
Nota por Cristián Doppler
En un día como hoy, pero hace 30 años, el 10 de mayo de 1994, Weezer debuta con uno de los discos más emblemáticos y sólidos del rock alternativo de la primera mitad de la década de los ’90. Con la producción de Ric Ocasek y con el apoyo de DGC Records (Subsidiaria de Geffen), el cuarteto californiano se presenta ante el mundo con una obra que es prácticamente perfecto, 10 canciones en 41 minutos, donde ninguna sobra y que no te dan el tiempo siquiera para pensar saltarte alguna.
No queremos reseñar el álbum en sí, creemos que es importante destacar su historia previa, el resultado de que el éxito del álbum no fue fortuito, pero tampoco era algo planeado. El giro que toma la carrera musical de Rivers Cuomo en su época pre-Weezer, esa cabeza llena de riffs de heavy metal que se transformara luego de descubrir bandas como Pixies, Nirvana, Beach Boys y Cheap Trick, pregonando el sentido e importancia de las melodías, donde Rivers es el puto maestro.

Rivers Cuomo, la voz, principal guitarra y compositor de Weezer, el de la ‘facha nerd’, antes de Weezer apuntaba hacia un horizonte y objetivo muy distinta de lo que terminaría ofreciendo junto a sus compañeros Brian Bell, Pat Wilson y Matt Sharp. Influenciado desde los 13 años por bandas como Kiss y Judas Priest, aprendió los primeros riffs entre incansables jornadas de prácticas en su habitación en Connecticut. Pasó veranos enteros en los cursos de Berklee, clases particulares individuales y siendo parte entre bandas colegiales que tributaban a Kiss, Iron Maiden y Metallica. La fascinación de Rivers hacia el heavy metal lo llevó a formar su primera banda de composiciones originales, Avant Garde. Este sueño de estrellato en el metal, llevó a la banda a mudarse desde Connecticut a Los Ángeles, donde además cambiarían su nombre a Zoom. Un año después la banda daría por finalizada su historia.

En el mismo tiempo que eran los suspiros agónicos de Avant Garde / Zoom, Rivers Cuomo a través de su amigo Patt Finn comenzó a trabajar en la tienda Tower Records de Sunset Boulevard. Cuomo intentó en varias ocasiones convencer a Finn que se integrara al proyecto a su proyecto de hair metal, pero siempre recibió la respuesta de «Son terribles, nunca voy a estar en tu banda». El entorno laboral de Rivers los llevó a escuchar mucha música nueva y ampliar sus gustos e inspiraciones, siendo Nirvana, Pixies y Sonic Youth los principales artistas que resonaban en sus oídos, siendo recomendados por su buen amigo Patt Finn, a pesar que Rivers de inicio no los encontraba interesantes, los sentía ruidosos y poco pegajosos.
La importancia de Finn en esta historia es que también lo impulsa a cantar y crear sus propias canciones, ya que en Avant Garde / Zoom sólo se limitaba a ser el guitarrista líder del grupo. Finn también fue el nexo entre Cuomo y Pat Wilson, quien terminaría siendo el baterista hasta el día de hoy de Weezer. Esta amistad los lleva a crear Fuzz, una banda que Wilson reconoce como una «especie de Soundgarden«, junto también con Jason Cropper en guitarra. A pesar de ser muy prolíficos en la grabación de demos y maquetas, esta nueva banda sólo duró un show en vivo para finalmente disolverse.

«Escribe tus propias canciones y cántalas tú mismo. No me importa si piensas que no eres cantante, esa va a ser una versión mucho mejor de lo que puedes hacer». Le dice Patt Finn a Rivers Cuomo durante una larga caminata a la cima de la colina en Griffith Park, un mensaje casi de despedida de bajista de la banda y también de ánimo para Rivers que continúe en el intento de ser alguien en la música.
La conexión y química musical de Rivers y Pat Wilson, los lleva en 1991 a largas sesiones de grabación de ideas y demos en un porta estudio a cassette de 8 canales, propiedad de Cuomo. En el cuál se grabarían las primeras maquetas de grandes canciones que serían parte del futuro «Blue Álbum» como «The World Has Turned and Left Me Here» y «Undone (The Sweater Song)». La falta de bajista para el proyecto, Wilson recomienda a un antiguo colega de trabajo: Matt Sharp. Quien lo recordaba que era un gran entusiasta de la música y además tocaba el bajo. Para intentar convencerlo de unirse a la banda (sin nombre aún) le mandan una cinta con los demos del proyecto, Sharp al recibir y escuchar la cinta con las canciones, quedó alucinado, sentía que era algo distinto a lo que sonaba por aquel año, y su fascinación lo llevó a considerarlo como música que escucharía siendo fan, aceptando de inmediato la oferta.

