Por: Johanna Jara M.
Fotografías: Jerrol Salas

Uno de los cantantes más influyentes y controversiales de la balada en español, Ricardo Arjona, vuelve a Chile con su nuevo tour «Blanco y Negro», gira que lo ha llevado por los escenarios más importantes del continente, lo mínimo para un artista de su talla, denominado como «el trovador de la canción iberoamericana», con una trayectoria de más de 30 años y más de 20 millones de discos vendidos. Su show agendó 6 fechas en el Movistar Arena con éxito de ventas, como siempre que visita nuestro país. Muchos mitos giran en torno al artista cada vez que pisa suelo chileno y esta vez no será la excepción.

Desde la apertura de puertas, el recinto comenzó a recibir a cientos de fanáticas, grupos de amigas, familias y parejas, muchas con outfits muy preparados, sombreros, luces y glitters. La espera estuvo a cargo del cantante chileno Andrés de León, quien interpretó todos sus éxitos en un impecable show que duró alrededor de media hora, que incluyó, desde un tributo al recientemente fallecido Zalo Reyes cantando «Una Lágrima en la Garganta», hasta su éxito «Mi Loco Amor de Verano» que provocó el coro automático de todo el recinto y logró que muchos encendieran sus linternas y recordaran este éxito de 1993. Son las 20:35 y de León se despide del público muy honrado por telonear a Ricardo Arjona.

A la espera del artista guatemalteco, es momento de apreciar la gran producción de su gira: pantallas gigantes a los costados, escenario con escenografía urbana; por un lado la banqueta de una plaza, por el otro, un teléfono estilo londinense, luces rojas y tarimas negras, adornaban este excepcional despliegue que simulaba ser un condominio, cuyo nombre era “Blanco y Negro”, aludiendo a su último álbum de estudio con el mismo nombre, lanzado en 2020. Ya son las 21:15 y sus músicos salen a escena, todos vestidos de blanco y negro para hacer una introducción musical antes de la aparición de Ricardo Arjona, quien sale a escena para interpretarnos «Si Yo Fuera» con un outfit también en lo tonos -camisa blanca, pantalón y chaqueta gillette negra combinado con zapatillas estilo converse-. La coherencia de su espectáculo no deja detalle al azar y se nota. Con un total de 27 canciones en el setlist, continúa con «Morir por Vivir» y «Ella», las cámaras graban todos sus movimientos, mientras los gritos no se dejan esperar para seguir con «Hongos», canción de su último disco. Suena «Apnea» y el público activa el modo karaoke, pero no fue hasta que interpretó «Acompáñame a estar Solo» que la pasión se apodera de los cuerpos, y no hay alma en el recinto que no coree cada palabra de este éxito. Si el ambiente ya estaba encendido, ahora se pone romántico con «El Amor» y las parejas se abrazan y dedican cada palabra de esta oda al amor y sus vicisitudes. Una pausa para saludar a su público chileno, a sus cientos de fanáticas, y entregarnos una reflexión en torno a los problemas que hemos vivido últimamente por la pandemia y sus consecuencias, además tocó temas actuales como las redes sociales, la identidad de género y hasta el lenguaje inclusivo, los cuales tildó de “estupideces”. Especial discurso, un tanto obsoleto para los tiempos que corren, todo esto para introducir la canción «El Problema».

Seguimos con «El Flechazo y la Secuela», en este punto otro de sus discursos que aludía a las mentiras que inventan los hombres cuando sus esposas los llaman por teléfono, relatándonos una sus experiencias, naturalizando las mentiras en las relaciones de pareja, todo esto para introducirnos a una seguidilla de éxitos que aumentaron el nivel de canto al unísono en el Movistar Arena: «Si el Norte fuera el Sur», «Señora de las Cuatro Décadas», «Tarde (Sin daños a Terceros)» y «Desnuda», clásicos de su repertorio, hoy transformadas en himnos al amor, al romance y a las mujeres… sus musas desde siempre.

Un respiro musical para el artista que hasta ahora no ha dejado de cantar, para presentar a sus avezados músicos, -cuál de todos más talentoso y carismático-, destaca el violinista estadounidense (que además canta en español), la corista y el saxofonista. El espectáculo no da tregua y es el momento de interpretar canciones como «Dime Que No», «Como Duele» e «Historia de Taxi», ésta última en una versión tropical, mezcla de Salsa y Bachata, que cautiva al público y provoca el baile y el canto obligado en esta, quizás la canción más popular de su carrera. Otro de sus discursos y esta vez nos narra una reflexión en torno a los hombres y cómo son tratados por las mujeres hoy en día cuando no alcanzan los estándares actuales, peor que perros; apreciaciones devaluadas hoy por hoy, gracias al feminismo, la caída del amor romántico y la importancia del amor propio. Última parte de su espectáculo, y pese a que sus discursos pueden ser o no del gusto de todos, prima su presencia que llena todo el escenario, su carisma, especialmente con las chicas presentes y su inextinguible voz privilegiada de calidad única. Nos deleita con «Cuándo», «Hacer Patria» de su último disco y «Te Conozco» éxito de 1991.

Para finalizar, Ricardo Arjona comienza a despedirse de esta primera noche en la capital, ciudad que lo ha albergado desde hace años, y nos canta «Te Quiero», «Porque Puedo», «Fuiste Tú» y la última, una de sus canciones más épicas: «Mujeres», oda a nuestro género, la musa inspiradora de gran parte de su carrera y -por qué no decirlo-, de su vida. El eterno karaoke no terminó hasta que las luces se apagaron y la sensación en el ambiente no podía ser mejor, las amigas salieron sonrientes y emocionadas, las parejas más abrazadas que nunca, y el amor se respiraba en el aire. Así, con el corazón lleno o roto, según sea tu condición actual, se cierra este día de conciertos, con un Movistar Arena repleto en una tibia noche de invierno santiaguino.





















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