre la misma a Diego Peralta, amigo en común de Leo conmigo. Fue una tincada. Le mostré la canción, le gustó, la grabamos (con la participación de Leo) y nos pareció que la combinación funcionaba muy bien. De eso a la idea de grabar un disco completo juntos hubo solo un paso. Desde entonces le he sacado el jugo, quizás demasiado, noto que está un poquito cansado y quizás sea tiempo de dejarlo descansar.

07. Y cuando descanse la dupla Briceño/Peralta, ¿Tienes pensado con quien trabajar? ¿Hay algún productor en particular que te guste mucho su trabajo con quien te gustaría llegar a compartir estudio?

CB: Me gustaría grabar algo más con Pablo Celis, si alguna vez terminamos lo que estamos haciendo ahora. Y también tengo algunos proyectos muy específicos para trabajar con gente muy específica, pero esos prefiero guardármelos. Ahora, si me preguntas por algún productor soñado, ese sería Guido Nisenson, me encanta el sonido que le saca a los instrumentos y los espacios que consigue. Pero no tengo el dinero. Hace poco adquirí el CD de «Toque» (1995) de Joe Vasconcellos y suena espectacular.

08. Al escuchar tus últimas composiciones, se hace muy clara la influencia de la música popular de los ‘80, con sintetizadores, arreglos y detalles que nos transportan a esa época. ¿Cómo llega a tu vida esta música? ¿Es herencia familiar? ¿O de alguien en particular? ¿Y que tiene esta música que te influyó tan fuertemente?

CB: Antes de abordar el tema biográficamente, tengo que decir que el sonido ochentero tiene mucho que ver con el mismo Diego Peralta. Él se hace chupete a toda esa era y es su estilo natural de arreglar, su manera espontánea a la hora de abordar una producción. Dicho eso, yo nací el año 85, mi infancia está toda pegoteada de ese sonido. Yo viví la edad de oro de Luis Miguel con candidez, sin ironías. Recibí el «Corazones» (1990), el «Bachata Rosa» (1990) y el «Todo historias» (1993) con total naturalidad. En mi casa no eran melómanos ni rebuscados, no son intelectuales, escuchaban música sin ningún compromiso ideológico. Era algo ornamental. La primera persona que conocí que se tomara la música en serio, con religiosidad, fue mi padrastro. Él trajo el Rock clásico a mi vida, Santana, Led Zeppelin, Deep Purple, ELO. Creo que hice un esfuerzo por evadir la música ochentera creyendo que carecía de la autenticidad de décadas previas, o de los mismos noventa. Contradictoriamente, mi banda adolescente favorita fueron los muy ochenteros Iron Maiden. En fin, con el tiempo comprendí que los ochenta es una época gloriosa para la música Pop en el sentido de que, merced a los enormes adelantos tecnológicos de la época, se pudo hacer una síntesis de la música popular con verdadero orgullo del presente, con el corazón, con sinceridad hedonista y original, no como ahora que todo es guiño y abunda el refrito y la afectación. Siento que nuestra época no está muy orgullosa de sí misma. Al contrario, se respira cierta vergüenza general. Algo muy potente debe tener la música de los ochenta para que la sigamos teniendo como referencia obligada. ¡En los ochenta no estaban tan pendientes de los cuarenta!

09. ¿Pero no crees que hoy vivimos pendientes de épocas pasadas porque ya se empiezan a agotar los recursos? ¿No te da la sensación que ya está todo escrito en materia musical? ¿O es una visión muy negativa y conformista?

CB: No creo que se agoten los recursos, jamás. Es solo que después de épocas muy inspiradas es lógico que haya un bajón. Pero siempre se vuelve a subir. Son olas. Pensar que está todo hecho es de una ignorancia dolorosa.

10. Hace unos días, en un conversatorio dijiste que con tu música esperas “Hacer algo que no destiña de lo que a mí me ha hecho tanto bien”. ¿Crees que has estado a la altura? Y respecto a esa autoevaluación, ¿Cómo lidias con la autoexigencia y el síndrome del impostor?