El ingreso de Matt Sharp, fue una bomba de energía, el plan iba en serio. Encontraron una casa con una garaje que podían usar como lugar de ensayo (la que aparece en el video de «Say It Ain’t So»), pese a haber sido rechazado por el propietario, el nivel de confianza y convencimiento que tenía Sharp, logró el contrato de arriendo, con ayuda también de la fianza de los padres de los jóvenes músicos. El primer ensayo oficial sería un 14 de febrero de 1992, en un día de San Valentín (conmemorado por los fanáticos como el ‘Weezer’s Day’).

Conformados con Rivers Cuomo en voz y guitarra, Matt Sharp en bajo y coros, Jason Cropper en guitarra y Pat Wilson en batería, debutan en marzo del 92′ con el nombre de Weezer en el extinto local Raji’s en el Hollywood Boulevard. ‘Weezer’ es el apodo con el cual llamaba cariñosamente Frank Cuomo a su hijo Rivers en sus cartas. Esa actuación fue como show posterior a Dogstar, la banda de Keanu Reeves, la cual repletó el local, pero al momento de que Weezer comenzaba a preparar sus equipos para su presentación, el local se vaciaba poco a poco, al momento del debut de la banda, habían más empleados que asistentes.
La banda se siguió presentando los meses siguientes en diversos locales de Hollywood, pero con la misma baja convocatoria, hecho que llevo a Rivers a desanimarse y ponerle presión a sus compañeros de banda de «conseguir un contrato discográfico en 9 meses o sino se retiraría para irse a la universidad». Amenaza, que pone a los Weezer en plan de acción para conseguirlo, siendo Sharp la cara visible de los coqueteos e intentos de negociaciones con sellos. La banda en agosto de 1992, graban en el garaje «The Kitchen Tape», un demo de 8 canciones (que incluía «My Name Is Jonas», «Undone», «Say It Ain’t So», «Only in Dreams» y «The World Has Turned»), el nombre del demo lo recibe por el lugar donde Pat Wilson grababa sus baterías, ya que sentían que en la cocina de la casa, la resonancia era mucho mejor que en el garaje). Este trabajo en cassette lo distribuían principalmente entre locales nocturnos para conseguir fechas, pero en noviembre del mismo año y dentro del ‘deadline’ dado por Cuomo, graban un nuevo demo, el cual es llamado como el ‘The Real Demo‘, un trabajo de 4 canciones con nuevas versiones de «The World Has Turned and Left Me Here», «Say It Ain’t So», «Undone» y la nueva «No One Else». Esta cinta llega a manos de Todd Sullivan, quien era un ejecutivo junior de DGC de Geffen Records, quien comienza a ponerle atención al cuarteto, para un tentador futuro fichaje para la misma discográfica que tenia a Nirvana y Sonic Youth como sus máximos exponentes.

Matt Sharp, en esta instancia, aprovechó sus dotes de buen negociador para conversar con discográficas más pequeñas, como Slash Records, quienes ofrecieron 80 mil dólares, aunque era una oferta jugosa para una banda que estaba recién empezando, decidieron arriesgar y negociar con Sullivan con un ofrecimiento mejor. Ante lo cual Sullivan lo levantó a sus superiores, a pesar que Weezer no era una banda que destacara en su sonido en vivo, su potencial compositivo y creativo podía ser una veta de oro.
En junio de 1993, Weezer hace la firma oficial con DGC para comenzar a planear lo que sería el álbum debut de la banda. La banda confiaba en sus condiciones y habilidades, incluso rosando en el egocentrismo dentro de su ambiciosos planes: No querían trabajar con un productor externo en la grabación del disco. Para Sullivan, a pesar que canciones como «Say It Ain’t So» lo tenían muy entusiasmado, no quería dejar espacio para que la misma banda arruine lo que consideraba un potencial distinto a lo que existía en la escena de aquellos años. Por lo que DGC fue muy clara y directa en su mensaje, «Primer disco, necesitas un productor, segundo disco, podemos hablar».

