
Texto por Ricardo Arredondo
Fotografías por Hugo Hinojosa
Mientras las redes sociales -y el país completo- se volvía loco con la segunda fecha de Dua Lipa en Chile, a pocos metros del Estadio Nacional un puñado de fanáticos de la música más pesada se reunían en la Sala RBX para recibir otra visita ilustre: Harakiri for the Sky.
La banda austríaca –que se ha acostumbrado a ser un número recurrente en diversos festivales de metal- presentó en Chile lo mejor de su repertorio en un show potente musical y visualmente. Con una puesta en escena austera, no necesitaron de grandes recursos para sumergirnos en su mundo lleno de oscuridad y desolación.

El concierto fue una dosis en perfecta medida de: black metal con pesados blast beats, guitarras melódicas con riffs lúgubres clásicos del post-rock y gritos desgarradores por parte de JJ Kogler. ¡Vamos! Un post metal casi de manual, ejecutado con mucha maestría durante los casi 90 minutos de show que brindaron al pequeño pero selecto grupo de fanáticos que llegaron hasta la sala ubicada en Vicuña Mackenna.

Todo esto, era complementado con un impecable juego de luces, que creaba atmósferas inmersivas y que convertían un “simple concierto” en una experiencia multi sensorial, en donde cada acorde y cada golpe de la batería se engrandecía por el caos generado por los destellos hipnotizantes que pasaban por el escenario y llegaban hasta los rostros de los entusiastas asistentes.
En tiempos de estadios llenos, luces deslumbrantes y entradas imposibles, se siente un alivio enorme estar en una sala pequeña, compartiendo la música sin tanta parafernalia. Así se sintió el concierto de Harakiri for the Sky en Chile. A veces lo más auténtico sucede lejos del ruido y de los grandes focos. Qué lindo es el under.
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