
Texto por Franco Zurita
Fotografías por Hugo Hinojosa
Cómo ya es habitual desde hace más de 10 años, ayer vivimos una nueva y poderosa jornada del Metal Fest, el festival metalero más grande del país.
Esta vez de la mano de La Oreja en la producción, Kerry King, Carcass, Saxon, Sabaton, Voivod, Nile, Paradise Lost y Terminal Prospect fueron los guerreros que comandaron esta nueva edición, acompañados de Poema Arcanvs, BOA, Diametral, SQUAD y los combustibles de Nuclear. Todos juntos, revueltos y reunidos en una extensa jornada en dónde la camaradería, la cerveza y el buen metal fueron la tónica (como todos los años) a celebrarse en los alrededores del Parque O’Higgins.
Desde muy temprano y comenzando también los festejos locales del día de la madre, cientos de fanáticos llegaron al Movistar Arena para ser testigos y partícipes de esta nueva edición del festival, comenzando puntualmente su apertura de puertas para disfrutar de los preparativos de la jornada y por supuesto, ir tomando lugar para los primeros actos del día.

Partiendo de manera despiadada en el Devil Stage, desde las penumbras de algún panteón olvidado, los norteamericanos de Nile hicieron su destructora entrada comenzando la liturgia con “Stelae Of Vultures” y “To Strike With A Secret Fang”. Dos bestias colosales de su último trabajo “The Underworld Awaits Us All», para seguir invocando al ejército faraónico que acompañaría su presentación en el Metal Fest. “Sarcophagus” y “Kafir” fueron las afiladas gemas que prosiguieron con la ceremonia, para finalizar su presentación con “Black Seed Of Vengeance”. Así sepultó su presentación Nile. Con la fuerza implacable del Río Nilo y las oscuras leyendas que envuelven a Egipto, la banda convirtió el escenario en un santuario interdimensional para dar pie al próximo sacrificio.

Voivod, los canadienses veteranos del género darían el segundo golpe oficial del Metal Fest y como un rayo envuelto en hierro, pisaron el escenario demoníaco de la jornada para desatar una tormenta cósmica de puro thrash. Inspirados en toda la onda retro, Voivod abrió un portal en el tiempo del metal para un show fascinante, casi teatral y que prendió a los más viejitos y a los más jóvenes,porque no, también. Desde “Experiment” hasta el tema que los corona como banda, Voivod es pura clase, nostalgia y porque no, una visión.

Bajando del cosmos y con la hoguera aún encendida, Paradise Lost continuaron esta misa negra en el Movistar Arena y con Nick Holme a la cabeza, la banda inició esta oscura senda metalera con “Enchanted”. Como un coro de ángeles caídos, Paradise Lost continuó tejiendo sus universos a través de “Forsaken” y “Eternal” para ya, finalizando su repertorio, regalarnos la reimaginada versión de “Smalltown Boy” de Bronski Beat. Este clásico de los 80’s fue el único haz de luz que brilló en esta oscura jornada para sentenciar su presentación con “The Last Time”, como presagiando el final de este viaje a través de las ruinas, las heridas del alma y el metal.

Tras navegar por atmósferas góticas y recorrer el desierto y sus deidades, era el momento de desatar la carnicería y los riffs sanguinarios junto a los británicos de Carcass. Los liderados por Jeff Walker, gozan de un gran y merecido reconocimiento local, que se vió reflejado en una cantidad impresionante de personas quienes, con entusiasmo, se atrevían a cruzar el umbral infernal del Devil Stage. Dejando la cabellera larga y unos cuantos años atrás, Walker con pelo corto tomó su arma de cuatro cuerdas para desencarnar las invocaciones más salvajes de estas leyendas vivas del death y el metal más extremo.
Los primeros acordes de “Unfit For A Human Consumption” abrió la tierra para sucumbir ante el abismo tenebroso de los británicos y seguir sin tregua con uno de sus clásicos, la tormentosa “Buried Dream”. Las primeras de la jornada se encendieron para iluminar con rojo esta ceremonia del fuego, mientras “No Love Lost” y “Death To Certificate” siguieron ambientando esta sanguinaria sinfonía. Ya con el cuello torcido, “Corporate Jigsore Quandary” y por supuesto, la grandiosa “Heartwork” cerrarían el ritual blasfemo de Carcass ante un público exorcizado por la maestría de estos capos. Lo único malo de ver a Carcass en un festival, es que tocan menos tiempo, pero aguante Jeff Walker toda su gente.

Ya en la mitad del line up, otros veteranos de la escena y considerado por algunos, parte de la nueva ola británica del heavy metal, Saxon pisaba fuerte el escenario para un fenomenal repaso por su trayectoria. Esto sí que era para los más veteranos, y aunque había un público transversal, todos sabemos la historia que tiene a cuestas una banda como Saxon. Y es que, no hay metalero que no haya tenido algún parche de algún tamaño de la banda o que no los reconozca como la leyenda que son. Dicho sea esto, “Hell, Fire and Damnation” inició los fuegos con ese heavy clásico para un repaso por todas sus etapas: “Strong Arms Of The Law”, “Motorcycle Man”, entre otras, adornaron el set en medio de apoyos visuales que mostraban todas las portadas de los discos de Saxon rememorando su camino recorrido a través del metal.

Sabaton fueron los encargados de tomar la posta de Saxon y vaya que cumplieron. Con un power metal de catálogo y con un carisma agradable para ser metaleros, la banda irrumpió con una poderosa marcha de guitarras virtuosas y fantasías místicas. “Stormtrooper”, “Soldier of Heaven” y un guiño a Metallica, dieron forma al repaso de unos grandes de la escena, que a pesar de la hora y el cansancio, fueron cálidamente acompañados por su público fiel.

Ya terminando la jornada, el último confirmado del Metal Fest y parte fundamental de Slayer cerraría esta nueva versión del festival de una manera que sólo un grande del metal puede hacerlo. Con el último vestigio de la llama ardiente de la noche, el conocido por todos, “Pelao’ Kerry King” dió clase magistral de thrash metal mostrando lo mejor de su trabajo como solista y como no podía faltar, clásicos de Slayer. Con una fuerza imparable y haciendo temblar el Movistar Arena, “Where I Reign” estalló en llamas encendiendo al público expectante que aguantaba el último aliento de la jornada. “Residue”, ”Toxic” y otras bestias indomables de Kerry King, demostraron que el guitarrista no vive sólo de revivir sus mejores épocas, sino que enciende con una luz esta nueva era de metal. La química de la banda era evidente: Cada uno potenciando el sonido más thrasher y explosivo y entre algunos joyas de su banda madre, “Raining Blood” cerraba el cielo para una inminente lluvia de sangre ante la ola de fanáticos de abrían el mosh cual ojo de un huracán. “Black Magic” y “From Hell I Rise” pusieron el broche de oro a la jornada del Metal Fest 2025 y terminar como corresponde una noche para la historia en una nueva versión del festival.
Una versión que no se si supera a sus antecesores pero que fue una buena jornada para ver y sentir el hierro y el metal corriendo corriendo por las venas.
Puedes revisar nuestra galería fotográfica AQUÍ





















0 Comments