Director: Guillermo del Toro

Género(s): Ciencia ficción

Año: 2025

País(es): Estados Unidos, México y Reino Unido 

Texto por Clau B. Díaz

La vida y la muerte me parecían fronteras imaginarias 

que yo rompería el primero.

“Frankenstein o el moderno Prometeo” (1818) de Mary Wollstonecraft Shelley está en el podio de las obras literarias más adaptadas. Desde su primera versión teatral en 1823, a la que la misma Mary asistió, hasta este 2025 con la adaptación de Guillermo del Toro, todas las generaciones por más de 200 años han tenido su propia versión de “Frankenstein”; con personajes nuevos, eliminados y cambiados, cada autor ha interpretado a su manera la conocida e incomprendida Criatura. Ahora bien, si ya se han hecho más de 100 adaptaciones ¿hay algo más que decir sobre la novela? Pues sí, siempre, por ello Guillermo del Toro luego de años deseándolo, al fin pudo llevar a la pantalla grande su soñada adaptación; con Oscar Isaac como Víctor Frankenstein y Jacob Elordi como la Criatura. Esta versión ha sido recibida con críticas de todo tipo, como: “es una obra maestra” o “es una pésima adaptación”. Sin embargo, todo es un poco más complejo…

La historia la conocemos, Víctor Frankenstein, un científico obsesionado con la muerte y con la fama, le da vida a una criatura con restos de cadáveres para luego abandonarla a su suerte. Esta por su apariencia es rechazada por los seres humanos, lo cual la lleva a una miserable existencia. Si bien, Guillermo del Toro narra esta historia con una belleza y detalle increíble, cuyo diseño tiene una textura que casi puedes tocar, y unas actuaciones superlativas, hay algunas decisiones de guion que no logran convencer. Una de ellas es el maniqueísmo con el que se trata la relación entre Frankenstein y la Criatura. Desde el inicio deja bien en claro quién es el bueno y el quién es el malo; el guion lo reitera hasta el cansancio, no da respiros para que puedas decidir ni reflexionar. Da todo masticado lo que puede hacer sentir al espectador como un estúpido que no es capaz de sacar conclusiones por sí mismo. Esto se aleja bastante de la obra original que es un poco más ambigua al respecto, ya que, permite que te impresiones con las decisiones de los personajes; por el contrario, la adaptación se hace predecible a ratos y caricaturesca en otros. A Víctor Frankenstein lo muestran como un villano cliché con traumas familiares por su complicada infancia atravesada por el trato de su exigente padre, interpretado por un siempre excelente Charles Dance (para los que vimos Games of Thrones es imposible no ver a Tywin Lanister) y la tragedia de la muerte de su madre personificada por Mia Goht

Si Víctor es la villanía, la Criatura es solo pureza, se blanquea muchísimo su personalidad y sus decisiones, lo cual hace que sea más cercano a un santo que a un humano; no asesina por venganza, se sacrifica y perdona. De hecho, hay varias nada sutiles referencias a la Criatura como Jesucristo. Esto me lleva a pensar una cosa; Guillermo del Toro ha dicho en reiteradas ocasiones que se identifica con la Criatura, de modo que estuve toda la película pensando en la alta estima que tiene de sí mismo el director.  Además, hay un cuarteto amoroso entre William (Felix Krammerer), el hermano de Víctor, su prometida, Elizabeth, interpretada, en una nuevamente nada sutil referencia edípica, por Mia Goth, Víctor y la Criatura. El personaje de Elizabeth es una presencia etérea, esa fantasía masculina de la amante maternal, con el toque de inteligencia necesario para no opacar a los personajes masculinos. De hecho, en un momento me dio la sensación de que Elizabeth representaría La Razón, pero no, en un parafraseo a mujercitas de Greta Gerwig, las mujeres parecen servir solo para amar, para ser la pureza, la santa, la madre. 

