Nota por Franco Zurita

Tanto en el cine como en la música, son múltiples los dúos que podemos encontrar y que triunfaron y trascendieron a través del tiempo, manteniéndose en la memoria colectiva de muchos de nosotros. Desde Pulp Fiction hasta Volver al Futuro y en lo que respecta a la música, rápidamente se me viene a la memoria The White Stripes, The Black Keys y por supuesto Crosses.

Entendiendo esto, no era nada nuevo ver un dúo de rock queriendo imponerse ante una alicaída escena mundial y obviando el constante cuestionamiento de los medios de que si el “rock estaba muerto o no”, entraron pisando fuerte con una propuesta que si bien no era novedosa, la conjugación tanto de su sonido, sus letras, influencias y performance, hicieron que los ojos de la crítica y de los fanáticos rockeros alrededor del mundo nos clavaramos en la sencilla pero potente propuesta de Royal Blood.


Antes de dar el gran salto discográfico con su debut en 2014 y a solo días de lanzar el primer sencillo promocional de dicho trabajo, los británicos ya habían teloneado a los Arctic Monkeys. Oportunidad que los comenzó a catapultar al reconocimiento masivo y despertar el interés de los curiosos. South By Southwest, Glasgow y Glastonbury fueron solo algunos de los festivales que Royal Blood logró revolucionar antes de la llegada de su disco homónimo que solo aparecería para reivindicar el nombre de Mike Sterr y Ben Thatcher y presentarlos como los nuevos salvadores del rock actual.


Un 22 de agosto del año 2014 y luego de múltiples presentaciones en los grandes escenarios de Europa, lanzan finalmente su álbum homónimo. Un trabajo directo e irresistible y que no necesita de escucharse de principio a fin para engancharse de la potencia del sonido de Royal Blood. Un sonido que se pasea entre la opulencia del rock clásico y la pasión del blues mezclado con un garage completamente desaliñado pero que le entrega el carácter necesario, un enfoque directo y un sonido inconfundible. El espectro de sonidos que Mike logra desarrollar con el bajo complementado con la imponente percusión de Ben crea toda una experiencia que desafiaba todas las expectativas de hace diez años atrás y que al día de hoy, sigue siendo toda una novedad.


El disco comienza de manera magistral y poderosa con «Out Of The Black». El primer sencillo de la banda nos patea el cráneo con un bombardeo proveniente de la batería de Thatcher acompañado de un corrompido y sucio riff naciente del bajo de Kerr que entre pedales y amplificadores nos adentran en esta brutal pieza musical. Una apertura explosiva que nos invita a deleitar los densos y atrevidos pasajes que este trabajo se atreve a recorrer. «Come On Over» es otro de los sencillos de este disco donde cuyo riff se hace imposible no recordar las desgarradoras guitarras de Jack White y la osadía de sus compatriotas británicos de Muse. Y es que los mismos Royal Blood han reconocido a los liderados por Matthew Bellamy como una de sus influencias y vaya que se nota. Sin embargo, Royal Blood sabe equilibrar su influencia con su propia personalidad.

Por otra parte «Little Monster», desata una inconfundible furia que junto a la melodiosa voz de Sterr van tejiendo una poderosa y zigzagueante pieza de blues moderno. Y para terminar con los singles, «Figure It Out» se rige como un himno de la banda desatando, más que un sonido, una intención furiosa, oscura y melódica y no por nada es la canción más escuchada de la banda en las plataformas musicales de streaming.


Podríamos analizar una a una, todas las canciones de este disco. Porque lo merece y porque tiene momentos interesantes que se alejan de la agresividad sonora característica del dúo, pero que mantienen su potencia e intensidad. Como «Careless» o «You Can Be So Cruel» que si bien no son puntos bajos en el álbum, disminuyen un poco las revoluciones del disco pero al mismo tiempo demuestran la versatilidad del dúo británico al no estar constantemente disparando una tonelada de riffs distorsionados sin ninguna intención. 


La producción del álbum es impecable capturando la intensidad de la banda en vivo sin perder la calidad del sonido. Cada canción está empapada de una fuerza visceral que se palpa desde el minuto cero del disco hasta el correcto término de este mismo. Densas líneas de bajo, compases potentes y una voz melodiosa y al mismo tiempo agresiva son el ingrediente perfecto para aunarlos en una propuesta que no se queda corta y que es capaz de ofrecer y entregar lo que una banda de rock hoy por hoy debiese hacer: Una profunda y potente dosis de rock a la vena. 


Recuerda que puedes ser testigo y vivir en carne propia el sonido de Royal Blood en su regreso a nuestro país. La cita es el próximo 9 de abril en el Teatro Caupolicán y las entradas están disponibles a través de PuntoTicket.


Zumbido.cl

0 Comments

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *