
Texto por Franco Zurita
En la música chilena, pocas artistas han logrado sostener una presencia tan constante, respetada y transversal como Nicole. Y en los últimos cinco años, marcados por la incertidumbre, escenarios en pausa y una industria en reajuste, su figura no solo se mantuvo, sino que logró ser fortalecida. La etapa post-pandemia significó para ella algo más que un retorno: fue el punto de partida para una renovación artística que combinó nuevo repertorio, grandes escenarios, colaboraciones de alto nivel y un rol ampliado en los medios.
El primer gesto de esta nueva etapa fue “Claroscuro” (2022), un álbum que reveló una sensibilidad más íntima y contemporánea. Lejos de buscar la inmediatez del hit, Nicole apostó por un sonido maduro, construido sobre capas electrónicas, pulsos nocturnos y letras que dialogan con la vulnerabilidad emocional de los últimos años. Canciones como “Quédate” y “Nostalgia” mostraron que su capacidad para reinventarse sigue intacta, y que su lectura del pop continúa siendo elegante, honesta y sofisticada.
A partir de ese lanzamiento, su retorno a los escenarios tomó fuerza. En 2024 se presentó en Lollapalooza Chile, uno de los hitos más relevantes en el circuito musical nacional. Allí confirmó que su repertorio, tanto el clásico como el reciente, tiene la capacidad de conectar con nuevas audiencias uniendo así, distintas generaciones. Ese mismo año fue invitada a abrir los conciertos de Lenny Kravitz en nuestro país, y dicha jugada, amplió su visibilidad y la posicionó nuevamente en escenarios de escala internacional.
En paralelo a este ascenso, Nicole levantó un proyecto que conectó su pasado y su presente: la gira “Dame Luz – Tour 30 años”, Una celebración íntima y emocional de “Esperando Nada”, uno de los discos fundamentales del pop chileno. Con funciones agotadas en teatros de todo el país, incluyendo una noche memorable en el Teatro Municipal de Santiago, la gira se transformó en un fenómeno intergeneracional que desembocó en un cierre masivo en Movistar Arena este 2025, consolidando uno de los momentos más potentes de su carrera reciente. Este año también trajo una colaboración bastante significativa para la cantante nacional: una nueva versión de “Desierto Florido” junto a nada más ni nada menos que Ana Torroja. Un encuentro que reafirmó su presencia en la conversación musical hispana y renovó la lectura de su catálogo para las audiencias actuales.
Fuera del escenario, su rol como conductora del programa Factor de Cambio en 13C amplió su presencia mediática y la situó como una figura cultural con opinión y sensibilidad social, demostrando que su alcance trasciende lo estrictamente musical y estos últimos años confirman que la vigencia de Nicole no es un accidente ni un mero gesto de nostalgia. Es el resultado de una artista que entiende el tiempo como un aliado creativo, que honra su historia sin quedar atrapada en ella y que sigue encontrando nuevas maneras de dialogar con su público. Una figura esencial del pop chileno que, tres décadas después, continúa avanzando con más claridad que nunca y que el próximo 29 de noviembre, veremos volver tras 18 años al mítico escenario de la Blondie, marcando otro hito en su ajetreado pero bendecido año calendario.
Aún quedan entradas en blondietickets.cl





















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