Texto por Franco Zurita
Fotografías por Joselyn Heyden
En la actualidad, la música en vivo se ha vuelto el panorama perfecto para las diversas generaciones de melómanos y los festivales han tomado un protagonismo importante llevando distintas experiencias a todos los rincones del planeta. Bajo ese contexto, celebramos la noche de ayer, el arribo a nuestro país de “Loserville”: El festival organizado y encabezado por Limp Bizkit, quienes a más de un año, regresaron a nuestro país para desatar la locura de todos sus fanáticos y encender la llama dosmilera en tierras locales. Una jornada, no exenta de polémicas ni desafortunadas noticias, como la muerte de Sam Rivers. El deceso del bajista y co-fundador de Limp Bizkit, puso en suspenso la realización del festival, el que finalmente, terminó convirtiéndose en un homenaje para el músico desde todas sus aristas. Y acompañando a los de Jacksonville, los británicos de Bullet For My Valentine y 311 componían la parte alta del cartel, mientras que Ecca Vandal, Slay Squad y Riff Raff fueron los invitados a esta fiesta en representación del sonido de las nuevas generaciones.
Luego de meses de espera e incertidumbre, el día había llegado. Los más entusiastas, abrieron las puertas del recinto en busca de la mejor ubicación mientras los más veteranos, se apostaron en galería para mayor comodidad. Ya con algo de público en el interior del estadio, Slay Squad pisaron fuerte el escenario para elevar los decibeles y dar comienzo a esta jornada histórica. Representando la crudeza de la calle, el colectivo sacudió las primeras cabezas al ritmo de brutales breakdowns que fueron marcando la pauta de su presentación en medio de rimas, gritos y bases de rap. “Gumbo” y “Fye, fye, fye” fueron algunas de las piezas a estrenar en nuestro país y lo hicieron con una solidez impresionante. Una solidez que fue reafirmada por el propio Fred Durst quien apareció en medio del show para dar la bienvenida al público asistente y acompañar a la banda en su debut en tierras locales. Algo que repitió con cada uno de los invitados como lo haría un buen anfitrión.
Riff Raff fue el encargado de seguir esta celebración y solo frente, ante la mirada de los miles de asistentes a esa hora dispuestos, dió rienda suelta a su cómico y absurdo universo de rimas y pura actitud. Una corta presentación que pareció ser más larga de lo que fue, debido al formato de presentación de las canciones: Un medley entre cada uno de sus hits, aproximadamente diez canciones en menos de quince minutos. Todo un personaje, que también fue acompañado por Fred para encender al público y apoyar a sus invitados.
Y para concluir la primera parte de Loserville, la fuerza femenina se tomó el escenario con la explosiva presentación de Ecca Vandal. La artista sudafricana, quien ya es toda una revolución en la nueva escena, ya había compartido escenario con otros grandes, al ser parte del cartel del Día de los Deftones 2025 en California y en esta ocasión y con el respaldo de Limp Bizkit, el trío repasó su fugaz carrera con un estilo único y una potencia inigualable. “THEN THERE’S ONE” mostró el lado más urbano de la artista mientras que el punk emergió de sus venas con “DANCE IN DEBT” logrando sostener un equilibrio entre los distintos ritmos en los que la cantante se atreve a explorar. “CRUISING TO SELF SOOTHE” fue el cierre perfecto para comenzar a ahogar la tarde en el Estadio Santa Laura. Ah! y por supuesto, Fred Durst también acompañó a la banda en esta suerte de apadrinamiento musical.
Ya en la mitad del festival, era el momento de los más veteranos del cartel: los norteamericanos de 311, quienes de sur a sur, regresaron a nuestro país tras catorce años de su única presentación en Lollapalooza Chile 2011. Y como tenía que ser, fue un show cargado de buena vibra y nostalgia noventera para relajar las expectativas de lo que estaba por venir. El trabajado Nick Hexum en compañía de las rimas de Doug Martinez y toda la banda enardecida en pleno apogeo crepuscular hicieron saltar a sus fanáticos con grandes joyas de sus mejores épocas: “Beautiful Disaster”, “Freak Out” y su reconocido cover a The Cure con “Lovesong” fueron algunas de las primeras piezas que se deslizaron en plena tarde para llegar a uno de los momentos más épicos de su show con un solo de batería y percusiones que presentaron todos su integrantes. En medio de la ovación y la entrega de los fanáticos no podía faltar el clásico “Down”, una joya de la década pasada que sacudió el recinto de principio a fin.
