
Texto por: Clau B. Diaz
«Venom: The Last Dance» dirigida por Kelly Marcel, y protagonizada por Tom Hardy, Chiwetel Ejiofor, Juno Temple y Rhys Ifans; es la última entrega de la trilogía del simbionte que sorprende positivamente: es entretenida, su elenco destaca de sobremanera y la manera en la que narra la relación entre el simbionte Venom y su huésped Eddie Brock (Hardy) es interesante; prácticamente es una Road Movie de monstruos de Clase B, al menos en la primera parte.
Como película de viaje, lo importante de la trama es el cambio profundo que se da en los protagonistas mientras van desde México a Nueva York. Todo lo que les suceda o todos a quienes conozcan serán relevantes para la decisión que el simbionte Venom y su huésped Eddie deberán tomar al final. Ya que, como toda buena película de viaje, por ejemplo, «Thelma y Louis» (1991) de Ridley Scott -a la cual hay una pequeña referencia- el comienzo de la travesía tiene un objetivo claro, sin embargo, en el transcurso del viaje cambian las prioridades, y por ello una decisión que al inicio jamás hubieran tomado, al final es la única posible.
La música que acompaña al viaje es excelente, conversa muy bien con las escenas que musicaliza. El soundtrack del compositor de música electrónica Dan Deacon recuerda a la Sci-Fi de los años 80’s y 90’s del siglo XX, que da la sensación de estar en un lugar conocido, pero que no habíamos visitado. Es como lo que hicieron los compositores Michael Stein y Kyle Dixon para la serie de Netflix «Stranger Things», la cual, al estar ambientada en los años 80, su música transportaba a dicha época. En el caso de «Venom The Last Dance», no es a otra época a la que hay que ir, sino que es esa época la que está inserta en la película, es el viaje por la fantasía y Sci-Fi occidental.

A pesar de todos estos interesantes elementos, no puedo decir que la película sea buena, o de calidad, tal como dije al principio, parece incluso de Clase B, sin embargo, funciona, y creo que es porque no se toma en serio a sí misma. Es una cinta honesta sin pretensión de ser profunda o una obra maestra. Utiliza muy bien ese fantástico absurdo de que un hombre sea el huésped de un extraterrestre y se vean obligados a convivir, sin que se transforme en una película de Terror.
En síntesis, es una cinta que entretiene en sus casi dos horas de duración. Nos invita a viajar con nuestros protagonistas y de ser testigos de lo que les sucede a ellos, pero lo que también está pasando con el cine de Superhéroes. Hay guiños al cansancio o lo repetitivo que pueden ser las tramas, o el agotamiento natural del género más exitoso de las últimas dos décadas. Muchos viajes y decisiones que ya sabremos al final si nos llevan a Nueva York.
La cinta se encuentra ya en cines nacionales -en distintos formatos, incluyendo sala IMAX– a distribución de Andes Films.





















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