
Nota por Fito Serey
Fotografías: Francisco Aguilar | Spider Prod
Estuvimos presentes en el show de Death Angel en Chile. Una fuerza descomunal de Thrash y Speed Metal se tomó el Teatro Coliseo, como base técnica para este show y gira junto a las bandas BAT y Exciter, y los invitados nacional Dezaztre Natural.

Prologo brutal
La banda introductoria que precede a esta explosión musical y muestra de velocidad fue la banda chilena de Thrash/Crossover Dezaztre Natural fustigó las cabezas de su discreta audiencia. Eso no mermó los ánimos y potenció que la banda interpretara con todo el corazón sus temas más antiguos, así como el estreno en vivo de un single de su nuevo disco.
La dosis de Metal se enmarcó en el sucio y veloz sentido de Crossover, haciendo agitar a la masa de gente y creando un pequeño, pero envolvente moshpit. Una a una fueron llegando las personas hasta la barricada para afirmarse de ella y cabecear al veloz ritmo de las agresivas guitarras. La próxima vez les recomiendo llegar más temprano.

El ataque del murciélago
Tantas cosas y ninguna podríamos decir de esta joven banda de Speed Metal llamada BAT más que tiene el sonido reconocible y persistente extraviado hace 5 décadas de apogeo, rapidez pura y dura.
¿Qué se podría decir de la música? No mucho, porque es constante y rápida, sin muchos cambios musicales ni mucha técnica en las ejecuciones. La magia radica en mantener al público en una montaña rusa infinita donde el vagón se descarrila de los railes en cada subida de emociones, haciendo que el espectador sienta una adrenalínica angustia, más cuando tiene que escapar a un tornado de gente.

La cuchilla entra más profunda
Exciter, uno de los padres del Speed Metal hace gala de su nombre como de ser el precursor de uno de los sonidos más rápidos y cochinos del metal. No busca encantar los oídos del público, sólo quiere destruir cráneos, estocar oídos y romper todo a su paso. Esos son los sellos inconfundibles de esta banda.
Haciendo gala de todos esos conceptos, los canadienses vinieron a Chile con una gira conmemoratoria del disco “Heavy Metal Maniac”, primer álbum indiscutible del Speed mundial. Su demostración de incompasiva firmeza rompe las cuerdas de guitarra con exagerados y demoledores riff. Percusión y voz, dupla jugada al unísono, Rare Earth no es la única que puede ¿no?
Estos tres tipos saben cómo mover el ímpetu de las masas y jugar con ellos a la revuelta infinita de percusiones y emociones. El fuerte de todo aquello que hace vibrar es el impacto de la velocidad incesante, imparable e ineludible de su metal.

De las ruinas al salvajismo
Llegó el momento más esperado de la noche, el headliner hace su llegada triunfal con su intro más solemne como reconocido, un menester que data de 1987. El escenario es repletado por el quinteto californiano del Thrash Metal y al audiencia simplemente, enloquece.
Los lobos norteamericanos hicieron un recorrido muy nostálgico desde su álbum “The Ultra-Violence” hasta el “Humanicide” desvirtuando el concepto de orden para convertirlo en una brutaliad enmascarada de Thrash Metal bajo la única consigna de “luchar para no ser atrapado por el moshpit”.
Nunca había visto un moshpit tan grande en algún show en Chile. Se trataba de un círculo tan grande y profundo que parecía un verdadero hoyo negro que engullía y colapsaba cada vez más filas y columnas formadas por el público, no se detenía y cada vez sumaba tantos brazos y pierdas como fueran posibles. Algunos calleron producto de la fuerza centrípeta, nadie los paró, creando un verdadero pozo de despojos.
Este espectáculo fue una lucha sin cuartel, donde el que se detenía moría. Fue tal la agitación sin parar, que hubo hasta un desmayado que la producción tuvo que asistir. Cada tema del setlist fue perfectamente escogido, nunca se sintieron rellenos y, aunque su Metal thrashento ha cambiado con los años, en el escenario y en todo el teatro, retumbó el nombre de Death Angel, haciendo de este recinto un verdadero coliseo de diversión y simbólicamente, de muertos.






















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