Con un ánimo inagotable, era el turno de la última adquisición del cartel. Y es que tras la baja de YUNGBLUD, Bullet For My Valentine tomó la posta del festival y con el sol en completa ausencia, pisaron el escenario del Santa Laura para una descarga de riff y celebrar los 20 años de su magistral “The Poison”. Y para hacer coherente esta celebración, en un orden casi cronológico, Matt Tuck y compañía nos regalaron de principio a fin todas las joyas del álbum que los catapultó al estrellato. Acompañado de la intro que da inicio a este trabajo, los riffs destructivos de “Her Voice Reside” fueron la pauta para los primeros mosh de la jornada que animosamente, se creaban en distintas partes del recinto. “4 Words (To Choke Upon)” y el single que los puso en el ojo de la escena “Tears Don’t Fall” siguieron este monumental repaso que tuvo grandes momentos para el recuerdo. Como la emotiva presentación de “All these things I Hate (Revolve around me)” en donde Matt vistió la camiseta de nuestra selección, hecho que encendió a los presentes acompañando cada una de las frases de otro de los singles de los británicos. “Hands Of Blood” siguió esta senda poderosa de hit tras hit en medio de la vorágine de cuerpos que se movían alrededor del recinto y “Cries In Vain”, “The End” y “Waken The Demon” fueron la tríada magistral que cerró la presentación de Bullet For My Valentine en Loserville 2025 para dar pie al plato principal de la jornada.
Con el Santa Laura a su máxima capacidad y en un mar de gorras rojas, de manera cronológica, se dió inicio a lo más esperado de la noche, pero esta vez, de manera lamentablemente distinta. Y es que, tras la triste noticia de la muerte de Sam Rivers, bajista fundacional de Limp Bizkit y la posibilidad de cancelar esta gira, la banda en respeto al trabajo del músico decidió seguir adelante con un motivo distinto, el de homenajear el talento, entrega y vida Sam quien ayer, de alguna manera, estuvo presente con todos nosotros.
Con un video que recordaba grandes momentos e imágenes del bajista y las palabras “Sam Rivers Forever”, la banda tomó posiciones para dar el primer asalto de la noche y no podía ser otro que “Break Stuff”. El peligroso himno que convirtió “Woodstock 99’” en un verdadero infierno, estalló como una bomba en el estadio en medio del éxtasis y la locura de todos sus fanáticos. Tras esa excelsa presentación, el colorido y calaverico Wes Borland hacía un guiño a Metallica con “Master of Puppet” introduciendo a su gran “Chocolate Starfish And The Hot Dog Flavored Water” con “Hot Dog”. El caos estaba completamente desatado en todo el estadio mientras un Fred Durst con frondosa cabellera nos animaba a viajar a 1999, época gloriosa de Limp Bizkit y saltar al ritmo de “Show Me What You Got”. Obviamente, “My Generation” y “Rollin’” tenían que formar parte del set y en medio samples de House Of Pain y Pantera, lograron encender las primeras bengalas de la noche. Hasta un acróbata escupe fuegos y fuegos artificiales que sortearon todas las medidas de seguridad, demostraron que la rebeldía impuesta por Limp Bizkit es más que una pose. Ampliando su set en comparación al resto de sus fechas, “Boiler” el lado más introspectivo de LB fue uno de los grandes momentos de la noche (y no lo digo porque sea mi favorita jeje), pero la fiesta estaba lejos de terminar. Ecca Vandal, la invitada a esta gira de Loserville 2025 se subió al escenario y junto a la banda, nos regalaron la gran “Sabotage” de Beastie Boys. Un hecho sublime que no hizo más que seguir encendiendo la llama de la desobediencia. “Behind Blue Eyes” logró calmar, de alguna manera, dicho caos hasta que llegó, para mí, el momento destacado de la jornada. Y es que para la interpretación de “Full Nelson”, Fred subió a una fanática desde el público para acompañarlo en esta pieza. Envuelta en una bandera chilena y con una personalidad apabullante, fue capaz de cantar de principio a fin y dar cara frente a miles de personas que aplaudieron y acompañaron a la afortunada en esta increíble hazaña que dejó completamente sorprendido al mismísimo Fred. Un recuerdo que seguramente, no olvidará jamás.
Para calmar los ánimos, la dulzura y calidez de “Careless Whisper” ambientó por unos minutos otro clásico de Limp Bizkit en homenaje a George Michael, la gran “Faith”. Y bueno, a esta altura, ya no me quedaba voz pero si fuerza para seguir saltando y disfrutando de lo que quedaba de jornada. Ya terminando el encuentro y reafirmando un set lleno de clásicos, “Take A Look Around”, el himno de Misión Imposible II fue el último descargo iracundo que sacudió a toda una generación presente en medio de una catarsis colectivo, bengalas y una locura sin precedentes. Para terminar y como queriendo de verdad destruirlo todo, “Break Stuff” se repitió el plato para el último aliento y dejar la vida en la cancha. Y así fue. Éramos miles sacudiendo nuestras cabezas, saltando y descargando toda esa rabia que nos une. Miles que vimos representados en Limp Bizkit, esa voz y ese sentimiento que nos invadió en nuestra juventud pero que se mantiene presente hasta el día de hoy. Tras toda esta entrega y una larga jornada, “Don’t Stop Believing” despidió a todos los fanáticos quienes uno a uno se retiraban del recinto con la energía necesaria para volver a casa, concluyendo así una jornada para la historia.
Y a pesar de las dificultades y lamentables tragedias que azotaron a la banda gestora y a la organización, Loserville se gradúa con más de un honor como uno de los grandes festivales de este 2025. Una fecha que no solo se logró sacar adelante, sino fue la conjugación perfecta para unir a distintas generaciones representando la rebeldía en una misma voz.
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