
Nombre: Avatar: Fuego y Cenizas
Director: James Cameron
Género: Ciencia ficción/ aventura/ fantasía
Año: 2025
País: Estados Unidos
Texto por Clau B. Díaz
Hay un debate interesante entre los amantes del cine en el cual se aborda la cuestión de: ¿qué es más importante, un buen director o un buen guion? Un mal guion puede ser mejorado por el director, de hecho, hay películas que son clichés andantes, pero están tan bien dirigidas, que la narración cinematográfica tapa los baches de la historia. Por otro lado, hay cintas cuya dirección no destaca, pero la historia es tan atrapante que las fallas en la dirección pasan a segundo plano. No obstante, si tuviera que elegir, opto por el buen guion, y la, aun, trilogía de “Avatar” me lo confirma. La última entrega de la saga “Avatar: fuego y cenizas”, es una fantasía visual, una dirección impecable, pero con un guion mediocre que en sus 3 horas y 20 minutos de duración no logra desarrollar una trama robusta.

Volvemos a Pandora un año después de los eventos de la película anterior. La familia Sully sobrelleva el dolor de la muerte de Neteyam. Entre la culpa, el arrepentimiento, y la ira, la familia intenta no desmoronarse ante el dolor. Es aquí donde Jack (Sam Worthington), el patriarca, decide que Spider (Jack Champion), el hijo humano del coronel Quaritch (Stephen Lang), debe abandonar la tribu, para proteger tanto a su familia como al clan del agua. Hasta acá todo bien, incluso expande el universo de Pandora al introducir a los comerciantes del viento, un clan nómada que intercambian especias con otros clanes, y para los entusiastas de los worldbulding, este lore es una maravilla. Sin embargo, lo más interesante es Varang (Oona Chaplin) la líder del clan Mangkan, el pueblo de fuego y cenizas; es una tribu Na’vi que reniega de Eywa. Es un pueblo sin Dios, sin fe, que sólo confía en el más fuerte, cuyo deseo es tomar el poder y conquistar a los otros clanes por la fuerza, y por ello se une a los militares liderados por Quaritch, de modo que hay un atisbo de una inminente guerra civil entre los Na’vi que muestra que en la luna Pandora hay otros modos de vida, otras civilizaciones que tienen conflicto entre sí, como cualquier planeta, supongo.

No obstante, esta buena idea queda en eso. La ejecución de la historia se distribuye en más de tres horas, pero no termina de desarrollar las tramas. Estas se multiplican a partir de cada decisión de los personajes, lo que provoca que te dejen de importar. Y a ver, que existan varias tramas en una misma película no es del todo malo; en la trilogía de “El señor de los anillos”, existen tres tramas: la de Frodo, Sam y Golum; la de Aragorn, Gimli, Legolas y Gandalf y; la de Merry y Pippin; todas bien planteadas, desarrolladas y concluidas. “Avatar: fuego y cenizas”, desperdicia tiempo valioso en redundancias, especialmente elementos reciclados de las dos entregas anteriores. Ya es un lugar común decir que esta tercera película es igual a la primera y segunda. Porque, parece que James Cameron tuviera un check list de lo que debe aparecer en todas las películas, y eso contarlo de nuevo, una y otra vez, sin importar si es relevante o no para los elementos nuevos que introduce.

En el aspecto técnico no hay duda de que es excelente, y esto es especialmente triste porque, quizás estamos tan acostumbrados a la espectacularidad, que no nos damos cuenta ante lo absurdamente fabulosa que es la película en lo visual (aunque… el 3D no me convenció, pero creo que eso tiene que ver más con que los lentes 3D debía ponérmelos sobre los ópticos, lo cual nunca para mí ha sido muy cómodo el formato). Es una lástima que mientras estás dentro de un mundo alienígena, y quizás es lo más cerca que nosotros, los humanos del 2025, podamos estar en un mundo extraterrestre, con una música de Simon Franglen que cuela en los huesos, y unas escenas increíbles; quiero destacar una especial, en la que está Neytiri (Zoe Saldaña) luchando con Varang en sus Ikran (los banshees de montaña), que es una danza de dragones maravillosa; no podamos disfrutarlo como corresponde porque tu mente está pendiente de las fallas del guion.

James Cameron lleva más de 30 años con Pandora en su mente, es su proyecto de vida, lo que culmina lo que ha hecho en toda su carrera. “Avatar” es “Aliens”, “Terminator” y “Titanic” en una sola saga, es todas esas historias de sci-fi y fantasía que disfrutamos. “Avatar” cambió la historia del cine para siempre, actualizó las salas para que su película pudiera ser vista en todo su esplendor. James Cameron es de esos seres humanos que vive más en el futuro que en el presente, pero parece que se quedó estancado en el futuro y el presente lo está alcanzando. Si existiese una cuarta entrega, necesita moverse en el tiempo, sus personajes necesitan historias, motivaciones y desarrollo, y por mucho que se vea increíble, sin las historias y la memoria, los pueblos no existen. Los Na’vi está pidiendo a gritos un buen relato; el director lo tienen, sólo les falta el buen guion.
Si quieres estar dentro de Pandora, “Avatar: Fuego y cenizas” ya está en las salas del país.
Distribuye: Cinecolor




















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