Texto por Franco Zurita

Fotografías por Daniel Sáez

Domingo por la tarde y mientras el aire primaveral se tomaba el silencio capitalino, el olor a pólvora y mezcal se apoderaron de la bohemia citadina para abrir paso a los mexicanos de Ladrones quienes la noche de ayer, hicieron su increíble debut en Sala Metrónomo, acompañados de la instrumentista del año, América Paz y el gran Koke Benavidades. Ante un asalto a mano armada, fuimos testigos y partícipes de un atraco musical a otro nivel. Un recorrido por las vastas pampas mexicanas para adentrarnos en las fauces sonoras de un sonido que ha reescrito las fronteras del género.

Desde temprano y con la calma del último día de la semana, cientos de fanáticos se agolparon en los alrededores de Metrónomo para la previa correspondiente entre la camaradería y los reencuentros habituales de estos espacios. Pasada las 20:00 hrs, nuestros compatriotas América Paz y Koke Benavides, bajista, guitarrista y grandes compositores nacionales, encendieron las primeras antorchas de la noche haciéndonos navegar en un fantasioso, colorido y caótico mundo de armónicos, slap y solos incandescentes que dan forma al universo dual que nos presentaron anoche: “Encrypted Frequency”.

Como captando señales en un mundo distópico, el dúo nos introdujo a este páramo progresivo lleno de virtuosismo fusionando las más complejas melodías con sonidos metálicos y retrofuturistas. Ambientado bajo la electrónica pura y glitches digitales, lograron crear una atmósfera envolvente y sofisticada demostrando también la inmensa química entre estos dos gigantes artistas, dando como resultado una frecuencia realmente maestra. “Nebula” fue la última pieza de este asombroso manifiesto musical y tras esta fascinante presentación de los nacionales, era el turno de la “L”.

Con la euforia como protagonista ante el debut de los mexicanos y minutos antes de lo pactado, la carismática y querida por todos nosotros, intro de “El Chavo del Ocho” animaba el ambiente para segundos después, José Macario hacer su entrada alienando al público presente quienes encarnaban una profunda pasión por los mexicanos. Junto a él, Diego y Pepe, los hombres detrás del ritmo acompañaron los riffs iniciales de esta introducción para la entrada de Cirujano y Zxmyr quienes empuñaron en alto la “L” para dar comienzo a este tumbao’ metalero.

Entre flashes, luces cegadoras y sin pedir permiso alguno, “Instinto Animal” fue la primera pieza de su repertorio y con la que izaban la bandera de la resistencia entre guitarras afiladas, contundentes y versos que escupen rabia y sentimiento. La comunión acababa de comenzar y estaba todo preparado para el gran atraco. El groove detonante de su himno “Flow Pesado” y “Veneno” desencadenaron la maestría instrumental del cuarteto quienes a 200 km/h galopaban todo su virtuosismo. 

La travesía entre el metal y la razón mexicana continuó con “Desvelado” y “Así No Más” con, a estás alturas, Sala Metrónomo hirviendo ante la caldera y el mosh efervescente en el centro de la pista. El recorrido siguió con un momento en particular: La interpretación de “Baila Sin César” de 31 Minutos para envolver en un baile colectivo y completa locura a la audiencia. 

El setlist, no dio tregua, trazando el mapa de esta nueva ley: “Pa’ unos un loco pa’ otros un rey” fue el preludio perfecto que precedió a “Altar” mientras la banda, como un reloj suizo con esencia mexicana, ejecutaban endemoniados breakdowns salpicando todo el veneno lírico que porta Ladrones. Para el final y en medio del público, Zxmyr aparecía para “No Me Importa” cerrando así este culto.

La inauguración oficial de una nueva era. El “metal tumbado” ha llegado para quedarse y a juzgar por la energía plasmada anoche en Barrio Bellavista, su reinado será largo y brutal. 

Larga vida a la “L”


Zumbido.cl

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