Como adaptación, funciona a medias; lo mejor es en la narración dividida en tres partes: un preludio, el punto de vista de Víctor y el de la Criatura, estructura que da pie al siempre fascinante narrador poco fiable. Esto, probablemente es lo más fiel a la obra, que refleja esa diferencia entre la realidad y la verdad que plantea Mary en su novela. Sin embargo, hay varios cambios que desarman el sentido del material original. El más evidente es la edad de los personajes, Víctor se presenta como un doctor en los 40, cuando en la novela es un estudiante en la veintena. El problema, es que al ser un hombre maduro sus decisiones no se entienden en una persona educada y, propaga el cliché del científico loco. Al igual que el capitán del barco, quien en la novela es contemporáneo a Víctor, en la película está cerca de los 60 años. Este cambio importa porque al tener la misma edad comparten los mismos intereses propios de la época, además de la arrogancia de la juventud, en cambio, la diferencia hace sentir poco orgánica su relación. Otro de los cambios más polémicos es que la Criatura sea básicamente un X-men, una suerte de superhéroe muy alejado de la supuesta humanidad que le querían dar. Además, la invención del personaje del tío de Elizabeth, Henrinch Harlander —con una excelente actuación de Christoph Waltz—, un doctor traficante de armas quien se transforma en mecenas de Víctor; si bien aporta como cualquier personaje de Waltz, al ser Víctor un millonario no tiene mucho sentido su participación. No obstante, el peor cambio que hizo del Toro fue sacralizar una obra completamente secular.

 

Guillermo del Toro parece tomar como inspiración las interpretaciones más tradicionales de la obra: una novela gótica que es una alegoría del uso irresponsable de la ciencia. Pues bien, “Frankenstein” no es ni una novela gótica (aunque esto pueda molestar a más alguien), ni es una advertencia al progreso, sino que es una reflexión acerca de la verdad y el conocimiento del Ser en un mundo sin Dios ni religión, ni elementos mágicos o sobrenaturales. No hay salida religiosa, ni la obra de Dios está presente en las reflexiones de los personajes, por eso no puede ser una novela gótica, ya que, elimina todo elemento sobrenatural propio de dicha corriente y, por lo mismo se considera la primera novela de ciencia ficción: por la total ausencia de elementos mágicos y sacros, todo el conflicto es por la ciencia y la Razón. La mezcla de visiones religiosas y alegorías de la Criatura como el Jesucristo crucificado, resucitado e inmortal, quien representa un ser puro que perdona a la humanidad, no hace más que ensuciar el mito fundacional de la ciencia ficción. 

Ahora bien, como película independiente funciona, aparte de los problemas del guion repetitivo y la falta de desarrollo de personajes, la cinematografía es espectacular. El nivel de detalle es a otro nivel, como la exquisita referencia a las tablas de Evelyn y los modelos anatómicos de la época; los entusiastas de la teoría del color quedarán sin palabras ante la narración cromática que nos presenta del Toro. La estructura de la película en tres partes, como dije, es un gran acierto, ya que, le da algo de dinamismo al lento ritmo de la cinta. Las actuaciones, en especial la de Jacob Elordi como la Criatura es sin duda lo mejor, a pesar de los reparos ya mencionados. La interpretación de Elordi logra cautivar y emocionar, especialmente en la escena con el viejo ciego, interpretado magistralmente por David Bradley, cuya relación es incluso más emotiva que en la novela; muestra vulnerabilidad, curiosidad, amor y amistad genuina, es la Criatura en su máximo esplendor. La música de Alexandre Desplat creo que no termina de culminar, a ratos se parece a las composiciones de Danny Elfman, no logra conectar con lo que está narrando las imágenes, en muchas ocasiones desentona. Le quita el horror para dar paso a la fantasía: de la ciencia a lo mágico. 

En conclusión ¿es una buena película? Bueno, depende mucho de si logras conectar desde el inicio y dónde la veas. Es una cinta para el cine, por lo que al verla en televisión se pierde mucho de la cinematografía, y ni me quiero imaginar lo triste que debe ser verla en un computador o celular. De cualquier manera, vale muchísimo la pena verla, ojalá en la pantalla más grande que encuentres, y a pesar de que la inclusión de elementos religiosos y la disminución del terror y la lógica no me gusta, esto hace a la cinta extrañamente ideal para todas las edades. Es un deleite para la vista y se aprecia el absoluto amor que siente el bueno Guillermo por el cine; es un artista de tomo y lomo que se atreve a explorar, y eso, queridos lectores, es lo que más conmueve. Si bien, para mí no es ni de cerca la mejor adaptación, y tengo la secreta sospecha que la definitiva vendrá de la mano de una mujer, la horrible progenie, contra cualquier pronóstico, siempre prosperará. 

“Frankenstein” ya está disponible en Netflix


Zumbido.cl

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