Texto por: Adolfo Serey
Fotografías por: Darling Castro

Curioso fue llegar al Club Chocolate y encontrarme con una baja presencia de público frente a sus puertas. Quizás fue lo temprano, quizás poca expectación. Lo cierto fue que, tras la salida de la banda Los Ciervos esto cambió. Al principio contaban con unos pocos agolpados contra el escenario. Cinco cuerdas, una batería, teclas armoniosas y un memorable voz.

Gozando de una intimidad absoluta y compenetración con la audiencia, la banda Los Ciervos caminaron al compás de su delicada y tenue música hasta que, su segundo tema, atrajo raudales de público. Comenzaron a repletar la ausencia del recinto con participación y talento. Fuero no tan libres que su carisma y entusiasmo a borbotón trasformó un breve espectáculo en un interminable goce.

Luego de una pausa y un retraso -qué valió cada minuto tarde- llega el headliner The Mission con una interminable intro. En medio de la oscuridad, la mirada absorta de la audiencia se centraba en una sola cosa: “THE MISSION” decía su logo de energía luminosa de la inmensa negrura. Siete minutos fueron los que nos tuvieron con máxima expectación, ¡Siete!.


En ese todo transcurrió tan apacible y apasionadamente que en un parpadeo todo ocurrió, fuimos testigos de grandes éxitos. Cada voz que participó del show fue un integrante coral para famosos temas (nuevos y otros no tanto) como «Into the Blue», «Severina»; «Butterfly on a Wheel»; «Garden of Delight», el icónico «Wasteland».

Este show no conoció el Encore, sin demoras, sin pausas sonó «Deliverance» y «Tower of Strength». Aquí me debo detener, ¡nunca vi tal amor por su público!. En el momento que el show estaba finalizando y en una pausa que Wayne Hussey dio a la voz para beber agua (tan solo una trago) una enérgica pareja de amigos llevó varios vinilos y un plumón. El frontman no dudó ningún momento y comenzó a firmar todos los que más pudo junto a una sonrisa de dicha y asombro al son de «The Crystal Ocean».

La banda británica se despidió del concierto en Chile, pero la audiencias no estaba lista para ello y, ante la enorme manifestación del público, Craig Adams, Simon Hinkler, Mike Kelly y Wayne Hussey finalizaron la boche con «Naked and Savage».





















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