Rivers recuerda haber estado en un minimarket cuando escucha por la música ambiente «Just What I Need» de The Cars, y se dijo a si mismo «Eso suena como a Weezer, vamos por ese tipo para producir el disco». Sin siquiera saber de quién se trata: Ric Ocasek. Le proponen la idea a Sullivan, quien lo consideró buena idea basándose en sus trabajos como productor y contacta directo a Ric enviándole el demo, quien escucha el cassette a la brevedad y responde inmediatamente al interés de manera entusiasta, «Ric se puso un poco loco por las canciones», según las palabras de Sullivan. La única condición que puso Ric fue que Weezer viajara a Nueva York a grabar el álbum, siendo el famoso Electric Lady Studios el lugar escogido y grabado en agosto de 1993.
Las sesiones de grabación se llevaron con un muy inmerso en el proyecto Ric Ocasek, incluso acompañado de su esposa Paulina Porizkova, quien se encontraba embarazada del primer hijo de ambos. A pesar que las grabaciones avanzaban según lo proyectado, los dramas personales de Jason Cropper comenzaron a incomodar el ambiente trabajólico del equipo, quienes pasaban hasta 12 horas en el estudio. Luego de conversaciones entre los integrantes, se decide la parte de Cropper, aunque era una decisión dificil, se sentía que era lo correcto, que debían presentar el disco con una formación estable, esto coincidió también con los inicios del proceso de mezcla del disco.
Rivers Cuomo llama a Sullivan para hacer la solicitud formal de un cambio de integrante en la guitarra, ante lo cual reaccionó con pánico, debido a que era un joven ejecutivo en DGC, y todo lo que habría que solucionar entre medio. Trabajo que igual adelantó Cuomo, re grabando todas las partes de guitarra de Cropper en sólo una jornada. Como medida de urgencia, Matt Sharp contacta a Brian Bell, el cual conocían cuando era bajista de una banda llamada Carnival Art, más allá del talento, les impresionaba la ‘facha’ y elegancia del músico. Le enviaron un cassette con las canciones a Bell, quien respondió inmediatamente grabando en otro cassette tocando las partes de guitarras, una audición a distancia de rápida aprobación. Brian Bell estaba impresionado de las canciones, «In The Garage» la sentía como una versión pulida de Dinosaur Jr. o Pavement.

El álbum estaba listo, pero fue reprogramado por la compañía varias veces, tiempo que aprovechó la banda de ensayar y tocar en vivo para estar muy preparados cuando tuviesen que defender su primer álbum. El momento que el sello contrató a Peter Gowland, para realizar la fotografía de la caratula del álbum, los integrantes tomaron azarosas decisiones para inmortalizar la obra: Rivers se cortó el pelo en una peluquería al azar la noche anterior, Pat se semi-rapó el pelo, Brian vistió su camiseta vintage favorita y Matt vistió su tenida casual. La idea original de todos vestir camisas a rayas al estilo ‘Beach Boys’ fue desechada. La pinta de la banda terminó siendo un meme, una imagen de los nerd-geek de inicios de los noventa.
El 10 de mayo de 1994, finalmente se lanza el disco homónimo de Weezer, conocido como el «Blue Album», un mes después de la impactante muerte de Kurt Cobain. Weezer se presentaba como una alternativa a la escena que lideraba el grunge, si tuviésemos que lograr el sonido de Weezer con una juguera, mezclaríamos Pixies, Nirvana con Beach Boys. Con una clara propuesta de guitarras crunch a tope con muy memorables melodías, este power pop / rock alternativo que ofrecía Weezer era una bocanada de aire fresco, mismo espíritu que compartía con bandas como Green Day.

El álbum fue en un principio ignorado por la prensa musical, siendo incluso señalados como una banda pre-fabricada por Geffen. La masificación se comenzó a producir por las recomendaciones en radios universitarias y en el ‘pirateo’ de cassettes entre amigos y compañeros. Rivers recuerda esta época hasta incómoda cuando escucharon que los llamaban como los «Stone Temple Pixies», menospreciando todo el trabajo y potencial que tenía la agrupación. Finalmente, el single «Undone (The Sweater Song)» llega a las reconocidas radios KROQ de Los Ángeles y 107.7 The End de Seattle, la cual comienza a ser solicitada en sus programaciones diarias por los auditores, aprovechando este impulso, la discográfica contacta a Spike Jonze para el video musical de «Undone», a pesar de la negativa de Rivers del videoclip, finalmente lo aceptan al compararlo con las malas propuestas de otros directores, que incluso querían situar a la banda tocando dentro de un suéter gigante. El video llega a MTV, y luego vino el segundo single «Buddy Holly» nuevamente con Jonze, siendo el punto más importante de promoción del álbum, la idea de mezclar Weezer con ‘Happy Days, la sitcom de ABC entre 1974 y 1984, fue todo un éxito. Incluso, el video llegó a ser parte del CD-rom de Windows 95, como la novedad multimedia del entonces nuevo sistema operativo de Microsoft.

