
Texto por Tomás Bascoli
Cuando el invierno se empieza a despedir en Santiago, y el aire dieciochero ya comienza a flotar en el aire, el Teatro La Cúpula del Parque O’Higgins fue el escenario perfecto para una fiesta en torno al reggae en el marco de la celebración de los 20 años de Green Valley.
Los españoles convocaron a otras figuras del género para dar rienda suelta a una extensa jornada de música alrededor de una consigna que roza lo familiar y comunitario en torno a las propias emociones y consignas que abraza el género.

Tras las presentaciones de Jahime Irie, Arrebol, Kelu Reggae, Fran Ri, Nekki y Escala Mercali que sirvieron como platos de entradas frente a un inmueble que poco a poco se iba colmando entre tragos, buena onda y humo.

El chileno Quique Neira fue el gran numero previo a los ibéricos, que a eso de las 20:30 horas saltó al escenario para, frente a un ya poblado teatro, recibir los cálidos aplausos del público gracias a su inconfundible estilo el cual mantuvo a través de un recorrido por sus canciones más memorables de su proyecto solita, así como de los grandes éxitos de su etapa en Gondwana. “Armonía De Amor”, “Cosas Buenas” y “Alma” fueron algunos de los números más laureados de la noche que recibieron el cariño de las y los asistentes frente a uno d ellos músicos de reggae más importantes de Chile.

Tras un buen lapsus de retraso, los ibéricos Green Valley finalmente aparecieron en el escenario de La Cúpula para dar comienzo a la vigésima celebración en torno a sus años de carrera. Liderados por un carismático Ander Valverde, la banda española se encargó de repasar lo mejor de sus siete álbumes de estudio lanzados entre el 2010 y 2022.

El público, demostrando siempre el cariño y la fidelidad de estos años para con la agrupación, estalló en aplausos y gritos que convertían la larga espera de esa tarde en energía desbordante, lista para producir una atmósfera de baile y celebración colectiva en canciones como “Si No Te Tengo”, “Los Sueños” o “No Me Voy A Rendir”.

La fiesta fue total a partir de la revisión de solo éxitos que encendió a todas y todos desde el primer momento. El sonido vibrante y envolvente, el sentido de pertenecer a una comunidad con códigos propios y el carisma de cada uno de los integrantes de Green Valley, que agradecían cada vez que podían a la fanaticada que colmó el teatro capitalino, caracterizó transversalmente el espectáculo.
La celebración fue redonda a partir del reggae como arma principal, por medio de “Dónde Irán” o “Las Ganas De Vivir”, Green Valley celebró de la mejor forma posible: transformando la noche en ritmo, gratitud y euforia.
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