Nota por Lucas Araya
Fotografías:
Claudio Escalona

El músico y productor argentino recreó junto a su ensamble el material del octeto electrónico del mago del bandoneón, desplegando un show eléctrico y vibrante frente a un público efervescente y participativo, generando una experiencia inigualable y una conexión que va creciendo entre Sorín y la audiencia local.

Dar vida y revitalizar un repertorio mítico en su ejecución no es tarea fácil, menos si se trata de revisitar un concierto tan icónico dentro de la música moderna como lo es el set del octeto electrónico de Astor Piazzolla en el teatro Olympia de París en 1977. Sin embargo, Nico Sorín y su ensamble dan rienda suelta a la pasión en su interpretación del repertorio registrado en esa noche mágica, entregándole una nueva brisa y un carácter energético, cargado de contingencia presente y de la modernidad de los tiempos que resuenan en el aire.

Fue así que Sorín y sus instrumentistas visitan el repertorio de Piazzolla circa ‘77 electrónico paso a paso y tema por tema, incluso, usando las misma pausas para hablar con el público y generar un lazo cercano a través de palabras cándidas de agradecimiento y compartir sus experiencias en sus ya tres visitas a tierras locales, rompiendo la cuarta pared y haciendo partícipes a quienes se dieron cita en el Nescafé de las Artes para ser parte de esta real experiencia musical y sensorial.


Así pasaron verdaderos clásicos como «Libertango», «Meditango», «Zita» y «Violentango», todos con versiones electrizantes y estridentes, donde cada integrante de este quinteto (batería, guitarra, teclado, bajo y percusiones) tuvo un espacio para brillar en plenitud desde su espacio y como una unidad potente cual bola de fuego cruzando las ondas sónicas de la noche capitalina. 

Uno de los momentos más altos llegó de la mano del bandoneón de Federico Santisteban y su sonoridad contemporánea para llenar de emoción una sentida versión de «Adiós Nonino», dejando volar la melodía y esparcirla en el ambiente y llegar hasta lo más profundo de los corazones, todo con la bata imaginativa de Rodrigo Gómez y el vuelo de las cuerdas metálicas de Aldana Arguen. Un lujo total poder ser parte de esta bella experiencia.

Ya sea derrochando su fuerza en el sintetizador o moviéndose por todo el escenario, Nico Sorín se da espacio para desarmar los límites y llevar las revoluciones de Piazzolla más allá. Es así como el set incluyó versiones modernizadas y especialmente estimulantes de emblemas como «Fuga y misterio» o «Balada para un loco», chorreando el amor y su pasión en forma de deconstrucción del tango más rebelde, esta vez en formato rock-progresivo-porteño-universal, surfeando las olas del tiempo y estallando en el océano musical frente a los ojos y almas que repletaron el Nescafé de las Artes para sumergirse en la propuesta de Sorín y su eléctrico ensamble. una noche de amor por la música y una forma de mantener la llama viva de Astor Piazzolla.


¡Gracias, Nico!

¡Que se repita pronto¡


Zumbido.cl

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