Texto por: Ricardo Arriagada Gómez
Este fin de semana marcaría un par de días con muchas emociones en altos niveles, en especial ad portas de las elecciones. En tema de eventos, el Teatro Coliseo fue el lugar en donde se llevó a cabo el Pervervision Fest, curado por la banda Panico que aprovecha su estadía en el país para tocar y cerrar su año con una llamativa idea de juntarse con artistas que han resonado en la escena independiente: Chini.png, Estoy Bien, Candelabro y Hesse Kassel.

Cerca de las 16:30, quienes fueron los primeros para abrir el festival era el trío Estoy Bien y de manera curiosa al ser una banda que, generalmente aparece para cerrar por su energía al máximo. Esta vez era para tomarse en incentivar al público desde el minuto 01. Ya se pueden considerar clásicos el paso de «Lo difícil se hizo largo», «Ahora», «El sonido de las campanas», «Frente a frente» y «Piel», como siempre sonando poderosos. Es momento de un nuevo paso y en sus últimas presentaciones han estado sumando adelantos que se han registrado como «A Pedazos» y «El Vacío» que sigue su esencia Emo-pop y no necesitaba que la gente solo escuchara, porque ya con esos riffs convencían en formarse mosh y muchas cabezas vacilando. ¡Ya no podemos esperar ese próximo disco!

Después era el turno de Hesse Kassel, una de las grandes revelaciones del 2025. A estas alturas y ya probando por mucho tiempo lo que se ha logrado con «La Brea», el sexteto está experimentando con flamantes composiciones, al punto que tocaron cinco temas, siendo cuatro de ellas flamantes, con intención de estar en su segundo LP. «Sancho Plagio», «Mariposa», «Pornomiseria» y «¿Qué hay en la caja?» destacan en elaborar paisajes progresivos y ruidosos, con esas ideas de repetición de notas que es imposible dejar el cuerpo quieto, quebrando sus propios esquemas para dejar al público extasiado o atrapado en un trance, incluso su guitarrista Mauricio Rosas rompió cuerda ante tanto caos que hay en sus nuevos tracks. Para cerrar, no iban a dejar afuera «Postparto», el comienzo de su disco debut y que les han abierto muchas puertas, dejando que todo el Coliseo se volviera completamente loco.

En el medio del cartel y del itinerario, era el turno de Candelabro, los que están ahora mismo en su mejor momento gracias al lanzamiento de su extraordinario «Carne, Deseo y Voluntad». Con excepción de «Dedo chico» tocada en el inicio, el resto de su repertorio estuvo ligado a su nuevo álbum: «Haz de mí», «Domingo de ramos», «Prisión de carne», «Tumba», «Fracaso» y «Tierra Maldita» que contempla mucha temática sobre patriotismo y creencias, mucho del contenido que es fuerte en estos días y, por razones obvias, expresaban -como también el resto de bandas- a no votar por el fascismo nunca.
Sólida presentación marcada por aquellas canciones de gran recepción, aprovechando el saludo al bajista Carlos Muñoz y saxofonista Nahuel Alavia quienes estuvieron de cumpleaños días atrás. «Pecado» fue la encargada en cerrar y con creces lo era, para dejar la embarrada en el recinto. Por su sonido, la puesta de escena y el impacto que han logrado formar, fue el show más espectacular de todo el festival.

En este punto pasó algo llamativo referente al ambiente, porque mucha gente joven que estaba desde el principio, un porcentaje dejó el teatro y se apreciaba a más personas mayores, como si fuese el verdadero cruce de generaciones para apreciar música chilena. Le tocaba a Chini.png con toda su fibra teatral de disfraces junto con sus compañeros de banda, con el importante detalle de Gabriel Holzapfel en batería como apoyo, y que conectó fácilmente con el sonido de la artista para sus canciones del pasado como «Plan C» o «Te vienen a ver», los de su disco debut que la gente ama presenciar en vivo como lo son «Laurel», «Venenos» y «Cinta blanca», pero era una de las instancias en la que había que escuchar las nuevas.
«Lava», «Diagonal» y «Ciencia» fueron las escogidas para deleitar a los seguidores que venían preparados para cantar en su reciente etapa con «Vía Lo Orozco». A diferente de los anteriores, era una presentación más tranquila en tema de intensidad, pero no era ajena ante la fortaleza con su tipo de rock que cautiva. Sí logró tener ruido y destreza con el último track a tocar que fue la tremenda «TONTO» que funciona enorme siendo para bajar su telón.

Pasadas las 21:30, había aguante para la última presentación, a cargo de quienes idearon todo y cerraría así su año de actividades musicales. Panico en su esencia, más centrados en la música y patrones de baile para el disfrute colectivo, era una carga de canciones de muchas de sus fases. «El karate es una cosa del espíritu», «Las cosas van másleno», «Bright Lights». «Quiero estar anfetaminado» o «Reverberation Mambo» marcaron la primera parte donde, pese a uso de luces que casi no se apreciaban sus rostros, sí se podía sentir la energía de cada uno.
Desde ahí, los clásicos se agruparon y formó dos grupos grandes en la pista, con gente atrás gozando a su manera junto con los de adelante que daban vueltas o saltaban sin parar en el pit. «Transpiralo», «No digas cosas al revés», «No me digas que no si quieres decirme que sí» o «Demasiada confusión» dieron el golpe brutal, que llegaría hasta el final con más piezas que llevan más de 30 años de existencia como «Acción y velocidad», «Miss Intoxic llega a la disco» o «Tanto Sol», para quienes esperaban una oportunidades para verlos, además de jóvenes interesados en una banda que construyó camino independiente, como lo están haciendo ahora nuestros queridos proyectos antes mencionados.
Una tarde en Teatro Coliseo de música chilena que sabe defenderse bien, con visto bueno ante la presentación de nuevas piezas junto con una intensidad y diversión multiplicada por cuatro, entre cada artista, además del factor público que no dio descanso, sabiendo que no iba a pasar por casi siete horas seguidas.





















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