CB: Si soy muy sincero, tengo la sensación que en comparación a mis pares no estoy tan mal. Pero sé que no es ahí donde hay que examinarse. Mi patrona es la música de mi vida, y en su casa sigo al debe, seguro. Espero tener la salud para mejorar mi aporte. Respecto a la autoexigencia, nunca pienso en ella, a mí me encanta mi trabajo. Y sobre el síndrome del impostor, cada vez que he leído de qué se trata, lo he olvidado a los minutos. No soy muy de la onda de la psicología autocompasiva.

11. Aurora Miranda es la persona que inspira una canción, y que da el nombre a tu último trabajo. ¿Por qué ella? ¿Qué importancia tiene en tu vida?

CB: Yo siempre pensé que era muy Briceño para mis cosas. Y que había una cuestión muy Briceño en mi linaje, porque mi papá, mi hija y yo somos muy parecidos en las ganas que le ponemos a nuestros asuntos, en llevar a cabo nuestras cosas a como dé lugar. Tenemos mucha energía, como si tuviéramos cocaína en la sangre. Pero hace poco me di cuenta que en realidad no se lo debemos a la rama Briceño. Es a mi abuela a la que nos parecemos, no a mi abuelo. La verdad es que soy muy Miranda para mis cosas. Y creo que con su muerte me he dado cuenta de lo mucho que hay de ella en mí. En ese sentido sigue viva, pero no solo en el recuerdo, sino activamente en mi manera de ser.

12. Te la encuentras nuevamente junto al portón. La abrazas. ¿Qué le dirías?

CB: «Vete por donde viniste, espectro». No sé, realmente. Lo mismo de siempre supongo, «Hola Lolita hermosa» y ella me diría «Hola viejo».

13. Sabemos que sacaste tu último disco hace poco, pero también hemos visto lo prolífico de tu carrera, por lo que no sería raro que ya estuvieras tramando algo nuevo con alguno de tus muchos proyectos. ¿Podemos esperar música nueva en el horizonte próximo? ¿De qué se trata?

CB: Siempre, la cocina no para. A veces pienso que estoy cansado y que tengo que buscar otro rubro, pero pronto me doy cuenta que lo que me cansa es la gente, no la música. El próximo disco en salir debiera ser «El Afuerino», producido por Pablo Celis. Llevamos muchos años trabajando en él y sentimos la necesidad de liberarnos. Luego debiera salir un disco en vivo de Fother Muckers, la banda sonora de «Bremen» de Ases Falsos y hay un tercer disco con Diego Peralta en camino, que cerrará nuestra trilogía conjunta.

14. Hoy publicaste que habrá novedades respecto a una visita a México en octubre. Ya son innumerables las veces que has ido a tierras aztecas en diferentes formatos. ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención y lo que más aprendiste en estos viajes? ¿Qué tiene de especial la movida musical allá?

CB: Si vuelvo una y otra vez es porque me hacen sentir muy querido y apreciado. Siento que voy a aportar, si no, no volvería. Por supuesto, la fantasía de ir a convertirme en ídolo masivo es una idea obsoleta que poco tiene que ver con nuestra época y nada tiene que ver con mi propia naturaleza. Con dolor he entendido que no soy monedita de oro. Y digo con dolor porque quizás me gustaría ser monedita de oro. Pero me tocó ser un maldito gusto adquirido. Como la tuna, espinoso por fuera, difícil de abrir, jugoso y dulce por dentro, pero con mil quinientas pepas (risas).

15. ¿Qué podemos esperar de tu próximo show en Sala Metrónomo? ¿Habrá tiempo para cantar canciones de Fother Muckers y/o Ases Falsos? ¿Vas a darlo todo, pero todo de verdad?

CB: Voy a darlo todo, como siempre, pero Fother Muckers y Ases Falsos son mundos aparte, trabajamos mucho en la independencia de cada uno y no tengo ningún deseo de quitarles autonomía.

Próximas fechas Briceño y el Grupo Crisis:

Sala Metrónomo – Santiago

27 de Julio – Entradas aquí

12 Lunas – La Serena

13 de Septiembre – Entradas aquí


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