El disco abre con la «My Name is Jonas» con el arpegio acústico cortesía de Jason Cropper, canción inspirada en el hermano de Rivers, Leaves Cuomo, luego del rechazo de un seguro por un accidente de tránsito mientras estaba en la universidad. La enérgica upbeat de «No One Else», es la historia bajo las palabras de Rivers, del ‘celoso-obsesivo’ dentro de él asustando con su celopatía a su novia, el mismo ‘gil’ que luego se cuestiona y sufre en «The World Has Turned and Left Me Here», tratando de encontrar las razones de por qué lo abandonaron.
La cuarta pista es «Buddy Holly», la canción que Cuomo pretendía para un segundo álbum de la banda, pero que Ric Ocasek lo instó a que estuviera en el homónimo. Originalmente de tiempo más lento, que fue acelerado en el mastering por error. Podría considerarse la canción emblema de Weezer, tanto en lo lírico como en lo musical, una letra divertida con cierto sentido de humor, acompañado de guitarras distorsionadas muy presentes, un coro pegajoso y un puente y solo maravilloso.
«Undone (The Sweater Song)», el primer single promocional del álbum, su intención era ser una canción triste, de auto lamentación que termina convertida en otra canción divertida y de fácil recuerdo, ilustrando la fragilidad propia como un suéter que se va deshilachando. Es inevitable no comenzar a marcar el pulso del bombo en la intro de «Surf Wax America», según Pat Wilson la canción es una versión punky de Beach Boys, retratando un joven atrevido desafiando al mundo y sus reglas, todo bajo la escenografía de la costa de Los Angeles. La séptima canción, es tal vez la más favorita de la fanaticada, «Say It Ain’t So», el arpegio y arreglo de guitarra que transita toda la canción se convirtió una marca registrada de Weezer, el ritmo calmo casi-reggae que todo explota a ‘lo Pixies’ en el coro, con Rivers cantándote sobre su infancia y adolescencia con el ‘abandono’ de su padre y la relación de su padrastro con el alcoholismo. El puente y solo de la canción, son uno de los mejores de la historia del rock.
Llegando hacia el final del disco se nos presente «In The Garage», como una narración autobiográfica de los sueños de vida de Rivers Cuomo, desde sus recuerdos aprendiendo la guitarra con los posters de Kiss en su pieza, hasta llegar al ‘lugar seguro’ del garaje donde Weezer unificó los sueños individuales en uno ambicioso grupal. «Holiday» está inspirada en frases del novelista Jack Kerouac, considerado padre del movimiento Beat, altamente influencia para el jazz y el subgénero Bebop, La sensación playera influencia de Beach Boys se vuelve a notar, incluso siendo evidente con la frase inicial ‘Let’s Go Away for Awhile’, canción también de los hermanos Wilson.
El final perfecto llega con «Only in Dreams», canción que es llevada por una repetitiva línea de bajo de Matt Sharp y una calmado patrón de batería, mientras las guitarras conviven entre suaves guitarreos acústicos y dulces arpegios, mientras Rivers canta sobre oníricos deseos hacia su enamorada. La canción fluye entre dinamismos apuntando a un constante crescendo, donde luego de 5 minutos todo es una explosiva catarsis de solos de guitarra, para finalmente cerrar con la figura del bajo hasta desaparecer.
41 minutos que se hacen cortos, con melodías de coros que te quedas tarareando luego de escucharlo. Un álbum que al momento de su lanzamiento fue tomado como una propuesta fresca, ligera y que tal vez su resonancia no pasaría más allá de 1994, pero el tiempo futuro nunca lo hizo envejecer mal. Un trabajo que pudo haber quedado también como un disco de culto, puesto que apuntaba a cierto público, pero que llegó más allá de lo pensado, y hoy 30 años después, sigue siendo de gran vigencia e influencia para los artistas nuevos, marcando una época fuerte del rock alternativo norteamericano y uno de los mejores álbumes de rock de la década completa de los noventa, con puestos inamovibles en los rankings de los medios musicales especializados, a pesar del tiempo, los nuevos estilos y las modas.





















0 Comments