
Texto por: Ricardo Arriagada Gómez
Fotografías: Daniel Sáez
El martes 25 de abril en Teatro Coliseo se tuvo que mantener firme con una noche llena de Hard Rock, directamente propiedad de The Winery Dogs, el proyecto que reúne a músicos virtuosos con mucha clase y que ha conservado una cercanía con el público chileno, en su tercera visita luego de mucho tiempo en donde grabaron un DVD llamado «Dog Years: Live in Santiago» (2017). Para esta ocasión y sin importar el tiempo transcurrido, la energía se mantuvo.

Como número de apertura, estuvo la agrupación originaria de Las Vegas Velvet Chains, que tiene la llamativa alineación de dos chilenos en el conjunto, el vocalista Ro Viper y el bajista Nils Goldschmidt. Presentando material de su único álbum «Icarus» (2021) y su EP «Morbid Dreams» (2022) donde su material es derechamente Hard Rock que mezcla parte de la vieja escuela con el sonido moderno del género, y que la conexión fue recíproca al tener al frente a dos nacidos en el país logrando cosas en otras tierras, siendo para ellos «un sueño hecho realidad estar acá con nuestra gente«. Desde agarrar el fluir de los asistentes con sus composiciones, agregando un cover de «Suspicious Mind» de Elvis Presley y una canción nueva estrenada exclusivamente en este show -donde grabaron su versión estudio en menos de dos semanas atrás-, fue una presentación acorde, llena de guitarras ruidosas y una interpretación vocal que se agradece su presencia y buscan esparcir su música teniendo pocos años de actividad.


Debido al efecto de atrasarse todo por quince minutos, cerca de las 21:15 bajan las luces, suena «Atomic Dog» de George Clinton de fondo y los protagonistas de la noche entran al escenario: Richie Kotzen, Billy Sheehan y Mike Portnoy. El trío poderoso parte con dos tracks provenientes de su nuevo disco lanzado en febrero pasado, «Gaslight» y «Xanadu» para garantizar que la fanaticada está actualizada con la promoción de este material y que sostuvo entusiasmo en otros momentos cuando sonaron la abrazable «Breaktrough» o «Mad World» de mucho carácter groovero. No hubo mucha prioridad con canciones del «Hot Streak» (2015) pero los cortes «Captain Love» y la homónimo estuvieron presentes en el inicio, mientras que «Oblivion» demostró ser un cierre bien potente antes del Encore.

Sin ser sorpresa, la banda se caracteriza de virtuosismo que se divide en tres partes, donde puedes observar la ejecución de cada uno y estar atento a cada maniobra que realizan… pero a su vez, estás en frente de una propia alma que es efectiva en cada segundo, evidente en otros temas como «Damaged» «Stars» y «The Red Wine», apreciando a Kotzen con tremendos solos de guitarras en la manera bluesera que utiliza -sabiendo que no ocupa púas- y en especial, a Sheehan que tuvo todo el Teatro para él durante cinco minutos dando lo mejor que saber hacer con su instrumento de cuatro cuerdas, dejando al público anonadado con su velocidad y manejo soberbio.

Todo no fue parte para el nuevo álbum «III», sino que varios títulos eran parte del debut de 2013 dejando en claro que ya casi es una década de su aparición, celebrándose con «Desire», «Time Machine», «The Other Side» o la anhelada «I’m Not Angel» dentro del setlist, llevando a la segura la locura de los asistentes que algunos repetían plato y también, con los nuevos seguidores que estuvieron presente en el recinto en pleno centro de la ciudad.

Después de tanto movimiento, dinamismo y acercamiento de los integrantes del grupo en este lugar especial para su historial, en el Encore se dejaría un par de canciones que fue fundamental la participación de todos. Portnoy arriba con una camiseta de la selección chilena enmarcada con el número 67 (que fue parte de un regalo por un fan en el Meet & Greet, representando el año de su nacimiento), y exige que cada uno prendiera sus encendedores o alguna luz para dar introducción a la suave «Regret», única parte del show donde el piano estuvo presente, y cada vez tomara vuelo hasta llegar a su clímax más rockero, que terminaría enlazando con el primer single y una de las más queridas de la agrupación para concretar esta velada, la genial «Elevate».


The Winery Dogs otra vez fueron como una aplanadora sin frenos, conducida por estos tres músicos que hacían peso en el rodillo, pasando sin complicaciones por donde tocan, dejando otra huella con Chile que ha demostrado cariño y contigüidad. Como observación importante, no fue tan preciso el lugar, sabiendo que el Teatro suele a saturar parte del sonido de los instrumentos, concentrando una masa que es complicada en mostrar un equilibrio en cada intérprete, y eso fue percibido en algunos momentos donde la voz casi se perdía, pero no manchó en general la participación de los estadounidenses que cuidan mucho su sonido y entregar este tipo de conciertos cargado de Hard Rock y habilidad.

Setlist:
01. Gaslight
02. Xanadu
03. Captain Love
04. Hot Streak
05. Desire
06. Breakthrough
07. Time Machine
08. Stars
09. Damaged
10. Mad World
11. The Other Side
12. Billy Sheehan Bass Solo
13. The Red Wine
14. I’m No Angel
15. Oblivion
-Encore-
16. Regret
17. Elevate





















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