Texto por: Hugo Hinojosa
Fotografías: Guillermo Salazar

Tal como en medio del show señaló Crispin Mills, guitarrista, vocalista y líder de Kula Shaker, fueron casi 30 años transcurridos para una primera visita de la banda a nuestro país (considerando además que en medio hubo una separación en su mejor momento, que pudo habernos privado de su presencia acá). Sin embargo, eso no pareció notarse ante la presencia de una generosa audiencia quienes, como si fuera el momento de mayor popularidad de la banda, se entregaron a una experiencia que pudo conciliar el Rock en estado puro y el mensaje positivo y místico de la agrupación inglesa. 

Con una Blondie ansiosa, el show inició a las 21:25 con una intro que inmediatamente nos llevaba a la India, mientras en las visuales se proyectaban mandalas psicodélicos, situándonos inmediatamente en la estética que la banda siempre ha querido expresar. El comienzo fue justamente con «Hey dude», corte que da inicio a «K» (1996) su álbum debut, dando un marco potente y lleno de energía rockera al espectáculo, el que además logró encender al instante a un público que coreaba a toda pulmón y se mostró en todo momento conocedor de todo el catálogo de la banda.

Con su formación establece de cuarteto (manteniendo tres integrantes originales), la banda fue desplegando su set moviéndose en toda su discografía aunque regalando varios temas de sus primeros dos discos, como una forma de compensar tanta espera para su primer concierto en Chile. Justamente, será después de «Sound of drums», su segundo tema, donde vendrá la primera intervención ante el público, comentando los años que les tomó estar aquí. Luego con «Infinite sun» bajaron un poco la intensidad, en una canción que traía los sonidos de la India en su intro, mientras la pantalla proyectaba una águila en tonos rojo y azules sobrevolando. Luego vendrían temas como «Whatever It Is (I’m Against It)» o «Grateful when you’re dead/Jerry was there», en una secuencia que se sucedía casi sin pausas, pero manteniendo un buen matiz de las intensidades. 

También hubo espacio para su último disco «1st Congregational Church of Eternal Love and Free Hugs» (2022), del cual presentaron cortes como «Gingerbread man» o «Farewell beautiful dreamer», donde se llamó a quienes asistieron a cantar “en un inglés muy antiguo” un tralalala, quienes acompañaron entusiastamente, y el que luego de un pequeño error en la salida del tema, respondió coreando a capella para la banda.

Del mismo modo, hubo espacio para homenajes a una de las influencias principales de la agrupación británica, The Beatles, quienes estuvieron presentes en dos canciones. Primero, «Gokula», dedicada al “santo patrono de la banda”, George Harrison mientras se proyectaba la imagen psicodélica del Beatle, y luego sonará  «Gimme some truth», de Jonh Lennon, presentada como una «canción de navidad, y donde su vocalista comentará si lo escuchan bien manifestando problemas con su retorno de voz, aunque eso no afectó el show. En ese sentido, me gustaría destacar particularmente el trabajo de Crispin Mills, quien marcó la energía y potencia de la banda, con una voz desgarrada que parecía que se iba a quebrar a ratos, pero que siempre le entregaba intensidad a todo el repertorio. Por otro lado, su despliegue en la guitarra fue siempre expresivo y muy contundente en su sonoridad, ayudando a dirigir a la agrupación en todo momento. Desde esa perspectiva, el espectáculo se desligó de los arreglos más producidos que encontramos en sus álbumes en estudio, y desplegó una propuesta muy directa y llena de Rock en todas sus formas.

Ya en la parte final del concierto irán alternando clásicos como «303» con temas más nuevos como «The once and future king», aunque guardando lo mejor para el cierre. De ese modo, «Tattva» sucitó la emoción de un público que coreaba constantemente, mientras su vocalista llamaba a cantar “aleluya”, y símbolos místicos se mostraban en las pantallas, para luego abordar el cover que los lanzó a la fama, «Hush», que hizo saltar a todo el recinto, marcando la única salida de los británicos.

Luego de unos breves minutos de cánticos para que el grupo regresara a escena, volvieron para interpretar «Great Hossanah», tema que luego de una intensa intro que subía en intensidad daría pie a «Govinda», una de las más solicitadas de la noche, suscitando la algarabía absoluta de los y las asistentes, y concluyendo su show de poco más de hora y media con letras en sánscrito y un mensaje lleno espiritualidad. 

Setlist:

01. Intro

02. Hey Dude

03. Sound of Drums

04. Infinite Sun

05. Whatever It Is (I’m Against It)

06. Grateful When You’re Dead / Jerry Was There

07. Gingerbread Man

08. Farewell Beautiful Dreamer

09. Gokula

10. Into the Deep

11. Mystical Machine Gun

12. Gimme Some Truth

13. Song of love / Narayana

14. The Once and Future King

15. 303

16. Tattva

17. Hush

18. Great Hosannah

19. Govinda


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