Texto por: Hugo Hinojosa
Fotografías: Joselyn Heyden
Es inicios de los 2000 y muchos adolescentes pasan su tiempo arriba de un skate, o lo menos dotados, intentando replicar todo en el videojuego «Tony Hawk’s Pro Skater», pero todo ese ambiente estaba rodeado por la música. Hardcore, Punk rock, Nü Metal, y un sinfín de estilos eran el complemento perfecto para tardes de piruetas. Han pasado más de 20 años y ahora esos adolescentes son padres de familia, trabajadores asalariados, u otras ocupaciones, pero la noche del martes 14 reciente fue un viaje a la nostalgia, y el encuentro con bandas insignes de todo un movimiento.
La jornada del llamado «We Are One Tour» comenzó temprano con la presencia de los nacionales Union x afán, banda Hardcore Punk de Copiapó, quienes lograron animar a las y los primeros asistentes que iban de a poco ocupando el Teatro Coliseo. Con un setlist acotado, dada la cantidad de bandas que se presentarían, se dieron para mostrar algunos de sus temas como «Persistencia», o su single «Nada vuelve ser igual», los cuales lograron una buena acogida entre quienes estaban presentes ya temprano.


El segundo plato del menú vendría de mano de Cigar, reconocida banda de Punk Rock estadounidense, dueña de un sólido sonido depurado, y quienes fueron los últimos en sumarse al evento. Uno de los elementos llamativos de su presentación, fue la tenacidad con la cual intentaron agotar al público, a base de enérgicos temas parte de sus dos únicos discos, el icónico «Speed is relative» (1999), y «The visitor» (2022), que marcó el regreso de la agrupación al estudio luego de más de dos décadas. El inicio con «Wright or rong», de su primer disco, marcó la tónica del espectáculo, con un público que coreó y se arrastró al constante moshpit intencionado por los norteamericanos. Pero la energía no varió un ápice con sus nuevos temas, como, por ejemplo, «We used to» o «Legacy of the 7 plies». El cierre fue monumental con Mr. Hurtado , con un público ya completamente entregado, y que quedó preparado para lo que sería la segunda parte del concierto, donde se tomaría el escenario la escena sueca del Punk Rock de comienzos del nuevo siglo.

Siendo casi las 8 en punto salen al ruedo Satanic Surfers. Su inicio no tuvo intros o adornos, sólo ellos ajustando sus equipos en escena, para luego dar comienzo a un show eléctrico. El inicio fue directo al hueso lanzando como una bomba con «The usurper», canción que abre su último lanzamiento Back from hell (2018). Luego vendrá la primera intervención de su guitarrista para saludar al público chileno, y comenzar la acelerada «Egocentric». El público responderá entusiasta coreando y generando un interminable moshpit que se extendía en cada momento, mientras se iban sumando personas haciéndolo crecer a dimensiones colosales. La masa humana era eufórica y entregada, absorbida por la velocidad y la energía que entregó un setlist que recorrió toda su discografía. Así sonaron canciones como «and the cheese fell down», de su álbum debut «Hero of our time» (1996), convocando a su fans más acérrimos, u otros como «Puppet» o «Wishing you were here».


Esto fue refrendado por su guitarrista Magnus Blixtberg quien señaló que su visita en 2015 había sido de sus mejores shows, agradeciendo que ahora estaba siendo igual de increíble. Eso quedó demostrado con los innumerables asistentes que hicieron stage diving, incluso siendo uno tratado de ser bajado por la seguridad, pero logró escapar y saltar al público en medio de vítores de quienes estaban presentes. Del mismo modo, en una pausa extendida el público coreaba a todo pulmón «Satanic». El show prosiguió lanzando clásicos como «Got to throw up» o «Better off today», mientras un guardia insistentemente intentaba evitar que la gente subiera, pero los esfuerzos eran inútiles. Dentro del caos, destaca Rodrigo Alfaro, músico uruguayo quien lleva la voz y la batería, comandando el ritmo constante de la banda. Por otro lado, sonaron afiatados, sin descanso, aprovechando además los solos unísonos de guitarra de Blixtberg y Huddén, que añadían el complemento melódicos. Por otro lado, su bajista se dio el tiempo de solear mientras la banda avanza sin pausas. El final trajo la dupleta «Good morning» y «Head under water» que tuvo a Rodrigo lanzándose al público, cerrando de forma redonda una gran presentación que duró cercano a una hora.

Los asistentes ya estaban listos para el final de la noche, y la osadía llevó a gente a bajar desde el palco a gran altura para llegar a cancha, mientras el resto les recibía abajo, con alegría de todos quienes estaban presentes haciendo más llevadera la espera. Así a las 9:20 en punto comienza la intro de Millencolin, y se siente la energía en el público. La banda salió sonando mucho más fuerte que sucesora, con un inicio más rockero gracias a «Kemp», de «Home from home» (2002). Luego de un ceacheí por parte de su vocalista, suena el primer tema que enciende realmente al público, «Bullion», canción de su clásico «Life on a plate» (1996). Ya a estas alturas el lleno era absoluto en Coliseo, y el calor humano ascendía junto con la energía del show, además de irse puliendo el sonido general de la banda. Es imposible negar que el factor nostalgia inundaba en los asistentes, recordando épocas más adolescentes, pero se notaba un público trasversal.

Mientras la banda machacó tirando clásicos rápidos que invitaban a saltar o al moshpit, tales como «True brew», canción que le da nombre a su disco de 2015, o el clásico «Lozin’ must», de «For Monkeys (1997)». Pero también hubo momento para momentos más tranquilos. En ellos, su vocalista y bajista, Nikola Šarčević comentó su amor por el público chileno. Del mismo modo, hubo tiempo para recordar giras pasadas en argentina, Chile y Brasil, así como las experiencias vividas, pero el momento de gran complicidad fue cuando su Šarčević cambió el bajo por la guitarra, generando una suerte de karaoke con la asistencia mientras interpretaba «The ballad».

Luego de una extensa presentación de cada miembro de la banda, sonó Mr. Clean , de su debut «Same old tunes (1994)», generando un verdadero caos en el centro de la cancha, y marcando la salida del escenario de la banda. Su regreso estará centrando mayormente en su exitoso «Pennybridge Pioneers» (2000), dejando para el final su tema más famoso, «No Cigar», marcando el cierre de una presentación que, a pesar del notorio desgaste en la voz de Šarčević, encontró en el público chileno una comunión única que trabajo al presente nostálgicos momentos del pasado.





















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